En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

Facebook / Twitter

Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20071217

0
Irresponsabilidad compartida

El pasado sábado miles de manifestantes tomaron las calles de Barcelona reivindicado la validez, la vigencia o la vuelta del denominado proceso de paz. La convocatoria estaba sólo secundada por Esquerra y por la rama catalana de IU, pero hay que recordar que esas dos formaciones del llamado Govern d’Entesa (o Tripartito II), poseen allí un caladero de votos y un poder de convocatoria importante.




Pero difícilmente se puede pedir la vuelta de algo que nunca existió en la política real. Existió en el imaginario de un cuerpo electoral que, según el color, vio esperanzas o vio traiciones. Al margen de ello, no hubo datos que permitieran hablar de la existencia de proceso de paz alguno.

Cuando los datos son testarudos conviene ceñirse a ellos, sin levantar espantajos por uno u otro lado. Los fantasmas han sido alentados en repetidas veces desde ciertos sectores de la oposición. Si se hiciera recuento, se perdería el número de veces en que destacados líderes del PP han repetido el consabido coro de las rendiciones de Zapatero ante el entorno de ETA. Sin concretar cuáles.

La consigna y el modus operandi del PP han estado bien definidos. Su estrategia desde la difícil digestión del 14-M tiene forma de receta: atribuir al contrario cualidades morales ante las cuales la realidad siempre impone una lógica de maldición profética. Cuando el contrario da el paso en la dirección anunciada, los augures invocan la confirmación de sus presagios. Cuando el paso es en dirección contraria, entonces los aprendices de adivinos lo achacan a la condición de tramposo del contrario, o la de ingenuo, o la de deudor de ciertos favores a ciertos socios. Sin definir qué “favores” o qué “socios” porque total, vienen a decir, “todos lo sabemos ya”.

Buena parte de la polarización política en nuestra dolida España ha venido por esa vía: todo vale con tal de dar un mazazo a quien gobierna. Ahora bien, eso no sirve como excusa; quien gobierna también tiene sus responsabilidades en la incapacidad para crear un clima de mayor concordia. Primero, porque gobierna. Segundo, porque debe dar la apariencia de hacerlo para todo el mundo.

Nada nuevo. Si en el pasado se censuró a quien se saltó la opinión pública mayoritaria para apoyar un aventurerismo bélico, igual de lamentable es la ceguera de empeñar los reflejos de una sociedad, ya mediatizada por el terror, en diversiones pacifistas sin rumbo fijo. Y sin un timonel que venda cara la piel de sus diálogos.

Así, mientras la jefatura del poder Ejecutivo ha lidiado entre las buenas intenciones de la ingenuidad y el oleaje del rumor, la oposición ha visto la oportunidad servida para reventar la credibilidad del Gobierno. Tanta irresponsabilidad, por una y otra parte, ha logrado dar al traste con la necesaria concordia que se necesita para hacer madurar a una sociedad; y de paso ha acabado con la cordura, único elemento de juicio con el que se puede contar si se quiere derrotar, de veras, al terrorismo.


Publicado
el juves 1 de febrero de 2007. Página 3

20071204

1
El 'lletlaguiño'

Pues sí. Pues ahora vamos a tener también jet lag, o llet-lá, autonómico. Autonomía (...) de la que se escribe con inicial alta. Y autonomidad, que es la cualidad de lo autónomo. Y autonomitis, que es el hinchazón de la susodicha cualidad.





La primera variante del jet lag autonómico la tenemos ya consolidada. En los tiempos en que la información compartía Ministerio con el turismo, en deprecio de una y demérito del otro, su titular, don Manuel, nos aleccionó: Spain is different. Poco podía imaginar el gallego que después de su principado —ya en tiempos democráticos—, parte de la coalición que le prejubiló —Fraga no tiene edad—, le tomaría el pulso a la premisa turístico-informativa del franquismo y la actualizaría con autonomía, autonomidad y autonomitis. El nacionalismo gallego, verbigracia, lo tiene claro: Galiza é diferente.

Las gallegas y los gallegos resulta que concilian mal el sueño, rinden peor en la cotidianidad del buscarse las habichuelas y andan desorientados con las manecillas del reloj. Todo, y más si cabe, por culpa de la hora imperialista impuesta por siglos de opresión desde el cronómetro ibérico. Galiza está fora de hora, nos dice el BNG, y ya toca pensar en deshacer el entuerto.

Es curioso. Buena parte de las fuerzas progresistas gallegas fueron arañando votos al dinosaurio, ex ministro y amigo personal de Fidel Castro, con la reclamación de que el noroeste español no podía vivir en el pasado por los siglos de los siglos. Menospreciado por el Estado. La copla Agarrados de la mano no hay manera, así que vayamos cada cual por nuestra cuenta sonaba en las emisoras de no pocos antifranquistas, sumando los que padecieron y lucharon y lloraron, y los que lo fueron sobre todo después de muerto el dictador, que también los hubo.

Ahora no. Ahora lo progresista es quedarse al margen. Y volver al retraso. Al menos de una hora. El Telediario de las tres será el de las dos en Canarias y Galicia. La fenomenal borrachera de la una de la madrugada del Año Nuevo: las campanadas de Nochevieja en Canarias y en Galicia. Centollos con mojo picón, tarta de Santiago con plátano, regados con Oporto de la mejor Lusitania que, por cierto, camina también una hora por detrás en la oficialidad horaria.

Y todo porque esa es la propuesta de cambio más innovadora del BNG para un terruño al que siente apego. Esa y un nuevo estatuto. Claro, de Autonomía, con inicial alta. La era post-Fraga promete. Para qué tratar de dar solución a los astilleros, para qué buscarse un desvelo tonto a cuenta de las bateas mejilloneras, para qué indagar salidas y solvencia para las zonas francas, los puertos industriales, el envejecimiento del rural interior, la pérdida de competitividad turística, la irreparable pérdida de masa forestal un año sí y al siguiente más. Para qué olvidar que la crisis del Prestige hermanó a Galicia con sus hermanos, se llamen irmáns, brothers, frères o fratellos.

Tenemos que debatir un asunto horario. Y todo, para que nos sintamos diferentes a la hora de viajar. Viene el nuevo jet-lag. El llet-lá gallego. El lletlaguiño.

Publicado el martes 12 de diciembre de 2006. Página 3

20071129

0
Tú calla y sigue limpiando

Que Naciones Unidas haya dado la voz de alerta sobre la especulación urbanística desenfrenada en España aporta una idea de la situación a la que se ha llegado en nuestro país. El adjetivo “desenfrenada” lo pone el relator especial de asuntos de Vivienda de la organización internacional, Miloon Kothari, quien tampoco tiene reparos en afirmar que el problema de la vivienda en la piel de toro es el más grave en su sector en toda la Unión Europea.


No resulta habitual que la ONU lance avisos de este tipo. De Naciones Unidas se pueden esperar resoluciones sobre legislación internacional más o menos susceptibles de ser cumplidas (o burladas), participación o representación en foros y conferencias más o menos susceptibles de ser trascendentes (o inoperantes) y, en fin, todo aquello que concierne a las más o menos grandes metas, que los más o menos grandes tienden a ver más o menos pequeñas.

Así las cosas, da que pensar. La especulación inmobiliaria en España se encuadra en una de estas tres posibles categorías: conflicto internacional en ciernes, reunión multilateral de relumbrón, o papel mojado con titulares de objetivos ambiciosos.

Está claro que, en ese caso, andamos necesitados de una resolución vinculante, una Alianza de Inmobiliarias Civilizadas o un cúmulo de propósitos sin más propósito que tomar cuerpo de despropósito. Todo se alcanza, andando el tiempo.

Recuerdo una vieja caricatura en la que dos cascos azules se adentraban, casi por error, entre los restos de una de las miles de batallas que la humanidad libra consigo misma. Armados con escobas y recogedores, uno de ellos trataba de ingeniar algún mecanismo que pusiera fin al horror: “¿No habría que denunciar todo esto?”, inquiría a su compañero de faena. “Tú calla y sigue limpiando”. Esto es: bienvenida sea la labor del organismo con sede en Nueva York, pero más bienvenida aún si llega a tiempo de evitarnos algún disgusto, o de obligarnos a mirar hacia otro lado con la nariz arrugada ante nuestros, más o menos, desmanes con la propia especie.

En esta contienda bélica, desencuentro diplomático o despropósito de enmienda en que anda convertido el mercado inmobiliario doméstico, la advertencia de la ONU quizá llega con retraso. O con inminente fecha de caducidad. Frente al incremento de los precios del 106,2 por ciento entre los años 1996 y 2004, todos los apuntes de los expertos en 2006 pronostican el fin del boom y el inicio del aterrizaje. De hecho, el incremento interanual hasta el tercer trimestre se rebajó hasta el 9,7 por ciento, según los datos del Ministerio de Vivienda. Será en todo caso más del doble que el incremento del IPC, pero parece que se quiere ir aquietando.

Nadie cante victoria, ni por el internacional aviso ni por el, dicen, aterrizaje iniciado. Que inútil es reprender a quien caso no ha de hacer. Y el mercado, ya lo saben, no entiende de casos. Ni, por tanto, de reprimendas.


Publicado
el 2 de diciembre de 2006. Página 3