En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20080326

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Noches soñando que me escupen

Van un gallego, un vasco, un senegalés y un albaceteño. Como no tienen nada mejor que hacer, deciden matar el rato a ver quién tiene la historia más osada que contar. A ver quién tié los huevos más grandes, dicho en el lenguaje de Mariano, cuando va al Bernabéu los domingos de Misa que confiesan las noches del viernes en el puticlub.



El albaceteño se lanza el primero al ruedo. Pa chulos, nuestros pirulos. Resulta que se ha tirado en Praga casi seis meses, y ahora tiene que echarse otros seis a cuestas en Maiami, óyeme mamita, tú vit-te. Y lo tiene más bien como jodido el hombre. En resumiendo: que tiene la desgracia de llamarse igual que uno de los criminales más buscados de la yankeelandia, y que no le van a dejar ni bajarse del avión.

Senegalés, gallego y vasco lo flipan, claro. El de piel tostada le pregunta que si los de la Cuba “florida” no han visto que no tiene la misma cara que el hideputa buscado por los federales. Es como si a mí, añade, me confunden con Santa Claus porque lo dejo todo bueno, bonito y barato. Pues que no lo soy. Vaya, no hay ni que decirlo. El gallego, que, coincidencias de la vida, sabe bastante de las confesiones de Mariano (por segunda vez aparece en este artículo sin estar implicado en nada el buen hombre), dice que nada es eterno. Que según. Y que depende. Pero eso no tiene importancia, a fin de cuentas es lo que dicen todos los gallegos, responde el vasco, y mi patria, sólo como botón de muestra, sí que es eterna e inmutable. Y con RH propio. Telita.

Venga, moreno, le espetan al africano. Tira tú. Pues a mí resulta que me han caído 3.200 pavazos de multa porque me han pillado los maderos (hijos de su p. madre, agrega el de Arrasate casi de forma autómata), con 147 CD y 35 DVD piratas, encima de una manta. Y a ti (mira al de nuestra city), guapo, a lo mejor no te dejan entrar en EEUU para celebrar la victoria de Obama frente al cachondo de Giuliani. Pero es que a mi menda le echan de España por diez años.

Aquí el cuadrálogo va tomando tintes de La Vida de Brian. Como cuando el preso colgado durante 30 años le dice a la fila de los que van a ser crucificados: “Qué suerte tienes cabrón, qué suerte tienes macho. Paso noches enteras soñando que me escupen”. Pues el chaval del norte de Burgos igual: ¡qué suerte!, exclama, a nosotros no nos echan de España ni que les quememos los aeropuertos. ¡Con las ganas que tenemos de irnos! Y el gallego añade que los caminos del Señor son inexcrutables, y que hay que dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.

A ver, listiño, cuéntanos tú la tuya. Pues la mía, se arranca el de Villalba (la de Lugo, no la de Madrid, aunque le pone oficiar en la capital), es que me he pasado ni se sabe la cantidad de años predicando contra el pecado y para salvar las almas, y por culpa de un presidentucho de tres al cuarto tengo soliviantado al rebaño: los que no están maricones perdidos les da por apoyar normas laicas, y a mí no se me pone en la entrepierna que España deje de ser católica, apostólica y romana. Por algo me llamo Antonio María. No te preocupes, le replica nuestro convecino, que es más probable que los manchegos dejen de dar mayorías socialistas, a que los tontolabas de los Pirineos para abajo dejen de estar a Dios rogando y con el mazo dando. Siñó, apunta el negro, tú tener negosio seguro más que mí, que ser delito.

¿Y Karmelo? ¿Qué se cuenta, pues? Pues hosti, tú. Que tengo una pandilleja de amigos desde antes de que saliera de txikitos, y ayer a uno le han inflao a collejas. Que lan dejao con una fractura en la costilla, y con un neumotórax. Ahí va, Dios. Pa que luego digan que somos brutos, ¿o qué? Y en esto que sus tres contertulios le inquieren: oye, ¿y qué fue lo que pasó? Pues lo normal, responde Karmelo, huir de la pasma. ¿Y por qué le persiguen?, le repreguntan. Y Karmelito que se desespera: ¿pues no os digo que por lo normal, hosti?, pues por poner bombas, pegar tiros en la nuca y cosas así, oye.

Y en esto que los otros tres cogen y se van: “Mira, lo nuestro es de juzgado de guardia. Pero lo tuyo... Anda y que te den”. Y se van juntos, siendo tan distintos. ¿Será la globalización?

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Publicado el 8 de enero de 2008 en página 5.
Dedicado al buenazo de Sergio, por inspirarme para esta historieta.

20080311

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¿Quiere usted el ticket?

A punto han estado de conseguirlo estos cabrones. De que cambiara el artículo que tenía pensado para hoy. De que por su falta de cerebro y sus tiros en la nuca cambiara de registro. Pero nones. Me llevaría a politizar. Y a ciscarme en su madre, que bastante carga tiene ya con haber parido a un asesino demente. Y a poner de vuelta y media a los políticos que piensan que es bueno sacar de paseo a estos terroristas de medio pelo, de forma machacona durante cuatro años, con tal de sacarse unos votos de la manga. De la cobarde manga de la instrumentalización.



Pero no. Me salva, nos salva, que hoy toca jornada de reflexión. Y no se puede hablar de cosas de votos, ya vengan de barbudos con niñas o de zetas con buena suerte. Es caquita. Caquita legal: eso no se toca. De no haber sido por ello, hoy habría dedicado íntegro este espacio a hablar de esas dos cagarrutillas, dos niñatos que se creen muy vascos los muy necios, y que no tienen ni media hostia; pero que llevan su parabellum para ocultar su complejo de mosca intelectual y política, de chuscos perros de presa.

Ténganlo en cuenta, pues, y no me condenen. Frente a la repugnancia, ni media palabra. Más que repudio, es silencio lo que deberían provocar. Dice el tópico que los terroristas atentan cuando pueden. Y un cojón de pato, con perdón. No es políticamente correcto, pero ni de coña acepto eso de que “cuando pueden”. Atentan cada vez que quieren. Cuando les da la real gana. Cuando se les pone en la entrepierna. Porque calzarse un percutor, y pegar cuatro balazos 9 milímetros por la espalda, o de frente, es muy, muy fácil. Basta con tener el arma. Y pum.

Aquí me tienen. Prometiendo que no voy a hablar de esta pandilla de babosos y, como el soneto de Quevedo, burla burlando van tres párrafos. Y el cuarto entrando con más suavidad que el dedo del asesino en el gatillo de la ignominia. Digo que un nazi abertzale atenta cuando quiere. Y lo mantengo. Da igual que esté activado el nivel 3 de alerta policial, como así sucedía. Es imposible controlar todos y cada uno de los objetivos de un malnacido. Y más cuando el objetivo es un currela de un peaje de autopista, de los que sólo cruza con usted un “buenos días” y, a lo sumo, un “¿quiere usted el ticket?”.

Vaya una mierda de izquierda, cargándose a un currito como el que puede cruzarse cualquier día, en el bar, echándose un cafelito y un par de chupadas más al piti, “que tengo al jefe mosqueado”. Vaya una mierda de terrorismo, que busca cepillarse al último pringao, con perdón para el concejal, al que le honra, precisamente, ser un pringao. Un don nadie. Y es lo que nunca entendió Francisco José Alcaraz, cuando afirmaba, el muy sátiro, que “las víctimas no han muerto para esto”. Precisamente, inútil, murieron por nada. Eso quieren ellos, los botarates de ETA: que nuestras víctimas sean mártires. Y están ganando. Qué estropicio. Que alguien reaccione. Y a votar.