En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20080817

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Séptima legio y kamikazes

Pos qué bonicos que están todos con sus banderitas, sonriendo al millón cuatrocientos mil “voluntarios” que la mafia del Gobierno chino secuestra para dar brillo, y esplendor, a la enésima muestra de miseria para con la raza homínida. Hace unos días me rilaba de que nuestros 27 concejalitos aprobaran por unanimidad una moción reclamando a Mr. Jintao más protección de los derechos humanos. Que ahí me lo estoy viendo, al titi: “Albasete desil más lespeto, menda sel ahola paltidalio de la democlasia”. Y, mira tú por donde, estoy por darle la razón a los oliverios, los bayodos y los gualdos: hace falta que hasta el último mindundi se moje el culo en poner en la picota a los de las estrellas amarillas sobre fondo de tela encarnada.



Ahora bien, con la misma, hay que meterle el dedo en la nariz (y podría optar por lugares asaz antihigiénicos y menos amables), a la hipocresía que nos estamos gastando. Que si sólo es deporte, que si menos política, que si más reírse de las tontás de turno que haga el abanderado de cada país. Pues no, repuño. De renacuajo no entendía el boicot soviético a Los Ángeles 84, precedido del boicot yanqui a Moscú 80. Pero no es lo mismo: entonces era un enfrentamiento entre dos gigantes, en el que todo valía para pegarle un pescozón al vecino de enfrente. Hoy no. Hoy es cuestión de derechos humanos.

Hace 40 años, en los Juegos Olímpicos de México, los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos le pegaron un corte de mangas a los traseros acomodaticios de Norteamérica: se enfundaron un guante negro como muestra de desprecio a la política racial (¿o racista?) de su “gran nación”. Veremos si tenemos Smiths o Carlos en este Pekín, tan de marketing y tan de postín, que le canten las vergüenzas al capitalismo de Estado amarillo; y, de paso, a la mitad de los gobernantes del mundo (¡¡juas!!) “civilizado”, a los que se les antoja el trasero bebida gaseosa de extractos (esto es, se les hace el culo pepsi-cola), cada vez que codician el potencial mercado de los 1.200 millones de pares de ojos rasgados dispuestos a comprar lo que Papá Estado ordene.

Mi abuelo tenía en el recibidor dos llaveros. Los conoces, fijo. Son un clásico de bar de carretera. Uno decía: “Soy apolítico, lo mismo me dan los de la derecha que los joputas de la izquierda”. El otro, casi igual: “Soy apolítico, lo mismo me dan los de la izquierda que los joputas de la derecha”. Pues, yayo, con tu permiso, te tomo prestada la idea: soy anolímpico, lo mismo me dan (por ahí) los destripaterrones del Gobierno chino que los gaznápiros lameculos de Occidente. Voy a ir la fábrica de llaveros a ver si me hacen uno. Para lucirlo. Ay, Atenas, qué han hecho de ti.

(Sé que os había prometido, en privado, un artículo sobre la séptima legio, el año 217, los kamikazes y mil cosas más. Sorry. A la vuelta de Feria. Hasta entonces, con permiso, me voy de vacaciones. Au revoir!)

Publicado el 8 de agosto Página 3

20080805

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Que vienen los rusos

Ojalá vinieran. Y no porque tenga nada contra Solzhenitsin, con quien tengo pendiente retomar la lectura de Ivan Denisovitch e iniciar cuantas puedan caer en mis manos. Ojalá vinieran los rusos, y entonces el sopor que se apodera del politiqueo en los rifirrafes parlamentarios caería por su propio peso... que es mucho, vista la pesadez y/o pesadilla de algunos debates “de altura”.



“Que vienen los rusos” fue una de las ocurrencias más chisposas del aburrido y hastioso Pleno municipal del pasado jueves. Algún avispado de la bancada popular lo masculló justo en el momento en el que la señora Gualda se echaba una tapita de utopías y paraísos perdidos, cantando las virtudes de la nacionalización de la banca. Que sí, que la Constitución prevé la intervención del Estado en la economía. Pero también prevé el derecho a una vivienda digna, y ya ves, garajes reconvertidos a 300 euros y más te vale dar las gracias. O prestar el ano para que practiquen con él el medievo. Tú mismo. Con tu mecanismo.

Así que algún pepero de los 13 que hay en el Ayuntamiento (perdón, 12+1, que no están los muchachos de Cerdán y Bayod para meterles el dedo en la superstición), vio un bigote recortado en el asiento de IU, y se le apareció Tita Stalin. Con más sarcasmo que miedo al soviet, claro. El caso es que quienes allí estábamos, entre el séptimo bostezo y la quinta comprobación de las pilas de la grabadora, nos echamos una mal disimulada sonrisa. Hasta doña Charo aceptó el bajonazo de sus rivales con más buen humor que orgullo herido.

Pero punto. Tampoco vaya a pensar nadie que la cita política municipal próxima al Altozano es un festival del humor. Y eso es algo que Albacete no se puede permitir. No ya porque vaya a ser sede del Museo Nacional del Circo, que de por sí sería motivo suficiente. Sino porque, hecha como está a sacar pecho por sus opciones de futuro, ya es hora de que los políticos locales le peguen una lección a sus compañeros de gremio en el resto del Estado. O del país, como dicen algunos. O de España, como quieren algunos que digamos todos, invirtiendo la carga de la culpa y llamando acomplejados a quienes no sentimos el orgullo pueril y necio de la tela rojigualda (copón ya la casualidad: roja y Gualda. Mil disculpas por lo manido del chiste, pero por una vez estaba justificado).

Desde esta atalaya dichosa que es contar con columna, quiero hacer un llamamiento a la alcaldesa y a las y los concejales para que manden los discursos escritos a hacer puñetas. Para que implanten una normativa municipal que permita a los speakers pasar sólo con papeles de datos, para apoyar sus intervenciones, pero sin una sola frase legible. Un poquito más de coco y naturalidad, sin que todo tenga que ser un “que vienen los rusos”, le daría a los plenos una pinta muy apetecible. Y, quién sabe, lo mismo viene algún juntaletras de La 2 para contar lo ocurrentes y originales que somos en El Llano, y consigue colar el vídeo entre un documental de leones y una frikada científico-populachera.

Las razones son varias, y justifican la petición. Una, que no hay quien se crea su implicación con su función pública: los papeles escritos están para ser publicados; pero a los escenarios del parlamentarismo se debería ir a eso, a parlamentar, a charlar, a debatir, a intercambiar. A decir “que vienen los rusos” o “que vienen los adolfitos”, lo que sea, pero sin agachar como un necio la cara para leer un papel. Ya sé. Ya sé que en tiempos de tiquismiquis políticamente correctos eso es un riesgo. Pero sin riesgo no hay beneficio.

Segunda razón, también poderosa. Les considero perfectamente capaces de asumir el reto. Y seguro que la mayor parte de la ciudadanía también. El relativismo, el todo vale, el “lo mismo me da ocho que ochenta”, lleva a considerar que cualquier necio vale para político. Que no cuenten conmigo. No me parece que ninguno de los que parte el bacalao sea precisamente un papanatas. Por eso mismo, que desenfunden su arte de la oratoria, y envainen los discursitos preparados y las mociones de burocracia inflada y tecnicismo leguleyo y barbitúrico.

Tercer motivo, y éste de consumo interno: para que los que estamos a este lado de la barrera no nos acostumbremos a dar trascendencia de exclusiva a lo que está al alcance de cualquier ciudadano. Ojo: con la boquita chiquita para que no me pongan en la picota. Pero con el poquito de seriedad que me queda tras tragarme los bostezos del “a favor, a favor, a favor”, mientras mi “espíritu local” se descojonciaba del compromiso, por u-na-ni-mi-dad con los derechos humanos en... ¡¡China!! Ni.

Publicado el 5 de agosto Página 5

20080802

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Gajes de la partida de nacimiento

¿Y eso qué es?, me pregunta una hermosa muchacha días atrás, cuando le comento todo feliz y satisfecho mi última entrevista en el Foro de la Participación. ¿El qué? ¿De la qué? Pues vamos listos, me digo. Y me siento primera línea de batallón de infantería, todo ufano por defender la patria y la bandera, pero avistado por el enemigo como el primer paria dispuesto a caer malherido y ensangrentado, dando horribles alaridos de dolor. ¿Vanguardia social o ridículo informativo?



Don Miguel, que así llamo a Berrio más por algún café cómplice que por cuestión alguna de respeto, es de los que comentan lo mismo en público que en privado. Que el Foro del que es coordinador influye en la mitad, de forma directa o indirecta, y excluida la partida de personal, del Presupuesto Municipal. Cuando oye semejante cifra, al presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid se le hace el culo pepsi-cola. Y algún buen conocedor de las teorías de la participación te aparta y te matiza que un 50 por ciento es imposible, que ya será menos, que dónde va a parar.

Además, al Foro no le faltan críticos. Y digo críticos, no demagogos. Es decir, gente de mente abierta, constructiva, dialogante y enriquecedora, que te señala la fiscalización ejercida por el concejal de turno, muchas veces el mismo que deja a los populares de piedra cuando en un Pleno municipal inicia sus réplicas con un “¿y?” o con un “o no”. Tampoco faltan espíritus libres que ven detrás de las propuestas participativas la sospechosa mano negra de la guita fresca, contante, sonante y municipal.

Mi menda sabe que cuando habla de estas cosas corre el riesgo de la ignorancia del cunero. Y de ser llamado precisamente, además de ignorante, cunero. Ea. Gajes de la partida de nacimiento. Pero me da que la única forma de eliminar esas sospechas (quizá justificadas, quizá no), es fomentar el apellido del Foro. Esto es, que sea Participativo. Hablar de él. Sobre todo, cuando un caballero, un niño o una linda muchacha te preguntan: “¿Y eso qué es?”.

La existencia de una herramienta de participación es todo un regalo. No hablo de ésta necesariamente, ni de sus actuales responsables. O sí. Da lo mismo, porque no es ése el asunto: dice el refrán que las mentes chicas discuten sobre las personas, las promedio discuten sobre los hechos, y las grandes lo hacen sobre las ideas.

La idea de la participación es como el democrático derecho de ejercer el voto: demasiada sangre, demasiados desvelos, demasiado tiempo, derramados, consumidos e invertidos por nuestros antepasados, como para tirar por el retrete la opción. Será mínima, pero menos es nada. Y el camino contrario está demasiado explotado: uno piensa y 40 millones hacen. Si algo debe ser mejorado, no significa que se deba tirar la toalla. Esa es la idea. Lo demás sobra.


Publicado el 2 de agosto Página 3