En tres retazos

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Adios, Madrid

20071129

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Tú calla y sigue limpiando

Que Naciones Unidas haya dado la voz de alerta sobre la especulación urbanística desenfrenada en España aporta una idea de la situación a la que se ha llegado en nuestro país. El adjetivo “desenfrenada” lo pone el relator especial de asuntos de Vivienda de la organización internacional, Miloon Kothari, quien tampoco tiene reparos en afirmar que el problema de la vivienda en la piel de toro es el más grave en su sector en toda la Unión Europea.


No resulta habitual que la ONU lance avisos de este tipo. De Naciones Unidas se pueden esperar resoluciones sobre legislación internacional más o menos susceptibles de ser cumplidas (o burladas), participación o representación en foros y conferencias más o menos susceptibles de ser trascendentes (o inoperantes) y, en fin, todo aquello que concierne a las más o menos grandes metas, que los más o menos grandes tienden a ver más o menos pequeñas.

Así las cosas, da que pensar. La especulación inmobiliaria en España se encuadra en una de estas tres posibles categorías: conflicto internacional en ciernes, reunión multilateral de relumbrón, o papel mojado con titulares de objetivos ambiciosos.

Está claro que, en ese caso, andamos necesitados de una resolución vinculante, una Alianza de Inmobiliarias Civilizadas o un cúmulo de propósitos sin más propósito que tomar cuerpo de despropósito. Todo se alcanza, andando el tiempo.

Recuerdo una vieja caricatura en la que dos cascos azules se adentraban, casi por error, entre los restos de una de las miles de batallas que la humanidad libra consigo misma. Armados con escobas y recogedores, uno de ellos trataba de ingeniar algún mecanismo que pusiera fin al horror: “¿No habría que denunciar todo esto?”, inquiría a su compañero de faena. “Tú calla y sigue limpiando”. Esto es: bienvenida sea la labor del organismo con sede en Nueva York, pero más bienvenida aún si llega a tiempo de evitarnos algún disgusto, o de obligarnos a mirar hacia otro lado con la nariz arrugada ante nuestros, más o menos, desmanes con la propia especie.

En esta contienda bélica, desencuentro diplomático o despropósito de enmienda en que anda convertido el mercado inmobiliario doméstico, la advertencia de la ONU quizá llega con retraso. O con inminente fecha de caducidad. Frente al incremento de los precios del 106,2 por ciento entre los años 1996 y 2004, todos los apuntes de los expertos en 2006 pronostican el fin del boom y el inicio del aterrizaje. De hecho, el incremento interanual hasta el tercer trimestre se rebajó hasta el 9,7 por ciento, según los datos del Ministerio de Vivienda. Será en todo caso más del doble que el incremento del IPC, pero parece que se quiere ir aquietando.

Nadie cante victoria, ni por el internacional aviso ni por el, dicen, aterrizaje iniciado. Que inútil es reprender a quien caso no ha de hacer. Y el mercado, ya lo saben, no entiende de casos. Ni, por tanto, de reprimendas.


Publicado
el 2 de diciembre de 2006. Página 3