En tres retazos

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Adios, Madrid

20081125

La turbamulta de los crucifijos

Ala mayoría de los españoles no les molesta un crucifijo en las aulas, dice la Cospe, para justificar que los obispos vuelvan a caer en la connivencia con los postulados más retrógrados del Partido Popular. A mí, de manera escueta y sucinta, tampoco me molesta, a pesar de que el gran negocio de Roma lleve 2.000 años jinchándose a base de meternos el miedo y sacarnos los cuartos.



No, el crucifijo tal cual, amiga María Dolores, cardenal Amigo, Papa de los cardenales, no me molesta. Más bien me la trae floja: oigan, los chavales con más entendederas saben ya, desde los cinco años, que Caperucita Roja se trajinaba al cazador y que, sotana más sotana menos, se puede estar a dios rogando y con el cimbrelillo dando. Así que no hay cruces que se interpongan en su educación, por llamarle de alguna manera a lo que las Logses, las Loces y las Loes han hecho con la enseñanza, hubiera o no hubiera crucifijos con los que espantar a la chavalada.

Lo que me fastidia sobremanera es que la mayoría de los españoles, de este pueblo ingrato y falto de memoria, tan amigo del rencor como de la picaresca, hayan estado siempre dispuestos a morder la bicha –y lamer la picha– de sus mandatarios...

... A hacerles la tres catorce, pero siempre de boquilla; porque en el fondo se arrodillan y practican la genuflexión. Y claro, los que parten el bacalao, que para eso son también españoles, hacen vivaqueo antes que política, sabedores de que hay una opinión pública maleable, amorfa y sin criterio. Española. Pero eso sí, con crucifijo. Siempre con crucifijo.

La mayoría de los españoles, y cuando digo mayoría hablo de turbamulta, de masa, y no de compatriotas, cometió hace 200 años la parvada de salir en tromba a defender sus costumbres premedievales frente a las ilustradas tropas del bonapartismo. Lo que tan bien describió Pérez-Reverte en Una Intifada de navaja y machetazo: “en 1808 –o unos años antes, cuando todavía era posible, quizás, una guillotina en la Puerta del Sol– los españoles nos equivocamos de enemigo. Error del que, doscientos años después, todavía pagamos las consecuencias”, según cita recogida en Wikipedia.

Es decir, a la mayoría de los españoles no le molestó, en 1812 ni en 1823, que continuara el poder escalofriante del monarca más absoluto y más funesto de la siempre nefasta historia borbónica, Fernando VII. Porque él portaba el crucifijo, mientras que el invasor francés extendía la laicidad: el César a un lado, y dios al otro. Han pasado dos centurias, y ni los pepos extremos ni los jerifaltes beatos se enteran de la misa la media.

Disculpen las “molestias”, pero me permito recordar que tampoco molestó a la mayoría de los españoles, qué cosas, expulsar a los moros o arrinconar a los judíos, gracias a los cuales esta Iberia tuvo acceso al álgebra, el tratamiento de aguas, las finanzas, la obra civil y la medicina; por no hablar de las aportaciones literarias, musicales y de organización territorial. Bienes que después, esa misma mayoría, esa misma mano oculta, pagó con exterminios, persecuciones y, cómo no, faltaría más, crucifijos. Muchos crucifijos. Millones de crucifijos.

No le molestó, a la mayoría de los españoles, que las fuerzas monárquicas y mojigatas fueran con el susto del vasallaje por los campos españoles en el año 1931, elecciones ganadas en minoría por los republicanos de aquí. 77 años después, los republicanos de allí, los de EEUU, repiten la misma historia: Obama se impone donde acampan la cultura, la urbe, la amplitud de miras, el cosmos y la polis; y McCain se hace fuerte allí donde impera el silencio, la rudeza, el golpe al pecho y la fe, es decir, el crucifijo; siempre el crucifijo. Monárquico, creacionista o anglicano, siempre hay un crucifijo dispuesto a ser utilizado cual saeta contra el ser humano librepensador, independiente y sin más dios que el dictamen de su conciencia.

No. A la mayoría de los españoles no le molestó que desde el año 1997 las conversaciones en público del “qué barbaridad, donde va a llegar la vivienda”, se quedaran en privado en un “a ver si pillo el próximo chollo”. Como tampoco les molesta ahora que el festival haya tocado a su fin: la culpa es de ZP, y con eso basta. Y sobra. Pero con crucifijo, muchacho, muchacha, no te olvides nunca. Ten fe, y dios proveerá.

Amiga, Amigo: a la mayoría de los españoles sí les molestó no saber qué carajo se nos había perdido en Bagdad, y entonces ustedes no hicieron ni puñetero caso. Pero nos pidieron, como hoy, fe. Devoción. Así que por mí, sin acritud alguna, pueden meterse el crucifijo por el orificio de la verdad que les dejó el primo Bin Laden en El Pozo, Santa Eugenia y la estación de Atocha. Y ahora, a rezar.

10 comentarios:

  1. Me fascina la facilidad de pluma, la libertad de pensamiento, la veracidad en los argumentos... pero sobretodo admiro el respeto por los que piensan diferente que se trasmiten en estas lineas cargadas ideas para construir un mundo mejor, mas justo, en el que todos podamos compartir un mundo más solidario, es el que podamos aceptar al otro independientemente de sus ideas o convicciones religiosas... en fin comprendo que esto está en la linea de tan alabada Alianza de Civilizaciones que lidera muestro presidente de gobierno.
    En cuanto a los musulmanes, la verdad que son los que verdaderamente viven todas estas virtudes. No hace falta nada mas que poner el el Google, pena de muerte por convertirse al cristianismo, y uno se sorprende cuantas noticias de los hermanos musulmanes salen al respecto.
    ¡Estos si que lo hacen bien!, no se limitan a quitar crucifijos, al que lo porta, le hacen “el cuello” y se matan dos pájaros de un tiro.
    Lo cierto y verdad que en otros tiempos en españa se hizo lo mismo ¡que tiempo! (y no me refiero a los moros) Ahora en cambio, nos tenemos que conformar con quitarlos de las clases, pero esperemos que el avance la de libertad, de los derechos de los ciudadanos, de la igualdad, de la democracia... en poco tiempo no quede ningún cristiano. ¿no es eso lo que pretendemos?
    Y la verdad es que como esos cristianos son un poco pánfilos, blandidos... que van anunciando el perdón, el amor al prójimo, la esperanza , el poner la otra mejilla y algunos que yo conozco, no solo lo anuncian, incluso lo viven. Pues bien está fácil el ir a por ellos y sus creencias, así “la masa” no piensa en otra cosa, e incluso les podemos echar las culpas de que se “queme la ciudad” (esta idea no es mía, lo vi en una “peli” de romanos con Nerón).
    Felicitarte, como he dicho al principio, por esta buena causa que llevas entra manos de construir un mundo mejor.

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  2. Tio, eres genial, pensaba que no había nadie más tonto e ignorante que yo y vaya, a fe mia (con minúsculas lo de fe), que lo he encontrado.
    Va a resultar que hasta el precio de la vivienda también es culpa del crucifijo, de la Iglesia y del mismísimo Jesucristo. ¿No estudiarías en colegio de curas?
    Saludos.

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  3. Qué sartá de topicazos, improperios y zafiedades contra la Iglesia.

    ¿En serio eres el redactor-jefe de El Pueblo?

    Me das miedo.

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  4. El Actor Secundario Bob está encantado.
    Ataques personales, ¡qué envidia!

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  5. María, te sugeriría que releyeras el artículo y me dijeras en qué punto establezco loa o alabanza alguna al mundo musulmán. Por lo que a mí respecta, más de lo mismo: el parapeto de una creencia que habría de ser íntima para organizar el mundo conforme a unos valores morales que nada tienen que ver con las convicciones de carácter espiritual.

    Esteban, lamento defraudarte. No, no estudié en colegio de curas. Nggg, error, pero gracias por concursar.

    Paca, lamento defraudarte también a ti. No, no soy el redactor jefe de El Pueblo (por cierto, se escribe sin guión). No sé en que etapa del pasado estás anclada. Pero te animo, de veras y de corazón, a actualizarte.

    Bob, por si te sirve de consuelo, tus posts merecen tantos, si no más, ataques personales como el mío. Respira. Llegarán.

    Saludos y gracias por participar.

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  6. Me dices que el mundo Musulmán es "más de lo mismo" me parece que no lees las mismas noticias que yo. Es verdad que no lo alabas, pero si alabas las aportaciones culturales que han aportado a nuestra sociedad(que son indiscutibles)y sin embargo al repudiar el crucifijo ignoras, rechazas o al menos ninguneas todas las aportaciones del cristianismo a las sociedad occidental en genera, pues las aportaciones del cristianísimo son inseparables esencialmente al crucifijo.
    Con esto no quiero decir que toda la historia de la Iglesia este llena de aciertos, pero lo que no me cabe duda es que compromiso por lo mas necesitados, los pobres los marginados... aunque te cueste creerlo son lo predilectos de la Iglesia, y al oír Iglesia no pienses solamente en el Papa y los Obispos, piensa en todos los millones de cristianos que están comprometidos en los más diversos campos: Caritas con lo inmigrantes, Manos Unidas lconel tercer mundo, Varias congregaciones dedicadas a enfermos de Sida (la más conocida la de Madre Teresa de Calcuta), en España las mojas desde hace muchos siglos se han ocupado de lo que la sociedad no podía, enfermos de lepra, tuberculosis... enfermedades malditas que hacia sentir a los enfermos el abandono incluso de su familiares. Pues bien todo esto también se ha echo bajo el peso de la cruz. No es casualidad de que los hospitales tengan una cruz en sus emblemas incluso la cruz roja. Se que no voy hacerte cambiar de idea, tampoco es mi intención, pues si de algo nos ha servido el cambio democrático que se ha dado en España es que aquí cabemos todos, que es tiempo de construir y no de destruir, que se pude ser de un partido u otro… de una religión o de ninguna, pero no intentemos de quitarle la oportunidad a las nuevas generaciones de que conozca sus raíces cristianas, que tengan la oportunidad de decidir si quieren ser cristianos o no. Y no les impongamos vivir en la ignorancia.
    Con todos mis respetos a quien no piense así, no ha sido mi intención molestar.

    Maria

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  7. Precisamente por eso, María. Mira, llevo en la tele local un programa-tertulia que se infla a tratar temas de cooperación al desarrollo, integración social, acogida de la población inmigrante... Y conozco creo que bien la labor de Manos Unidas y de Cáritas, entre otras entidades, en estos campos.
    Pero no ignorarás que buena parte de su acción se ha hecho y se hace históricamente a espaldas de la gran cruz de Roma, que es a la que trato con vituperios, zarandeándola (o pretendiendo hacerlo). Y también contra el meapilismo que suele enseñorearse de España, con la cruz como gran excusa para todo. No puedes negar, por tanto, que de la acción de tantísimos cristianos de base, a la cruz que tratan de vendernos en connivencia los jerifaltes del PP y el gobierno de la curia no responde, ni de lejos, a las necesidades y los planteamientos de quienes ven en la cruz una proyección de sensibilidad social. Creo, sinceramente, que esa sensibilidad es previa, o independiente, al sentir cristiano.
    Repito: una cuestión son las convicciones íntimas, y otra muy distinta que tomándolas por bandera se trate de organizar unos esquemas sociales de conviviencia, amparándose en unos valores de moral (y moralina, léase matrimonio homosexual), que en nada responden a los fundamentos, legados por el medio que se quiera, que sustentan esa creencia para convertirla en fe.
    El primer programa de esta temporada fue un debate entre el delegado de medios de comunicación de la Diócesis y el director del Centro Islámico de Albacete, a propósito del riesgo consignado por Benedicto XVI sobre la desmovilización de las religiones... ¡¡No te digo más!!
    Por otra parte, y utilizo tus propias palabras, "no intentemos quitarle la oportunidad a las nuevas generaciones de que conozca sus raíces cristianas, que tengan la oportunidad de decidir si quieren ser cristianos o no". Vale. ¿De verdad piensas, María, que quiero quitarles la oportunidad de conocer esas raíces? ¿No estaré, más bien, dándoles la ocasión de conocer una versión que ningún profesor de religión (ni de EpC) trata, y por cuyo silencio eterno velaría el Papado al completo?
    Sí soy partidario de contar el cristianismo a los chavales, pero como manifestación cultural y religiosa, no como fe y hecho probado. Y muchísimo menos con la aceptación, "porque total, tampoco importa demasiado", de que tengan que tragarse un crucifijo siete horas al día, durante nueve meses. Los crucifijos en las Iglesias, y en los colegios montados por instituciones católicas. Pero en los centros públicos, como mucho, una foto de los reyes (son ellos los jefes del Estado, por más que sea republicano), y un ejemplar de la Constitución. Eso es lo que puede forjar una juventud crítica y con valores.
    Sin ánimo de ofender.

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  8. Es impensable que todavía hoy se pueda discutir por los crucifijos en las aulas. Soy maestra, soy cristiana y además ciudadana de un país aconfesional. No puedo entender como una escuela pública puede permitirse el colgar una cruz ni cualquier otro signo religioso. En nombre de los valores religiosos vengan de donde vengan se han cometido las mayores tropelías humanas. Deberíamos enseñar a nuestros jóvenes a ser tolerantes, solidarios, responsables y comprometidos, son valores que están por encima de las religiones y a su vez presentes en cualquiera de ellas. Si y digo en cualquiera de ellas porque también están en la mulsumana por mucho que hoy se nos quiera hacer creer que es una religión para y por el terrorismo, la cristiana también es y ha sido terrorista porque sigue permitiendo que haya hambre en el mundo, que se mueran miles de africanos por VIH sin permitir el uso del perservativo, por su cínica postura en las guerras dependiendo de quienes sean los países en contienda... María qué la iglesia ha hecho cosas, no perdona las personas, cristianas, mulsumanas o budistas, han hecho cosas. Los crucifijos sólos no sirven a nadie. Son figuras más o menos artísticas dependiendo del autor.

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  9. (Modo ironía 'on'): Digamos que los crucifijos serían la antítesis de los comentarios en un blog. Si los primeros pueden ser más o menos artísticos dependiendo del autor, en los segundos el autor no interviene 'per se', y la calidad del comentario depende de lo contenido en él. (Modo ironía 'off'): Como en tu caso, Laura.

    Un símbolo o un icono religioso hoy día en una escuela sólo sirve para perpetuar los privilegios. Me permito reseñar ese país aconfesional del que Laura se reclama ciudadana, para apuntar que aconfesional y laico no significan lo mismo. Laico supondría la eliminación con amparo legal de todos esos símbolos. Aconfesional implica el reconocimiento del hecho religioso, pero también que el Estado o cualquier entidad pública dependiente o de rango menor no puede mostrar sus preferencias por ningún credo. Ergo, si se defiende la presencia del crucifijo, habrá de aceptarse también el velo, la orientación del aula, y habilitar estancias para practicar ablaciones y otras necesidades religiosas.

    Saludos

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  10. Dales caña Piñeiro, suscribo todas y cada una de las frases del artículo. A los comentarios... lo de siempre en la Iglesia Católica: ellos tienen la verdad absoluta y los que no tragamos, herejes, desviados y pecadores.

    El pecado: solo por haber inventado ese concepto para meter miedo a la gente la Iglesia merece la mayor de mis repulsas y mi odio más feroz.

    Si: yo si odio a quien yo creo que merece ser odiado, no es pecado porque para mi esta palabra no existe y mi hijo no la conocerá, crecerá sin miedo.

    saludos

    a ver si nos vemos, coño, ya !!!

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