En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20091224

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Así sí, así no, y viceversa

Publicado en Confidencialba


La columna del editor Por Alfonso Piñeiro

Durante la semana hemos asistido a dos ejercicios de oposición interesantes. Dos ejemplos de cómo someter a control la actividad del Gobierno local. Uno de ellos conecta con la gran masa ciudadana, con sus preocupaciones más inmediatas y básicas: el rifirrafe a propósito de las medidas de contención del temporal de nieve. El otro se sitúa en términos de bolsillo ciudadano, asunto que genera movimientos a largo plazo, y que allí donde se ha impuesto el juego de silencios cómplices y voluntades pagadas no tiene efecto inmediato: la sospecha sobre la transparencia en los contratos del Fondo Estatal, el del plan ZP.

Para un observador externo y acrítico, la comparencia del concejal Francisco Javier Díaz de Prado conecta con la calle: no sólo da salida los desaires de albaceteños y albaceteñas que se caen por culpa del hielo, se estampan contra una esquina por culpa de una calzada resbaladiza, llegan tarde al trabajo por culpa de los atascos monumentales... y, aprovechando qeu el Júcar pasa por Albacete, pueden añadir aquello de "y la alcaldesa en Copenhage, esa sí que vive a gusto".

Por el contrario, la de Juan Marcos Molina queda lejana. Al albaceteño medio no le ha preocupado, ni le preocupa en demasía, si los 29 millones de euros que le cayeron a Albacete están bien o mal gestionados. A fin de cuentas, piensa, se iban a gastar igual. Y la costumbre del bienestar social ha narcotizado hasta el extremo la realidad de que el dinero del Ayuntamiento es el del común de los ciudadanos; es como si lloviera del cielo, como si siempre hubiera estado ahí.

En definitiva, al albaceteño medio le importan más otra serie de valores bastante subjetivos e irracionales, pero institivos: si la calle cortada le supone dar más vueltas, si los ruidos de las obras le fastidian ahora que se ha quedado en paro, si Juanra el del bar de la esquina va a echar el cierre porque no le salen las cuentas, si van a volver a dejar todo en su sitio, o si donde antes podía aparcar ahora le van a poner zona azul y dos o tres vados de regalo. Y, por supuesto, a quién dejo los niños que se han quedado sin clase por culpa de "los inútiles" (lo dice el albaceteño, no este editor) del Ayuntamiento.

En definitiva, podría parecer que para qué invertir esfuerzos en denunciar supuestos precios inflados en los contratos de adjudicación, que además podrán ser negados con todas las artes de la ingeniería económica desde el Gobierno, pudiendo meter palos en las ruedas a base de cizañear con males clásicos de nuestro país. Por ejemplo, nuestra incapacidad manifiesta para gobernárnoslas con la nieve, circunstancia esta de la que se parten a carcajada limpia a partir de la ladera norte de los Pirineos.

Sin embargo, la gran diferencia entre los dos ejercicios de oposición política es que el de las nieves se alimenta de los fantasmas, la quejadumbre, la apatía social y el tan átono y tan patrio cansancio de vivir. Mientra que el de los dineros públicos se basa y se empeña en los datos contantes y sonantes, la suma y la diferencia, los porcentajes y la concreción. Es decir, el primero apela al vientre; y el segundo a la sesera. Y ambos cuentan a la hora de acudir a las urnas, pero por lo general las vísceras inferiores tienen poca memoria, y quién se va a acordar un buen mayo de 2011, florido y hermoso como todos los mayos, de los sufrimientos de las nieves de año y medio atrás.

El PP debe decidir con qué tipo de oposición se queda. Puede optar por la de relumbrón, algo zafia en el fondo y presurosa en las formas. O por la de la conciencia ciudadana, algo pesada, no siempre digerible, de un impacto menor en el día a día pero trascendental, sobre todo cuando se acumula, a la hora de votar. Para la primera depende de que las circunstancias (la crisis, el tiempo, los toros, equis), le acompañen. Para la segunda depende de sí mismo, y tiene todavía mucha madeja que cortar. Y, claro, no vale quedarse con la dos formas de hacer oposición. Para ser creíble hay que optar por una, y esa elección determinará también qué tipo de ciudadanía prefiere para su mandato, si gana las elecciones: llorica pero complaciente, o crítica pero constructiva.

20091217

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Sindicatos fuera de juego

Confidencialba. La columna del editor


Los sindicatos no pasan la reválida. Pueden patelear, berrear, resistirse a la evidencia o beberse unos tragos de soberbia institucional. Pero no pasan la reválida. Ni los medios más optimistas calculan más de 35.000 asistentes a la manifestación de Madrid, la "histórica" del 12-D. En su defensa se puede alegar que es la primera vez que se estiman cifras reales, pero ni así: en julio de 1997, los directores de las cabeceras más importantes se pusieron de acuerdo para cifrar en millón y medio los asistentes contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fueron menos: unos 700.000. Pero fueron 700.000. 20 veces más.

Dicho de otra manera, la respuesta ciudadana a una crisis que deja 5 millones de parados reales vale 20 veces menos que la ofrecida ante el infortunio de un joven concejal de Ermua. ¿De quién es la culpa? Echársela al respetable, adocenado y manso, es lo fácil. Así que no. Cargar contra los sindicatos por vivir del cuento y de la teta pública es servir en bandeja y demasiado fácil la victoria al coro de plañideras ricachonas que reclaman el despido libre. Así que tampoco. Revisar el papel ejercido por las dos centrales mayoritarias en los últimos 15 años sí es, en cambio, una opción nada descabellada para entender la desafección de los asalariados.

Esos 15 años no son una medida temporal gratuita. Es el tiempo transcurrido desde la salida de la crisis de 1993 y el inicio del periodo más largo de ficción económica que ha conocido España. De crecimiento anclado en la mejora de la productividad vía reducción salarial efectiva, precarización del empleo, depreciación del valor innovación, puesta en circulación masiva de beneficios futuros y contexto internacional favorable. Así, disculpen los señores ministros y ministras de Economía que acaudalan populares y socialistas en este tiempo, lo difícil es pegársela. No tiene mérito. Se siente. Haber elegido la India, o Brasil, donde poner las cifras en verde sí es para sacar pecho.

En ese tiempo, los sindicatos no se han desmarcado en una sola ocasión de la doctrina oficial. Discutieron al Gobierno Aznar su "decretazo" para las prestaciones por desempleo, pero no el modelo de crecimiento español. Igual que discuten ahora a Zapatero su tentación de ceder a los chantajes –no son otra cosa– de la CEOE, pero no ponen en solfa su descuidada labor de previsión, por acción u omisión, desde que en 2004 recibió en sus manos una bomba de relojería llamada burbuja. Más le habría valido no haber seguido exprimiendo la gallina, porque no era la de los huevos de oro, sino la del porvenir turuleto.

Tiempo tuvieron, pero echaron órdago a la grande y ahora descubren que no tenían cerdos (reyes en el argot del mus), ni eran mano, ni habían trucado las cartas. Y que les salió rana. Las pocas voces críticas han padecido en estos 15 años un descrédito constante, incluso histérico, irracional, abrazados como estábamos a la fe de la fiesta nunca acaba. Este mismo editor publicó en agosto de 2007 un reportaje en un medio local –decirles cuál sería muy como "de pueblo"–, advirtiendo de que todos los indicadores apuntaban una recesión inimiganible. "Catastrofista", le llamaron. Pues toma dos tazas. Y mientras, los legítimos representantes de los trabajadores seguían jugando a otras tazas, la del té de las cinco, los bombones moncherí y el peloteo y adulación de la náusea partidista, sin la que en este país no hay billetes, ni palmaditas, ni Cristo que lo fundó.

Por si fuera poco, la única salida digna que le queda al Gobierno socialista es la retirada. El regreso a su Palacio de Vistalegre de Carabanchel, y con mucha suerte quizá el electorado optaría por un mandatario honesto antes que por los proyectos –¿alguien los conoce, los reales?– del gallego que regenta el PP. Pero si quiere ser honesto, debe convocar elecciones. En marzo de 2004 se creció sobre la jugada maestra de Rubalcaba: "los españoles no se merecen un Gobierno que les mienta". Justo el pecado electoral que tres años después puso en marcha la maquinaria diabólica de la conservación del poder. Desde abril de 2007.

Las citas proceden del usuario PJCyM, del foro de Cotizalia, la sección económica de El Confidencial. Son sólo recortes de prensa. Abril de 2007, Pedro Solbes: "Yo no veo afectado para nada el sector de la construcción. Específicamente , sigue funcionando igual, con una ligera desaceleración que permite ajustarse a una realidad que lógicamente va a exigir una demanda ligeramente inferior". Agosto de 2007, Solbes: "Los efectos de la crisis hipotecaria estadounidense tendrán un impacto relativamente pequeño en la economía española". Septiembre de 2007, Zapatero: "Haciendo uso de un símil futbolístico, se podría decir que España ha entrado en la Champions League de la economía mundial".

Hay más. Muchas más. Octubre de 2007: "No hay atisbo de recesión económica. La economía española tiene muy buenos fundamentos". Diciembre de 2007, Solbes: "La economía española crecerá a velocidad de crucero durante los dos próximos años, en los que avanzará en torno a un 3%". Enero de 2008, Zapatero: "La crisis es una falacia, puro catastrofismo. Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit". Febrero de 2008, Solbes: "Los que auguran el riesgo de recesión no saben nada de economía. Estoy harto y agotado por la cantidad de tonterías que oigo últimamente sobre el mundo económico". Al fin, Joaquín Almunia, comisario de Economía y futuro de Competencia de la UE, hoy mismo: "Vamos a vivir con tasas de paro y deuda muy elevadas durante años".

Efectivamente, ningún español se merece ningún dirigente, ya sea progre, carca, barbudo o barbilampiño que, una de dos: conozca una gravísima situación y la oculte; o la desconozca, y sea incapaz de advertir el peligro. Por incompetencia o por falsedad manifiesta, pero en todo caso por coherencia, se debe situar el contador de la gobernabilidad a cero. Cuanto más tarden los sindicatos en ponerse en su sitio y advertir a su grey de que, al margen de la propaganda oficialista de los brotes verdes, lo peor puede estar por venir, más alejados se verán de aquellos a quienes dicen representar. El respetable puede no tener ni idea de economía aplicada, pero sí entiende de disfraces. Y está harto de camuflajes. Por eso no deja pasar ni una reválida. Tomen nota también en el Partido Popular. Y, por si las moscas, nunca se sabe, en Izquierda Unida.

Reacciones a la manifestación (y afines) en la prensa (y afines también)

La Verdad de Albacete Responsabilidad sindical
El País Exposición sindical
El Mundo ¿Manifestación o excursión de fin de semana?
Expansión Errónea proclama de los sindicatos
Marc Vidal - Cotizalia Un lustro a la basura
El País Entrevista a Fernández Toxo y Cándido Méndez: "No podemos arriesgarnos a otro fracaso del diálogo social"
El País Entrevista a Joaquín Almunia: "Vamos a vivir con tasas de paro y deuda muy elevadas durante años"
El Confidencial
Anatomía de un asesinato (económico)
José Barea - Cinco Días Déficit en pensiones y sanidad
Diego Armario - Diariocrítico Contra los aprovechados

20091211

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Reforma laboral: trampas del lenguaje

La columna del editor de Confidencialba


Vamos a plantearnos una pregunta ficción para tratar de salir del actual estado de la cuestión en la creación de empleo: ¿y si resulta que sindicatos y patronal, patronal y sindicatos, tanto manda, manda tanto, estuviesen de acuerdo en lo sustancial y sus disputas no fueran más que justas medievales a propósito de lo accesible, de lo prescindible, de los debates de segundo plano? Si se les pregunta, las dos partes estarán de acuerdo: con lo que hay, no sirve. Hay que cambiar. Lo que les diferencia es el cómo, y quizá sólo de cara a la galería.

La necesidad de acometer una reforma no viene dada por apuntarse a una moda, sino por la propia experiencia de la economía española. A saber: a cada batacazo serio, crisis del petróleo o recesión mundial de principios de los 90, a España le ha tocado reorganizar su mercado laboral; pero, estadísticas aparte, como explicó en su Tribuna del pasado viernes en El País José A. Herce, en los siete años siguientes a la salida de la última crisis (92-93), el mercado laboral español se infló a razón de 60.000 trabajadores al trimestre. Un ritmo que, de seguir hoy, nos llevaría unos 10 años para situar la tasa de desempleo para tener “sólo” dos millones de parados. Ergo lo que conocemos, por más que no lo queramos ver, no nos sirve. Hay que reformular la creación de empleo.

Los sindicatos, el Gobierno y las fuerzas progresistas en general hablan de reformar la estructura de la economía, para dejar en el pasado la sobredimensión del ladrillo y situarnos a la vanguardia en cuanto a gestión del conocimiento, motor de la economía del presente siglo. Así lo hace ver el director de estudios de política económica de Hudson Institute, Irwin Seltzer, en su crónica para el Wall Street Journal. Por su parte, la patronal y las tendencias de perfil neoliberal (en lo económico) consideran que es imprescindible acometer cuanto antes, mañana mismo si puede ser, una reforma laboral que, entre otras "virtudes", flexibilice el mercado laboral. Y he aquí la madre del cordero.

¿Flexibilización significa abaratamiento del despido? En círculos oficiales no es así: lo niega el presidente del PP, Mariano Rajoy; lo niega el presidente de la patronal, Gerardo Díaz-Ferrán; y el presidente de los empresarios albaceteños, Artemio Pérez, también lo ha negado cada vez que ha tenido la ocasión. Sin embargo, la sensación es bien otra: en su Tribuna en El País, Herce explica que “siendo de los más elevados entre los países desarrollados, los costes de despido a los que se enfrentan las empresas españolas deben reducirse en su conjunto”. Stelzer, en Wall Street Journal, remata no sin alguna imprecisión: "si posteriormente les despide, les tendrá que pagar el equivalente a entre 30 y 45 días de su salario por cada año trabajado".

Por tanto, ante el “mar de fondo” es normal que sindicatos y Gobierno desconfíen de las recetas que les proporcionan populares y patronal. Además, en la solución "milagrosa" del abaratamiento, se oculta de manera sistemática (y de ahí la imprecisión de Stelzer), la siguiente realidad: esos despidos tienen efectivamente ese coste si, y sólo si, y sólo cuando, se trata de despidos improcedentes. Es decir, despidos porque-me-da-la-gana, porque no me gusta tu cara, tu voz, tu trasero o tus maneras; motivos, quizá, para que el empleador acuda de mala gana a sus obligaciones diarias, pero no para echar a alguien a la calle. Al menos, no legalmente.

El despido es “gratis total” cuando se dan circunstancias muy bien tipificadas y clarificadas en el Estatuto de los Trabajadores. Y es de 20 días por año trabajado cuando concurren “causas objetivas”, es decir, motivos económicos o de organización. La queja de muchos pequeños y medianos empresarios es que, a la hora de la verdad, es muy difícil desprenderse de un mal trabajador invocando falta de celo o de profesionalidad en su tarea. Se reconoce. Reconózcase también que muchos gestores echan mano de la ingeniería contable para camuflar despidos improcedentes en el paquete de las “causas objetivas”. Prueba de ello es que estos despidos se negocian después en tribunales, en la mayor parte de los casos al alza. Por algo será.

Así pues, cabe la sospecha de que se pretende abaratar el despido para fijar un tope superior en la conciliación o en el juzgado, que permita camuflar despidos improcedentes como despidos objetivos, sin una gran diferencia de costes para el empresario. Y eso es, simple y llanamente, un chantaje. Para conjurar esa sospecha, la negociación pendiente, la tan nombrada reforma laboral, no ha de pararse pues en la cuantía del despido, sino en un nuevo pacto de convivencia: qué herramientas jurídicas tendrá el empresario para deshacerse de los empleados que no cumplan con su deber, sin que le sea más barato y ágil pagarle 45 días que demostrar su ineficacia ante los tribunales.

En cuanto a la flexibilización real del mercado laboral, se puede hablar de “transfuguismo” en los términos, pues las propuestas más vanguardistas hablan de lo contrario: se trata de flexibilizar las condiciones de trabajo, con opciones a la alemana (horario reducido, salario reducido compensado con prestaciones parciales de desempleo), pero no de dispersar aún más las modalidades de contrato. Antes bien, se habla de comprimirlas en unas pocas, incluso en una sola, también con un único modelo de indemnización por despido. Es decir, hacerlo más rígido.

Esa es una de las propuestas estrella del documento de los 100 economistas del que se hizo eco hace unas semanas, también en El País, el presidente del Centro para la Investigación de la Política Económica (CEPR, por sus siglas en inglés), Guillermo de la Dehesa. De ahí que algunos análisis planteen una reforma laboral imaginativa y que, al final, la única propuesta viable sea la del concepto “flexiguridad”, que desde los think tanks del Gobierno están tratando de impregnar entre los principales agentes económicos y sociales.

20091202

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Navegando a la deriva

La columna del editor en Confidencialba


En Izquierda Unida (IU), andan con la mosca detrás de la oreja a propósito de lo que debería ser el siglo XXI: la conectividad, la globalización, lo digital. Es decir, Internet. Argumentos para la molestia no les faltan. Que tengan o no razón es otro cantar. Pero se entiende: sus redes sociales están a años luz de las que con aparatos mucho más poderosos y potentes han logrado desarrollar los dos grandes partidos, pero además de que esa presencia digital no se ve correspondida en las urnas, ni en la intención de voto, no existen para la opinión pública oficial. Para la que, todavía hoy, configura el decreciente "cuarto poder".

El último reportaje en La Verdad de Albacete, titulado Los políticos manchegos se apuntan a las redes sociales, les ha terminado de convencer: por la razón que sea, los líderes de IU no cuentan. Es sorpendente el caso del coordinador provincial, Luis Ángel Aguilar, que utiliza el propio espacio de bitácoras del diario de Vocento como mirror (réplica) de su blog, La Terca Iutopía. Pero ni esta iniciativa, ni su presencia en la red de microblogging Twitter, que es la primera de un político albaceteño en este espacio, resultan citadas en el texto. Tampoco se hace mención alguna a los blogs del coordinador regional, el albaceteño Daniel Martínez, ni del federal, el castellano-manchego Cayo Lara.

A proposito del de Argamasilla de Alba, una de las voces insistentes en las bambalinas políticas es que su elección al frente de Izquierda Unida no tiene más misión que la de oficiar de enterrador lo más digno posible para subsumir a la formación en un cuadro residual de intelectualidad izquierdista, o bien para que de las cenizas surja un proyecto político nuevo que hoy por hoy no conciben propios ni extraños. El supuesto enterrador siempre niega semejante tarea y, es más, advierte que el intento continuo por sepultarles bajo la herencia de los crímenes soviéticos, que llevan a cabo tanto el centro-derecha como un sector de la socialdemocracia, es prueba irrefutable de que, pese a quien pese, IU sigue siendo una alternativa real.

En Internet, al menos, su presencia está probada. No sólo es que sus líderes "estén al día" y se manejen como pez en el agua (al menos, más que la media de la clase política), por servicios como Wordpress, Facebook, Twitter, Blogger o MySpace. No sólo eso. También cuentan con algunos de los engranajes de información que reciben más visitas, como Red Progresista o La República. Desde luego, más visitas de las que, en porcentaje escalado, reciben en forma de votos en las urnas. Frente a ellos, los dos grandes partidos viven encastillados en sus páginas web, con excepciones, caso de la magnífica gestión de la identidad digital del lehendakari, Patxi López.

Una de esas redes presenta una concepción muy a la vanguardia, como es el caso del agregador de blogs I love IU, tan alejado de la doctrina de partido que es imposible navegar por esta web y encontrar un solo rastro de la imagen corporativa de la coalición. Ni logotipos, ni agitprop ramplón. Sólo artículos y más artículos sobre un diseño tan sencillo como amable para la lectura. Y una lista de enlaces en la columna izquierda, liderada una vez más por las dos redes sociales del momento: Facebook y Twitter.

La pregunta está servida: ¿qué es lo que falla para que ese respaldo en el mundo Internet no encuentre su acomodo en el mundo real? ¿Es que los internautas no votan? ¿O es que la ingente masa electoral de populares y socialistas no tienen habilidades para la web? Cualquiera de la dos cuestiones es inquietante: la primera, porque estaría hablando de la formación de un nuevo cuerpo político, aun marginal, pero con herramientas de futuro, y que se juega la esencia y la existencia al margen de las actuales reglas democráticas; la segunda, porque plantearía una contradicción intrínseca con los balances oficiales sobre penetración de la web en los hogares españoles, y porque desautorizaría las cuantiosas inversiones que tanto PP como PSOE destinan a sus herramientas web.

Una de las explaciones, quizá no definitiva pero sí suficiente, es que la red ha amplificado la endémica pugna interna de la coalición, que sus dirigentes han tratado de vender como pluralidad manifiesta, pero que tan bien sirve en bandeja la cantinela de la "izquierda desunida". Basta con unas mínimas nociones de navegación para darse de bruces con uno de los blogs históricos de la "izquierda transformadora", A sueldo de Moscú, y leer las cuchilladas entre compañeros: entre otras, las tensiones permanentes entre los miembros de IU críticos con el PCE y viceversa, los militantes de base comunistas que "desprecian" como minoritarios a los restantes colectivos.

Otro razonamiento, también parcial pero estridente, es la evolución "natural" de algunos históricos que, emulando a Santiago Carrillo, abandonan el comunismo y se abrazan a la fe del socialismo. Sobran ejemplos en Albacete, aunque ninguno tan renombrado como el de la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. En cuanto a las sucesiones, nada tan complicado como llenar el hueco dejado en su día por Julio Anguita, todavía invocado por muchos votantes del PP y del PSOE como "ese sí que era un tipo que valía la pena". El nuevo secretario general del PCE, José Luis Centella, es demasiado reservado y "chapado a la antigua" como para generar entusiasmo, y el papel de Lara como coordinador general de IU no tiene la mínima, pero necesaria, visibilidad en el Congreso de los Diputados.

Y, además, cabría preguntarse si IU goza de las simpatías de los internautas de perfil progresista, pero no acaba de casar con su espíritu. Una de las propiedades del mundo Internet es que globaliza, pero no es colectivo. La web es un gran almacén de ideas, un gran vertedero de palabras, muchas veces un estercolero, pero no es un bien de dominio público. Iniciativas brillantes como Wikipedia, o la comunidad linuxera, se alimentan de las aportaciones de miles de usuarios anónimos, pero se mueven por impulsos extremadamente individuales: cada internauta tiene sus razones para aportar, leer, saltar de una página a otra y si algo tiene claro es que no es encorsetable. El usuario de Internet se sabe y se ama libre. Sin banderas. Sin colores. Aglutinar esa fuerza es posible, pero la izquierda política ha demostrado una incapacidad manifiesta a la hora de trasladar su fuerza digital a la representación parlamentaria.

En todo caso, existe un interés y unas motivaciones compartidas por las que la avanzadilla de la sociedad del conocimiento y la vida pública "real" no están en la misma onda. Lo que puede ser el germen de cualquier movimiento ciudadano hoy por hoy imprevisible. Es por ello por lo que conviene prestar atención al fenómeno, al margen de las ideas y del voto que cada cual profese.

20091123

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Alakrana, J'accuse

La columna del editor de Confidencialba


Pronto se cumplirán 112 años, cifra nada redonda, cifra nada glamourosa, de un acontecimiento que revolvió las tripas de toda la sociedad francesa: el texto del escritor Émile Zola titulado J'accuse (Yo acuso), contra todos los cargos públicos y autoridades que habían propiciado el encarcelamiento injusto del Capitán Alfred Dreyfus por un delito de espionaje, consistente en la entrega a Alemania de documentos secretos. Pocas cosas han cambiado. Entonces, como hoy, los gobiernos mienten cuando le vienen mal dadas. Y entonces, como hoy, la prensa se olvida de su necesario papel de contrapoder y cierra filas con la patria. Entonces fue Dreyfus. Hoy es Alakrana.

47 días de secuestro y 2,7 millones de euros de rescate, supuestamente pagados por el Ejecutivo. Hasta tres mentiras consecutivas se cuentan. Pero, y sobre todo, una prensa cómplice. Una canalla que tiene menos de sustantivo que de adjetivo. Quienes no se han puesto del lado del Gobierno se han situado justo en el lado contrario, obedientes al código de valores de apuntarse una batalla al lado de Mariano Rajoy y su brillante secuaz María Dolores de Cospedal. Pero pocas, muy pocas voces, en lo social, en lo político, en lo informativo, han tenido la valentía de mantenerse independientes. De sacudirse de encima el polvo amargo del patrioterismo rancio y ramplón, el Santiago y cierra España. De poner los puntos sobre las íes –o las tildes– y hacer valer el precepto superior del Derecho Internacional.

Y de esas pocas voces, algunas han cometido imprecisiones gratuiticas. Como que el atunero Alakrana faenaba en aguas somalíes. No es cierto. No al menos al momento del abordaje, a 340 millas de la costa africana, más allá por tanto de las 200 millas que pautan la zona económica exclusiva, y mucho más que las 12 reservadas como aguas jurisdiccionales según el Derecho Internacional. Culpables, por tanto, en primer grado y sin posibilidad de reconsideración, los propios asaltantes. Los denominados "piratas". Que no por obvio parece que lo tenga claro todo el mundo.

Ahora bien, no son menos ciertas cuestiones anexas sobre las que la sociedad ha optado por hacer mutis. Como que hasta los primeros casos de "piratería" la esquilmación de los lechos marinos somalíes era un hecho constatado, mientras las potencias occidentales miraban para otro lado. Cuestiones como que la acción de los "piratas" es ilegal por su extralimitación y por su propio modus operandi, pero su intimidación ha logrado lo que la legislación internacional no había hecho valer, como es la soberanía de esas 200 millas para los pescadores de Somalia con más voluntad que recursos materiales, que navegan, pescan, comercian y tratan de sobrevivir con el producto de sus mares. Y que para la población local un secuesto es un mal menor, que se celebra no por desear mal alguno a los secuestrados, sino porque en 15 o 20 años no habían visto existencias tan generosas a las que poder echar la red en sus propias costas.

No se ha pasado por alto que la bandera izada en la cubierta era la ikurriña vasca. Pero quienes han hecho "bandera" de este aspecto han utilizado sus argumentos para defenderse de sus particulares fobias y paranoias particulares, por las que todo lo vasco es abertzale y por tanto sospechoso de colaboracionista con el entorno de ETA. Máxime cuando parte de la población en tierra, en el Bermeo del puerto, se muestra simpatizante con el nacionalismo. No se ha hecho mella en la ikurriña para denunciar algo más monstruoso, como es el hecho de que la sustitución de la bandera de origen por la euskalduna en cuanto se ingresa en aguas internacionales es una práctica habitual de numerosas embarcaciones con armador o capitán vasco. La pregunta es si se hace con el consentimiento o no de las autoridades, o al menos con su conocimiento.

Sí se ha pasado por alto una cuestión ligada a la anterior, aún más terrible, como es la tónica generalizada de que la bandera de pabellón, la real, no sea la española, ni la vasca, sino la que interesa en cada momento según los límites legales que cada país impone a la pesca de determinado producto. El Alakrana, señoras mías, señores míos, faenaba bajo pabellón japonés. Nipón. Porque quien así lo hace tiene luz verde para faenar hasta que las tripas del barco revienten de avaricia.

También se ha pasado por alto que, a pesar de que el navío fue interceptado en aguas internacionales, se había alejado por su cuenta y riesgo, tres advertencias mediante, del perímetro de seguridad de la Operación Atalanta. Es decir, del dispositivo de seguridad con el que la UE trata –con escaso éxito– de proteger la seguridad de los pesqueros en el Índico, y en la que la implicación de España resultó crucial para su puesta en marcha en septiembre de 2008. Y que nace, justamente, de las amenazas de marineros sin ley que decidieron tomarse la justicia por su mano, frente a la inoperancia de un Gobierno sin país que admitía, o se resignaba, a que sus costas fueran esquilmadas por armadores con una codicia incontenible. Por empresarios que se pasan "por el forro" la legislación internacional, y la seguridad de sus muchachos en alta mar, si con ello se llevan unos euros más a los bolsillos. Y que alegan como excusa que no encuentran pesca en el perímetro de la Atalanta. ¿No hay peces en todos los dos millones de kilómetros cuadrados que abarca el área "segura"? ¿De verdad?

Así pues, frente a un pabellón nipón, una ikurriña que no está contemplada en el Derecho Internacional –si debiera estarlo o no, y si sus portadores son antiespañoles o no, es un debate forzado y que responde a fantasmas de mentalidades enanas–, con tres cuartas partes de su tripulación formadas por ciudadanos extranjeros, y un barco que por decisión propia –o forzada por el armador– se expone al peligro y lo hace con conocimiento de causa, ¿qué responsabilidad cabe exigirle a un Gobierno español?

El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero sale muy trasquilado de esta campaña. Habría tenido mayor credibilidad si hubiera abandonado a los marineros a su suerte, que es lo que tendría que haber hecho con la ley en la mano, por antihumanitario que resulte. O si se hubiera dejado de trapisondadas sobre tres pobres desalmados y la aplicación de la Justicia sobre ellos. Pero no. Optó por ceder al chantaje de quienes han utilizado el sufrimiento de las familias para airear sus fobias antinacionalistas, antisocialistas o incluso de corte marcial, del tipo "el presidente del Gobierno cree que los soldados son hermanitas de la caridad" (Pablo A. Iglesias, en LaSemana.es), o "los familiares y los marineros, que son los clientes, siempre tienen razón" (Jenaro Castro, Diario de Pontevedra).

Mientras, la torpeza gubernamental de tratar de torpedear la libertad de expresión, ha sido utilizada por sus adversarios para criticar aquello que muchos de ellos desearían, y acusar a Rubalcaba de ser "el Big Brother que todo lo ve" (Manuel Casal, ABC). Cuando el Estado Social y Democrático de Derecho –que es como define a España la Constitución de 1978– se acepta a regañadientes, todo vale con tal de tambalearlo. Incluso hacerle responsable de las perversiones que no tendrían problema en imponer los voceros, los que se dan golpes de pecho porque los "periodistas molestamos en algunas ocasiones" (Juan Antonio Tirado, en El Semanal Digital).

Lean a Edurne Uriarte, Mentiras de Estado, en ABC. Lean a Pedro J. Piqueras, Las mentiras del Gobierno, en Faro de Vigo. Lean a Felix Madero, El hombre inmaduro, también en ABC. El tono es siempre el mismo. Nadie quiere reparar en qué llevó a Somalia a su putrefacción estatal que genera gusanos como lo asaltantes del Alakrana. Para todo el mundo lo que cuenta es pedir cuentas al Gobierno por sus mentiras, y, ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, colgarle del palo mayor por el sambenito de "negociar con los pistoleros" y otras sandeces que tanto gustan en los sectores a los que se les eriza el pelo imaginando si el Abuelo lo habría hecho mejor que Zapatero. O, en su defecto, Rajoy.

Así que, ya que quien esto firma no se considera a la altura intelectual y literaria de don Émile Zola, sí quiere dejar algunas pistas por si a algún ínclito literato hispano (incluido don José Saramago, es un decir), le da por tomarlas para un J'accuse del siglo XXI. Y acusar al Gobierno de la Alianza de Civilizaciones de no arrojar luz y taquígrafos sobre la sistemática violación del Derecho Internacional por las potencias occidentales. Acusar al mismo Gobierno, nacido entre otros sucesos del "España no se merece un Gobierno que les mienta", por mentir, al menos, con el origen del rescate, la situación controlada y "en tierra" de tres marineros que nunca llegaron a desembarcar, y la gestión posterior al pago, en una imposible huida mar a través de los trapisondistas somalíes. Acusar a ese mismo Gobierno, el del "No a la Guerra" de sostener, amparar o incentivar la continuación de las políticas económicas que perpetúan y ensanchan la brecha entre los países del Norte y los del Sur.

Pero acusar, también, al Partido Popular de la defensa de la unidad de España, por utilizar el sufrimiento de las familias de los marineros para achuchar al Gobierno, no en interés de la ley, sino de la siguiente cita electoral. Acusar a la prensa de haber mantenido y seguir manteniendo discrepancias sólo aparentes, pero uniformidades de fondo para con el poder establecido, alianza contra natura del espíritu de su audiencia, y que explica la crisis en el sector mucho más allá de la caída del mercado publicitario. Y acusar, por último, a los empresarios sin escrúpulos, los armadores en este caso, dispuestos a sacrificar la vida, el bienestar o la seguridad de sus empleados a cambio de incrementar la cuenta de resultados. Algo parecido hizo la banca con los clientes ninja durante 12 años con las hipotecas... y a la vista están los resultados.

20091111

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Aeropuerto... ¿para qué?


Confidencialba, la columna del editor


Las cuentas no cuadran. Ni seis millones, ni 2,9. Ni para tres años, ni para uno. Hinchar la cuenta de resultados de una línea aérea a base de publicidad institucional es un atentado contra la lógica, salvo que se pretenda instalar de aquí a unos años, en Albacete, alguna suerte de instituto de enseñanzas en marketing y posicionamiento que sea referente global. Y casi nada hace pensar que vaya a ser así. El problema del Aeropuerto no es la crisis, en la que podía escudarse el Gobierno local; pero tampoco la alcaldesa, como asegura casi con espasmos la oposición.

El problema del Aeropuerto civil de Los Llanos no es el qué. Ni el quién. Es hasta probable que ni el cómo. El problema es el para qué. Que es el mismo problema que tiene en su definición y en su identidad Castilla-La Mancha como bloque geográfico heterogéneo, y Albacete en particular como provincia de "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio". Socialistas y populares se desgañitan en echarse los trastos a la cara por ver quién es más capaz de construir una ciudad de primera. Y dejan en el aire la cuestión central: en lugar de qué le hace falta a Albacete, se trata de averiguar para qué le hace falta.

Si algo tiene de peculiar el rifirrafe que populares y socialistas protagonizan desde el pasado Pleno municipal, a cuenta de la subvención vía publicidad para mantener la línea aérea de Air Nostrum (Iberia) –que salvando periodos vacacionales opera en exclusiva a Barcelona es que se han invertido los términos de la bronca política habitual. En este caso, son los populares los que hablan con datos y cifras en la mano, con comparativas, con estudios y con opciones. También con medias mentiras, como obviar que 3,2 de los 6,1 millones de euros en publicidad proceden de la Junta. Lo que tampoco puede ser consuelo, como pretende el portavoz del Grupo socialista, Antonio Martínez, pues a fin de cuentas es erario público. Aquí, el PSOE se defiende como gato panza arriba.

Tampoco puede ser consuelo que se trate de un gasto a tres años. Se mire por donde se mire, hablamos de casi un millón anual de media. Ese dinero, repartido entre los 12.000 viajeros del aeródromo, da a 80 euros por cabeza. Con tales cifras bien parece que se pueden emprender acciones más imaginativas que regalar los oídos a una compañía aérea, acción legal pero quizá no legítima, sobre todo si procede de una Corporación de signo “socialista”.

Se da por hecho que el Aeropuerto debe sobrevivir. Pero no se establece en función de qué prioridades para la ciudad. El gasto anual de publicidad es superior a las cantidades consignadas en el Presupuesto municipal para la promoción de dos de los posibles valores de la ciudad, el Turismo y el Comercio, que juntos reciben un pellizco de 624.000 euros.

Si de lo que se trata es de fomentar la presencia del empresariado albaceteño en la Ciudad Condal, el cambio de horario para los vuelos tampoco favorece, pues ahora se les obliga a pernoctar allí. Y si lo que se pretende es invitar al empresariado europeo a instalarse en Albacete, habrá que buscar los servicios de valor añadido que puede ofrecer la ciudad, ya que las empresas no se asentarán aquí porque se financie o se deje de financiar a una línea aérea, por mucha publicidad que se incorpore en los aviones.

Y no se puede argumentar, como pretende Martínez, también concejal de Hacienda, Patrimonio y Urbanismo, que el Ayuntamiento no tiene competencias sobre el Aeropuerto. Sí las tiene sobre sus posicionamientos, como exigir o no al Estado que mantenga en pie las infraestructuras que pone en marcha. Sí las tiene sobre los montantes de dinero del bolsillo de todos que pone en circulación, o que solicita como ayuda a la Junta. Y sobre todo sí las tiene, ya que hablamos de publicidad, en la promoción, venta y difusión de la imagen de Albacete. Debe ponerse las pilas, porque en tiempos de crisis no se aplaude la chequera de una institución, sino su capacidad de innovación para obtener más por menos.

20091103

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El arcaísmo parlamentario

Confidencialba: la Columna del Editor


No seré yo quien niegue al parlamentarismo sus virtudes. Demasiada sangre derramada, demasiado alzamiento levantisco, demasiados caprichos de botarates visionarios, como para echar ahora por tierra el sistema menos imperfecto de gobierno de cuantos ha experimentado esta humanidad siempre a la deriva. Ahora bien, la asistencia a un Pleno como el del Ayuntamiento del jueves pasado, con todo lo agitado, intenso y hasta simpático que resultó, deja siempre un sinsabor amargo en la recámara de la convicción democrática: ¿sirve para algo? En el fondo, ¿sirve para algo?



Si hablamos desde el estricto punto de vista de la técnica política, todas las intervenciones, turnos de palabra, chascarrillos, puyazos, recados, réplicas, dúplicas y moderaciones resultan del todo irrelevantes. Si lo que nos preocupa es la gestión de la cosa pública, de los intereses de la ciudadanía y de los bienes y servicios municipales, la única medida real del debate en sede legislativa es el sentido del voto, muchas veces conocido o al menos previsible con la sola lectura del punto correspondiente del orden del día.

El origen del parlamentarismo se halla en la exigencia planteada antaño por movimientos políticos antisistema (antidespóticos, antiabsolutistas), hoy obligación impuesta a sí misma por la clase política, para transmitir con luz y taquígrafos las razones de sus posicionamientos ante todo lo legislable; surge también de la saludable necesidad de ejercer la fiscalización de cualquier gobierno, para evitar derivas autoritarias. Pero tal como está configurado hoy, desde el Senado hasta cualquier Ayuntamiento pasando por las Cortes regionales, la concurrencia a estos eventos la forma la propia casta política, la periodística, una representación de la asociativa y, salvo raras y honrosas excepciones, pare usted de contar.

A su vez, el contenido de las mociones, cuando no el texto completo de las mismas, ha sido suficientemente aireado con antelación. Máxime si las propone la oposición, que obtiene así dos impactos en prensa por el precio de uno. Precio que no es tal, pues el breve y escaso terremoto político que puede procurar es el mínimo anzuelo que una prensa local y provincial de calidad desea echar al macuto de los hechos noticiables.

Cabe entonces la duda razonable de que, más allá de sus esencias y orígenes, el parlamentarismo sea hoy una parte del show business, debidamente aderezado con el revestimiento de la seriedad institucional. O quizá no tanta seriedad –que sus señorías se gastan una ironía fina y una sátira burda de padre y muy señor mío–, pero al menos sí institucional. Se acepta la transaccional. Pero entonces, y aplicado el punto de vista de la técnica informativa, el procedimiento oficial sobra al 90%. No hay cronista en su sano juicio que considere pertinente, y eficaz, levantar acta de cuanto acontece en un Pleno municipal, regional o del Congreso.

Todo queda en un bluff mediático: las ráfagas más intensas para la tele, las más interpretables para la radio, y las más brillantes para la prensa escrita, ya se trate de notas de agencia, ya de labor propia de redactor, tanto en el papel condenado a la extinción, como en las ediciones digitales tan incomprendidas en su funcionamiento y estructura por las redacciones tradicionales. Los periodistas que cubren estos eventos descansan, y hacen bien, la mayor parte del tiempo, pendientes de que no se les escape una en las mociones que, en jerga, vienen cargadas de “chicha informativa”.

Además, a estos periodistas, por lo general primeros o segundos espadas de sus medios, gente curtida en mil desengaños como profesionales y en diez mil como ciudadanos, lo que realmente les/nos “pone” es el cotilleo fuera de asiento, allí donde el ustedeo y la descalificación desde la silla oficial se torna en tuteo y compadreo inter pares et functus officio; es decir, donde es factible e incluso habitual la sonrisa, la relajación y el intercambio de información –de la buena, de la que no se puede contar con alegría–. Por tanto, el Pleno en sí mismo es, a estos efectos, un ropaje dorado y decente para unas verdades desnudas y agrias que se narran fuera del auditorio.

Más allá de la mirada de periodista empotrado en este apartado del show business, la conciencia crítica y ciudadana que no quiere engañarse a sí misma sabe que a la postre nadie ha fiscalizado a nadie, que las posturas están tomadas de antemano, y que ninguna oposición torcerá la voluntad de ningún Gobierno, ni Ejecutivo alguno hará cambiar el parecer de sus adversarios. Desde luego, no en Cámara legislativa.

Así que con dolor, pero con tozudo realismo, se alcanza a comprender que el parlamentarismo de hoy tiene más de reliquia que de construcción armónica de un espacio democrático. Con aroma tan vetusto como digno de ágora posible y necesaria, pero recorrido por venas que golpean arcaísmo en lugar de sangre política, y espectáculos de corte y confección periodística en lugar de intercambio de ideas que merezcan el sobrenombre artificioso de debate parlamentario. Se antoja urgente modificar los escenarios de la política. Hacerlos abiertos, transparentes, cercanos y, sobre todo, interesantes para una población a la que cada cuatro años se le exige depositar su confianza en una urna.

20091027

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Velas a Sta. Porca Influenza

Confidencialba. La columna del editor.


He pasado (sí, y he sobrevivido, oh, hazaña), la temible gripe A. Que se dice no para autobombo personal ni para disculpar, o no sólo para disculpar, la semana de casi “apagón” vivida desde el pasado lunes 19 en Confidencialba. Sino también porque no habrá mejor oportunidad que ésta, y quizá sí mejor atalaya, pero desde luego no más honesta que la presente plataforma informativa, para tratar de colar entre el tiroteo diario de mensajes, contertulios, destripaterrones del corazón y oportunistas del micro, una personal, jocosa y postconvaleciente columna acerca de esta enfermedad.



Digo que he pasado (y sobrevivido) la gripe A sin demasiada convicción. Y me explico. Puede haber sido también la gripe estacionaria. O la del pollo empanado. O la del tranvía de las tres y cuarto. Porque miren ustedes por dónde, los facultativos y sus socias, las enfermeras, están hartos de ver síntomas de todos los colores, con todos los termómetros (mentira, que ya ni los hospitales tienen de los de mercurio de toda la vida), con dolores, sin dolores, con achises, sin achises, en mocosos y de moscosos, y con virus doble master en paracetamol por la Sorbona (cuna de la “resistencia” estudiantil), o sarandungueros como el que más y dispuestos a venderse por un mal plato de arroz con bacalao.

El mismo que les escribe pasó la exploración básica establecida por protocolo para la gripe A, antes llamada porcina en apelativo recurrido, y con razón, por los voceros de los gorrinos, los propietarios de las piaras, que no está el horno para bollos económicos. Pues eso. La exploración. Y nada. Niet. Nothing. Rien. Nasti de plasti. Pero es que la exploración da para lo que da: dolor de articulaciones, dificultad para respirar, dolor de cabeza... En fin. Questo è: ¿alguien sabe explicar la diferencia con la gripe común? Salvo analítica específica de sangre, si se dice gripe A es porque de momento no toca hablar de la de toda la vida, la estacionaria, la de la semana en casa ciscándose en la mala sombra de la mutación anual de turno y en la mala calavera que le deja a uno mientras le acosan los sudores y el agotamiento. Efectos secundarios (o terciarios) que, por cierto, produce también la gripe A.

Así que, ante el único síntoma de fiebres rondando los 38,5 con picos de 40 y bajadas a base de cócteles molotov de paracetamol, ibuprofeno y nolotil, con las pruebas de la gripe A en negativo y ya que el protocolo de actuación impide hablar por ahora, en octubre, de gripe estacionaria, el diagnóstico inicial fue, y la cita es textual: “virus jodón que te está dando por saco hasta que te lo quites de encima”. Que ya les gustaría a muchos periodistas, descartados los bocachanclas de la pornografía rosa, ser tan lenguaraces en un par de oraciones.

Es decir, infección vírica. Y contra los virus no hay nada que hacer. Sólo aplacar los síntomas y encender una vela a la patrona de los anticuerpos. Si alguien del equipo de don Ciriaco Benavente está a la escucha, tome nota de esta idea, regalo de la casa, y posible negocio de cepillo y donativo para el invierno que se nos viene encima. “Por dos euros, cinco velas a santa Porca Influenza, patrona de los virus”. Que la gente necesita creer en algo y la sarta de políticos que nos desgobierna ya no vale, está caduca. Y corrupta.

Pero entre bambalinas, la cosa es que los señores y señoras del fonendo no saben muy bien con qué se las están viendo. Hay mucho virus sin clasificar, o es el mismo que se presenta de las mil y una maneras posibles. Un genio de ser social, este virus. Muy propio del siglo XXI. Triunfaría en Facebook. Y en Tuenti. Y no hay dinero, oiga, ni vale la pena el esfuerzo, de aplicar a todo el mundo la analítica exhaustiva y específica. Así que ante la duda la más macanuda: gripe A, tómese estas pastillas señora, señor, descanse y no salga de casa. Pero ni el más remirao opta ya por el aislamiento, la mascarilla y el cataclismo universal. Salvo complicaciones, esto es ajo y agua. Como los del curso del 63. Ajo y agua.

Así me lo dijeron horas después: aunque no lo sea oficialmente, oficiosamente es una gripe A. ¿Qué va a ser si no? Y el abajo firmante se lo cree, porque así además tiene, por la patilla, percha para la columna de reenganche a la vida de juntaletras. Y porque puestos a elegir entre gripe A, gripe común y, repito entrecomillado, “virus jodón”, tiene más tirón presumir de sobrevivir a la primera.

Ya cuerdo y sin drogas machacando el hígado, sólo me cabe plantearme si existe el tal club Bildelberg. Y, en caso afirmativo, si una de sus misiones no habrá sido volvernos a todos tarambanas y suspicaces a una epidemia. La gripe A tiene, como tuvo la gripe aviar, más de experimento sociológico global y supuesto beneficio económico ilegítimo de farmacéuticas, que de riesgo sanitario mundial. Eso, y encender otra vela por los frikis de la Medicina que siguen investigando las infecciosas, la hermana pobre de los laboratorios, y la que sin embargo puede revelarse el día de mañana como salvadora para un virus cabrón que además de expansivo como este, sea letal. Uno de ellos, qué se le va a hacer, es hermano mío. Eso sí que es para sentir orgullo. Pero esa crónica ya pertenece al ámbito privado.

20091006

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La Losilla: 16 días y 438 noches

Publicado en Confidencialba


El revés definitivo a La Losilla, a ritmo de Joaquín Sabina

...438 noches. No tiene la musicalidad de Joaquín Sabina, pero casi. La isla urbanística La Losilla, planeada para la población de Chinchilla de Montearagón, dos millones de metros cuadrados para albergar una población tres veces superior a la de dicho municipio, está fuera de combate. El juzgado ha estimado en su totalidad el recurso contencioso-administrativo interpuesto por Izquierda Unida el 23 de abril de 2008, que anula el proyecto de reparcelación y puede dejar sin efecto el Plan de Actuación Urbanizadora (PAU), así como todos los acuerdos previos. Es la crónica de 16 días y 438 noches. Se la contamos. Se la cantamos. El lector, si gusta, puede emular la voz desgarrada de don Joaquín.

16 días y 438 noches. Es el título de la canción de la macrourbanización La Losilla. Los 16 días son las 16 jornadas clave en la relación resumida de la tramitación administrativa y judicial, leído ayer por la concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Albacete, Rosario Gualda, y al que este Confidencial ha podido tener acceso, así como a un resumen ejecutivo de la sentencia del Tribunal nº. 2 de lo Contencioso-Administrativo. Cada uno de esos días se marca entre paréntesis en la crónica subsiguiente. Por su parte, las 438 noches es el tiempo que transcurre entre el rechazo unánime del Consistorio de la capital al proyecto urbanizador, el 17 de marzo de 2003, y la defensa que realiza en Albacete el entonces consejero de Vivienda y Urbanismo de la Junta de Comunidades, Alejandro Gil. Sólo un detalle: entre ambas fechas, el domingo 25 de mayo de 2003, se celebraron elecciones autonómicas y municipales.

Un Potosí y el consejero reincidiendo
Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks. El rechazo entusiasta de los dos grupos políticos mayoritarios fue un espejismo. Dos años y cuatro meses después del rechazo unánime del Ayuntamiento de Albacete (día 1), en el de Chinchilla el Plan recibió la aprobación inicial con los votos del Partido Socialista (PSOE) y la abstención del Partido Popular (PP). Sólo IU voto en contra (día 5). El 30 de mayo de 2006 (día 8), el Pleno chinchillano aprobó el PAU de La Losilla, a pesar de no contar con el informe preceptivo de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Para entonces, los populares habían decidido que el proyecto bien valía un Potosí, y que mejor apoyarlo que andar a la greña.

En vez de fingir, o estrellarme una copa de celos, me dio por reír. Las alabanzas a la isla urbanística no tardaron en llegar. Primero, ya se ha dicho, fue el entonces consejero Gil, 438 días (o noches) después del rechazo del Ayuntamiento albaceteño (día 2). Pero es que el 9 de febrero de 2006 (día 7), el consejero reincidió, y ofreció una rueda de prensa en la que mostraba su apoyo al proyecto. En concreto, abogó por "incorporar Albacete al fenómeno de la creación de áreas metropolitanas". Idea que hoy, por cierto, es desestimada por el equipo redactor del futuro Plan de Ordenación Municipal (POM), de la capital.

De pronto me vi como un perro de nadie, ladrando a las puertas del cielo. Los argumentos de IU y de Ecologistas en Acción eran claros: diseñada dentro del ámbito municipal de Chinchilla, La Losilla responde al perfil de ciudad dormitorio que se nutre de y trabaja en Albacete, y permite puentear la legislación para no edificar Viviendas de Protección Oficial (VPO), dada la dimensión demográfica pequeña de la población de acogida. Sin embargo, su conexión a las redes de servicios de Chinchilla llevaría a esquilmar los recursos hídricos, y supondría una nube de contaminación por el uso obligatorio del vehículo privado. Nones. El 26 de mayo de 2006 (día 9) IU denunció ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha el PAU, y el tribunal respondió casi tres años después (día 13), que no admitía el recurso por razones de forma, aunque tampoco lo desestimó.

El PSOE albaceteño se vuelve internacional
Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo. Y de hecho, el 12 de abril de 2007 (día 10), casi un año después de la denuncia de IU, la Confederación Hidrográfica del Júcar emitió su informe, el mismo que resultaba preceptivo para la aprobación del PAU, pero al que no se había esperado, ya que recibió luz verde también casi un año antes. En ese informe, la CHJ establecía que no había recursos hídricos suficientes para poder acometer el Plan. Dio igual. En noviembre de ese mismo año (día 11), y por decreto de la Alcaldía, se aprobó el proyecto de reparcelación, en lo que para la coalición de izquierdas es un posible delito de prevaricación (toma de decisiones a sabiendas de que contravienen la Justicia).

Tenían razón mis amantes en eso de que antes el malo era yo. Sólo cuatro meses después del rechazo unánime del Ayuntamiento de Albacete, pero con los comicios ya celebrados, el 21 de julio de 2004 (día 3), Izquierda Unida solicitó que el Consistorio se personara en el proyecto para mostrar su plena oposición. Sin embargo, lo internacionales que se vuelven algunos cuentos, el PSOE albaceteño se hizo el sueco, despidió la iniciativa a la francesa y lo hizo con la rigidez alemana de su mayoría absoluta y el sibaritismo inglés de armar poco follón. Por si fuera poco, la Comisión Provincial de Urbanismo emitió el 8 de febrero de 2006 (día 6) informe favorable del Plan, aunque condicionado a factores como la obtención del preceptivo informe de la CHJ. Los malos, quién lo dudaba, eran los únicos que seguían obstinados en pegar el cerrojazo a La Losilla, por un quítame allá esas aguas, o un ponme aquí unas VPO.

Con una excepción: esta vez yo quería quererla querer, y ella no. Pero la historia tenía reservado un revés, llamado ruptura del saco de la avaricia, conocida como "crisis" en términos oficiales desde principios de 2009. Mucho antes, el 18 de mayo de 2005 (día 4) la urbanizadora Montearagón S.L. presentó en público el PAU. Y a lo grande: 1.808 viviendas, un campo de golf, un emplazamiento idílico... Con o sin resoluciones judiciales, cuatro años después, el 30 de marzo de 2009 (día 14, sólo una semana después de la inadmisión a trámite de la denuncia de IU), se anunciaba también en público la paralización del proyecto, debido a la falta de financiación, debido a la congelación de un crédito de 60 millones de euros por parte de Caja Castilla-La Mancha (CCM). Sólo un día antes, la entidad había sido intervenida por el Banco de España. Y ya por entonces se oía el rumor de que a uno de los inversores, Antonio Miguel Michel Méndez Pozo, empezaban a sobrarle tanto sus acciones urbanísticas como su responsabilidad como editor de los diarios del grupo La Tribuna.

Aprender a olvidarla
(...) Y eso que yo, para no (...) ser el fantoche que va en romería, con la cofradía del Santo Reproche. IU no se bajó del burro, ni antes ni después de la paralización momentánea de las obras. Aunque eso supusiera que le llamaran de todo, tal como recordaron ayer tanto la concejala Gualda como el coordinador provincial de la formación, Luis Ángel Aguilar. Por eso, el 23 de abril de 2008 (día 12), interpuso un recurso contencioso-administrativo contra el proyecto de reparcelación, que resultó admitido a trámite. Y exactamente un año después (día 15), denunció dicho proyecto ante el Juzgado nº. 2 de dicha jurisdicción. El caso estaba vivo.

Tanto la quería, que tardé en aprender a olvidarla 16 días... y 438 noches. El Juzgado declaró el pasado 29 de septiembre (día 16) la nulidad del Decreto de Alcaldía del 27 de noviembre de 2007, y afirmó que todos los planes previos incurren en causa de nulidad. Esta sentencia, por la que la formación política desea hacer expreso su agradecimiento a la letrada Almudena Alarcón, "pone freno a un verdadero pelotazo urbanístico con graves perjuicios medioambientales y sociales", sostuvo ayer Aguilar, "y a un modelo de desarrollo urbanístico que siempre fue amparado y promovido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y financiado por CCM". Este último aspecto es, a su juicio, uno de los aspectos del "fiasco monumental" de la etapa de la entidad financiera que concluyó con la intervención del organismo regulador (Banco de España).


Nota del editor: la utilización de pasajes de la canción de Joaquín Sabina 19 días y 500 noches se efectúa sin ánimo de sustraer, alterar o atentar contra la propiedad intelectual y los derechos de explotación comercial, lo que se pone en conocimiento de las autoridades competentes para que, si así lo estimara conveniente, y previa comunicación por su parte, este medio proceda a retirar dichas referencias.

Sentencia que declara nulo el proyecto

Este Confidencial ha tenido acceso a un resumen de la sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº. 2 de Albacete, por la que se declara la nulidad del proyecto de reparcelación de La Losilla.

Según este documento, el recurso interpuesto por IU el 23 de abril de 2008, ha sido estimado en su integridad. Las razones que han llevado a ello se centran en la aprobación por parte del Ayuntamiento de Chinchilla (noviembre de 2007) sin contar con el preceptivo informe de la CHJ.

En ese sentido el informe emitido por la Confederación siete meses antes especificaba que el pozo ubicado en la Finca la Morena no podía ser esgrimido por los partidarios de la isla urbanística como solución al problema del abastecimiento, como así se hizo, ya que la titularidad de su aprovechamiento corresponde al Ayuntamiento de Albacete".

De igual manera, echa mano del informe vinculante de la Comisión Provincial de Urbanismo, que exigía el informe de la CHJ que garantizara la existencia de recursos hídricos. Los acuerdos adoptados en contravención con el organismo provincial llevan al tribunal a declarar nulos todos los planes hasta ahora aprobados.


20090927

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Trabajar más y ganar menos, ¿no?

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro


Queridas niñas y queridos niños. Las siguientes líneas están dirigidas a aquellos de vosotros que alguna vez habéis pensado "jo, mates, qué rollo, si eso no sirve para nada". Pues sí sirve, queridos. Sirve para saber cuándo alguien nos está tomando por el pito del sereno. Como el presidente de los empresarios castellano-manchegos, Ángel Nicolás, que ya sabéis que la semana pasada dijo que la salida a la crisis estaba en trabajar más y ganar menos. Aunque luego intentó arreglarlo junto a la consejera, Mari Luz Rodríguez, con aquello de que los primeros en aplicarse el cuento son los empresarios. Venga, vamos a hacer números.

Si os acordáis, polluelos, hace sólo un mes llamábamos la atención en esta página sobre una información de los Técnicos de Hacienda (Gestha), por la que el 68 por ciento de los españoles currantes ganábamos mil euros al mes, o menos. Es decir, 13.200 euros anuales, todo lo más. Bueno, es un poquito exagerado. Os lo explico por encima: los técnicos habían hecho los cálculos, al parecer y según se puede leer en El blog salmón, a partir de las rentas pagadas a Hacienda por rendimientos del trabajo, desempleo, pensiones y actividades económicas. Lo que es hacer un poco trampa.

Por ejemplo, si cualquiera de vosotros en los 12 meses de 2008 estuvo trabajando un tiempo, luego fue al paro, luego se hizo empresario, y después (es un ejemplo, sólo un ejemplo) tuvo un accidente y quedó a cargo de una pensión por incapacidad, pues eso cuenta como cuatro ingresos anuales. Y es evidente que ninguno, salvo milagros, va a dejar una media de más de mil euros al mes. Me seguís, ¿verdad, renacuajos?

Averiguar esta trampilla es lo que se llama contrastar la información, que es una práctica que hace mucho tiempo estaban obligados a hacer unas señoras y unos señores a los que se llamaba periodistas. Pero hoy que queda poco periodismo y menos ganas, pues lo de contrastar es lo último, y aquel día todos los periódicos salieron en tromba con el mismo titular: siete de cada diez (riojanos, albaceteños, cántabros, gallegos, sevillanos, etc), ganan menos de mil euros al mes. Esto que os he dicho es por dar una puyita. Vamos ahora a por otra vuelta de tuerca.

En ese mismo Blog Salmón, el primer comentarista de la noticia ofrece datos que se acercan más a la realidad. Y que, no os vayáis a creer, tampoco están tan lejanos de los que decía Gestha. Más o menos dice así. Primero, que el mileurismo debe ser contado no por debajo de 13.200 euros anuales, sino de 16.000, porque con lo que se pierde por el camino en cotizaciones y retenciones ya no situamos en esos mil euros al mes. Y segundo, que esa cantidad es lo que vienen a ganar 56 de cada 100 españoles que están en edad de trabajar y están dispuestos a hacerlo. Vamos, lo que se llama "población activa". ¿Todo OK? ¿Alguna duda? Seguimos, pues.

Si 56 de cada 100 ganan 16.000 euros, vamos a suponer que no es como tope, sino de media. Que ya es ser generosos. Os pregunto: ¿cuánto ganan los otros 44? Bueno, pues para esto es para lo que están las matemáticas, mis pequeños. Para esto y para más que vamos a ir viendo. Antes de responder es necesario saber cuál es el sueldo bruto medio anual de los españoles. Aquí los datos son del Instituto Nacional de Estadística (INE), del año 2007, que iréis descubriendo según cumpláis años que es la herramienta más potente (la estadística, no el instituto), para camuflar verdades incómodas y contar mentiras cómplices, y a veces hasta piadosas.

Según estos datos, que lanzaban las campanas al vuelo, resulta que los españoles habíamos subido (¡¡bien!!) a 1.616,18 euros al mes. No, no pongas esa cara, Luisito, que te veo venir y no es que tus padres estén discriminados: empieza a descontar pagas extras, complementos, horas extraordinarias, seguridad social y retenciones de IRPF (el impuesto directo), y verás como la cantidad ya se parece más a la que trae a tus padres de cabeza. Y a la que viene en el papel que llaman "nómina" cuando llegan a casa arrugándola y diciendo "con esta mierdecilla voy a cambiar de coche, ¡no te jode!".

Es decir, y para empezar a ponernos serios, los curritos españoles ganan una media de 20.234,16 euros. Eso quiere decir que 44 de cada 100 ganan por encima de esa cifra, para compensar a los otros 56 pringados que rondan los 16.000 euromortadelos. Esa cantidad que ganan los que más ganan se obtiene, mis niñas, nis niños, con una fórmula llamada "regla de tres", en este caso algo compleja. Os digo primero la operación y luego el resultado.

Llamaremos p1 al porcentaje de población que menos gana, p2 al que gana más y pt al total (es decir, el 100% de la población). Por su parte, llamaremos s1 al sueldo más bajo, 16.000 euros al año, s2 a la media más alta, que es la incógnita que queremos despejar, y st al sueldo medio nacional, que acabamos de decir es de 20.234,16 euros anuales. Bien. Pues la operación es la siguiente: s2 = (pt * st – p1 * s1) / p2. Haced los cálculos y veréis que la cifra es la siguiente: 25.623,09 euros. Es decir, por cada 44 españoles en edad de trabajar que ganan de media más de cuatro millones de las antiguas pesetas, hay otros 56 que están con mil euros al mes, más o menos. Como tus padres, Luisito. Como ellos. Pringaos.

Pero con todo y esto, lo divertido empieza ahora. Os pregunto: ¿no creéis que entre esos 44 de cada 100 españoles que más ganan, también habrá diferencias? ¿Que unos ganarán más que otros? Y dentro del grupo de los que más ganen, ¿no se podrá volver a establecer diferencias entre los más ricos y los menos ricos, y así hasta el infinito? Pues para eso, queridas amiguitas, queridos amiguitos, están las matemáticas. No tenéis más que renombrar las claves algebraicas, y lo que antes era s2 (el salario medio más alto), ahora será st (el salario medio final), volvéis a dividir la población en 56/44, y ¡a calcular!

No os apuréis, que ya os doy la fórmula. Con un pequeño secreto: necesitamos saber cuanto menos es el sueldo medio menor (16.000) respecto al mayor (25.623). A esta cantidad la llamaremos r, de ratio. Y será siempre fija: en este caso, con las cifras con las que jugamos, r = s1 * 100 / s2 = 62,44. Y ahora sí, ya podemos calcular. El nuevo s2 (el sueldo medio más alto), se obtiene con la siguiente fórmula: s2 = pt * st / (p1 + p2 * r), teniendo en cuenta que siempre pt=100, p1=56, p2=44, r=62,44 y st=anterior s2. Ahora podéis recalcular hasta el infinito para saber, dentro de los más ricos, cuánto ganan los más-más ricos, y cuánto los menos-más ricos.

Y aquí es donde viene el toque de atención al presidente de los empresarios de esta región, Ángel Nicolás. O como le gusta decir al presentador de La Sexta, Ángel Martín, un "zas, en toda la boca". He hecho para vosotros la prueba encadenando sólo cinco cálculos. Y como escarpias, chavales; se me ponen los pelos como escarpias. Porque aquí pringados todos. Sólo 17 de cada 200 españoles cobran de media unos 41.000 euros anuales, siempre en términos brutos. Pero si seguimos subiendo y queremos escalar hasta los 60.000 euros (10 millones de las antiguas pesetas), resulta que sólo 169 de cada 10.000 se puede permitir estar en medias de 65.896 euros.

Y el cachondeo ya es total dentro de este último grupo: de cada 100.000 de la población activa, sólo 725 rondan los 83.000 euros brutos anuales. Es decir, y como siempre nos hemos temido: según subes por la clase social, los más ricos son cada vez menos, pero ganan cada vez más. Y la tendencia se acentúa cada año: aunque os hemos dicho que el informe de Gestha tenía sus fallos, resulta que hace sólo tres años había contabilizado 11 millones de mileuristas, y la última vez que echó las cuentas le salieron 18. Si exageró el mes pasado, también exageró en 2005. Es decir, que el crecimiento de mileuristas es real. Y va a velocidad de vértigo.

Ahora que lo habéis entendido, podéis ir y contárselo a Ángel Nicolás. A ver si uno detrás de otro le convencemos que no es que no queramos trabajar más a cambio de ganar menos, sino que la mayoría de nosotros ya no tenemos bolsillo en el que rascar más hondo. Y que, quizá teniendo razón y todo, si no sale a la calle a ver cuánto cuesta un café, al menos podía echar números como cualquier empresario de bien, y ver que, como decía el sabio, "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". Y luego, ya si eso, le dice alguien que se dé un garbeíllo por la sección Sra. Crisis, Míreme a los ojos de este Confidencial, y que tome nota de que más hasta el cuello no puede estar el personal. Que invente otra milonga, que esta ya no cuela.

20090921

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Si a Prisa le da por disparar

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro

Se le atribuye a Bill Clinton la genialidad de haber ganado unas elecciones con cuatro palabras, “es la economía, estúpido”; atribución que sin duda es exagerada, tanto para la inteligencia de uno como para la estupidez que supone no para su rival, sino para sus votantes. Pero el concepto que entrañan esas cuatro palabras sí es suficiente para cambiar el mapa del poder. En un país como España, cuyos grupos de opinión se han desatado a la sangría de las bajas pasiones del fútbol. Y en una región como Castilla-La Mancha, donde sólo la incapacidad de la oposición ha salvado de la quema a su consejera principal. Pero sigue siendo lo mismo. La economía. Estúpido.

Cuando estas líneas vean la luz se enfrentan a varias decisiones adoptadas durante el fin de semana por los grupos Prisa y Mediapro, así como por el Comité Federal del PSOE. Lo que en ellas haya de retrato del presente puede estar demodé, por tanto; pero no así el perfil de las relaciones de poder que haya dibujado la ya conocida como “segunda guerra del fútbol”. Y su contexto, que no es otro que los balones de oxígeno a disposición del Gobierno para que el día de mañana los populares no le ganen la partida por cuatro palabras. Si los de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal han de sudar la camiseta, los primeros que tienen que poner orden son los de Rodríguez Zapatero.

Nada puede hacer más daño al socialismo que la palabra desencanto. Y con esa idea es con la que jugaron precisamente los medios del Grupo Prisa durante la semana pasada. Llevan unas semanas tanteando el terreno, pero durante tres días, miércoles, jueves y viernes, sacaron sus tanques informativos a la calle del debate. La TDT de pago, fórmula aprobada mediante decreto ley urgente (como los que en su día ampararon los alumbramientos de Canal Plus y Digital +), y que permite a Mediapro (La Sexta, Público), hacerse con parte de la tarta del mercado del fútbol, es el detonante de esa inédita actitud de mamporrero contra el Gobierno.

Si la consecuencia no formaba parte de las previsiones del Ejecutivo, malo, porque significa que sus miembros más destacados desconocen cómo se cuece el arroz en el circuito informativo. Si, por el contrario, es un riesgo calculado, peor: nadie nos está contando para qué quiere, es una hipótesis, cambiar Zapatero los ámbitos de influencia tradicionales del socialismo. De ahí que en esta historia haya dos patas complementarias: la anécdota de la guerra entre grupos editoriales "amigos" y afines al Gobierno, quién dice qué y cómo lo dice; y el trasfondo de las posiciones de poder con las que se llegue a una hipotética contienda electoral adelantada, o cuál es la carga de profundidad de los mensajes que unos y otros se cruzan.

Quien quiera quedarse sólo con la anécdota, tiene ese marco para divertirse acodado en la barra de cualquier bar. El País dándole leñazos informativos y sin contemplaciones al presidente, como justiprecio a la personificación del poder (si no quieres caldo, ahí tienes dos tazas). Y El Mundo con titulares que debieron sacar de sus casillas a más de un lector fiel, espectador además de Intereconomía y oyente de la COPE, que no es igual sin Losantos pero qué se le va a hacer: “TDT: al menos Zapatero no está en venta”.

El editorial del diario de Pedro J., publicado el pasado viernes, rubricaba la opinión del medio con esta declaración casi de amor: “Zapatero ha demostrado integridad personal y entereza política. Se podrán decir muchas cosas, pero al menos, el presidente del Gobierno no está en venta”. Por menos le han cantado muchas veces las cuarenta a Cebrián o a Roures (Mediapro), como agentes encubiertos a sueldo del Gobierno. A su vez, los tres editoriales consecutivos de El País tampoco dejan lugar a dudas sobre su posicionamiento crítico. Titulados En la pendiente, Embrollo fiscal y Clientelismo digital, han encontrado la inmensa caja de resonancia de la Cadena Ser, y de la menos extensa pero igual de intensa cadena de televisión del grupo, Cuatro.

Las tornas se invierten no sólo entre El Mundo y el buque insignia de Prisa, sino entre este y Mediapro, cuya línea editorial es la de apretar pero no ahogar, una especie de vigía de los valores tradicionalmente ligados a la socialdemocracia que concede credibilidad al Gobierno sin caer en el descrédito de la adulación. Ese papel ha sido asumido ahora, por ejemplo, por el presentador estrella de Noticias Cuatro, Iñaki Gabilondo. En su bloque de opinión del pasado jueves, Gabilondo recordaba que la crisis es producto de los desfases de una política económica que en nada se parece a la que defiende la socialdemocracia. También El País anotaba esa clave en el menos incendiario, pero más profundo, de sus tres editoriales, titulado Embrollo fiscal.

En una clave más técnica, el periodista y consultor de medios Juan Varela (Periodistas 21, analista de Soitu.es), consideró que la TDT de pago será efímera, y recordó el precedente del decreto ley, el “fiasco” de la fusión entre La Sexta y Cuatro, con el respaldo legal de un reciente y urgentísimo decreto que permitía la fusión entre dos emisoras con menos del 27 por ciento de share. “Es lo que pasa cuando se legisla a ritmo de operaciones que luego se frustran”, concluyó Varela. Mucho antes, a finales de agosto, el presidente de la Asociación de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campo Vidal, había criticado la urgencia de la legislación, y la obligación impuesta a los consumidores de comprar nuevos decodificadores. Estos, de hecho, no estaban en el mercado ni siquiera el día que Gol TV (Mediapro) emitió el primer partido de la Liga mediante el sistema de TDT de pago.

Entrando en el terreno de las implicaciones de esta guerra, el director del diario 20 Minutos, Arsenio Escolar (padre del ex director de Público, Ignacio Escolar), apuntaba dos cuestiones interesantes. Una, el barómetro del CIS de finales de julio daba la victoria al PP pero no por méritos propios, sino por la retirada de votantes socialistas (¿muestra del “desencanto”?). Dos, los estrategas del PP están alborozados por unas posibles elecciones adelantadas si el ataque de Prisa resulta fulminante para Zapatero.

Pero el presidente, por ahora, se muestra incluso altanero. Cuando Juan Luis Cebrián calificó en El País como “una guerra del Gobierno contra los medios independientes” la aprobación del decreto ley, Zapatero replicó que se legislaba sólo “en beneficio del país… el país… de la nación, claro”. Por esas fechas, se hicieron llegar fuertes presiones a algunos ministros considerados “amigos”, haciéndoles ver que el PSOE no puede ganar unas elecciones sin la ayuda del triplete de radio, televisión y prensa del PSOE. Y de remate, otra frase de Gabilondo: “El problema de Zapatero no es Prisa, es Zapatero (…). Millones de españoles que le apreciamos (…) deseamos que lo resuelva”.

Y en esto llegamos a las preguntas finales, y que pueden explicar este mar de fondo: ¿la ayuda de los medios que tanto sirvieron a la carrera de Felipe González obliga a Zapatero a unas prebendas a las que no está dispuesto? ¿Tiene eso que ver con las posiciones de poder que el aparentemente extinguido bonismo ha ido tomando casi desde el exilio de julio de 2000, fecha en la que Zapatero fue elegido secretario general por una mínima diferencia con su rival José Bono? ¿Tiene que ver con el anuncio insospechado de su sucesor en la Junta de Comunidades, José María Barreda, de que será el candidato a la presidencia en la siguiente cita con las urnas?

De momento, y por si acaso, Cuatro ya le ha dado un “toque” a uno de los asuntos hasta ahora intocables del Gobierno de Castilla-La Mancha: el Aeropuerto (“fantasma”) de Ciudad Real. Y ojo, que si a Prisa le da por disparar, conoce demasiado, de lo bueno y de lo malo, sobre el socialismo regional. Habrá que permanecer con los orejas en alerta y los ojos bien abiertos.

20090910

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La triple desesperación del periodista

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro


Asisto atónito al último espectáculo que creí poder llegar a ver: una pelea entre María Patiño y Carmen Pardo para ver cuál de las dos es más periodista… y se permiten el lujazo de darse consejos sobre periodismo, sobre dignidad profesional, sobre ética y deontología. Las redes sociales de Internet padecen una hiperinflación de participantes preocupados por el futuro del periodismo… y la cuestión es que la mayoría de quienes hablan son periodistas. En todo el país se cuentan por miles los periodistas despedidos… lo que no les hace diferente al resto de los trabajadores, salvo por el hecho de que su caso es el que nunca es noticia. Faltaría más: ninguna empresa desea arrojar piedras sobre su propio tejado.

Y no puedo quedarme al margen. Ni permanecer callado, aun a riesgo de alimentar el ruido sin aportar claves nuevas. Una de las profesiones en mayor riesgo de extinción no puede consentir que se legitime, por la vía de la audiencia fácil del morbo y la pornografía rosa, un falso debate en torno a cuestiones que nada tienen que ver con las que de verdad amenazan a este oficio.

No, Pardo. No, Patiño. Lo que ustedes defienden no es periodismo. Es crónica amparada en los capos de los pases VIP, en la mafia de los representantes, en la perversión de los cachés desorbitados. Negocio de escándalos prefabricados, ilusión de celebridades fugaces y entrevistas pactadas, ya sea para encumbrar al personaje de turno, ya para crucificarlo. No pretendan convencer al resto de la humanidad de que sus desvelos son la libertad de expresión y la dignidad en el trabajo. No se lo consiento. Y no digamos ya cuando les da por largar sobre la violencia de género, la crisis económica o las nuevas tecnologías. A lo suyo: al chismorreo. Y punto.

Pero la pornografía rosa no es lo único, ni lo más principal, que amenaza al periodismo. Asisto a ruedas de prensa donde en el turno de preguntas nadie pregunta, y si alguien lo hace es fácil que en dos minutos sólo queden en la sala el periodista osado y el interpelado. Así es Albacete. Ignoro cuántas provincias más. En Madrid el grito de guerra es justo el contrario: los periodistas desean preguntar y los portavoces muchas veces cuelgan el “no hay preguntas” al final de su intervención. Un grupo de Facebook creado expresamente para impedir el abuso de la fuente unidireccional suma varios miles de seguidores. Ignoro cuántos son periodistas. Cuántos son de esta región. Cuántos son de esta provincia.

Un clásico de esta profesión es que una rueda de prensa “debe ser un mar de brazos”. De periodistas que quieren preguntar. Tanto si no les dejan, como si cejan en el empeño, la prensa libre muere. Y con ella su misión. Y el desencanto de la audiencia, de las audiencias, se multiplica, se refuerza, se retroalimenta. Hay algo todavía más grave: los periodistas quedan reducidos a secretarios cualificados. Levantan acta, resumen y dan fe. Para eso no hacen falta carreras universitarias, que además, en la mayoría de las titulaciones de comunicación, ofrecen una calidad pésima, tanto lectiva como de capacitación profesional.

Es decir, no hacen falta periodistas. Mucho menos si son veteranos y han desarrollado criterios. Cuanto más jóvenes, más inexpertos y más despreocupados por la res pública, mejor: más baratos, más manejables, más ignorantes y por tanto más orgullosos. Desconocen, en su vanidad, que cuando reivindican su título y su profesión, generan a sus espaldas más de una carcajada. A lo sumo un gentil desprecio. Muchas veces entre sus directivos. Y gracias. Sobran ejemplos, pero permita el lector que no dé nombres.

Mientras, una verdadera legión de veteranos de la información vive una triple desesperación. Primero, trabajar inmersos en corporaciones industriales que nada quieren saber de información: lo que dice la fuente basta y no es necesario contrastar, sobre todo si es cliente y buen pagador. De ahí el juego macabro de la publicidad institucional que tantas veces se traduce en falta de independencia: quien paga, manda, decide, orienta. Claro que… ¿hacen falta periodistas para copiar, pegar y resumir notas de prensa, cortes de voz o teletipos de agencia? Ustedes mismos.

Como no hacen falta profesionales, los veteranos se ven cada vez más abocados a quedarse en la calle. Es su segunda desesperación. No interesan, sus criterios no casan con el proyecto empresarial, y son caros. Son prescindibles. Son jóvenes abuelos cascarrabias, que no hablan el mismo lenguaje de sus jefes, ni el de los recién horneados en las facultades de Periodismo. Sobran. Sólo tienen dos salidas: quemarse, o considerarse herederos de la tierra. Ninguna de ellas les garantiza el sueldo. Ni la felicidad.

En realidad sobran todos, jóvenes y mayores, agudos y mentecatos, pornógrafos de lo rosa o ágrafos de todos los colores. Después de años de prostituirse, o ser prostituidos por otros, la crisis les hizo la cama. A muchos se los follaron, y los que se quedaron fue a cambio de saber callar y agradecer salarios raquíticos y condiciones de trabajo ínfimas. El daño en provincias, con estructuras mínimas y muy jerarquizadas, es ya irreparable. Queda la rebelión en las grandes capitales.

Tome el lector nota de que si también caen las grandes ciudades (con la amenaza de la pornografía rosa, que se apropia de espacios indebidos como el informativo), sólo quedará Internet como refugio para una prensa libre. Un territorio demasiado inhóspito para cimentar un negocio. Internet se multiplica y abarata costes, la comunicación es multidireccional y hoy cualquiera puede contar su propia historia, su drama, su alegría, su proyecto, su noticia. El periodista del futuro corre el serio riesgo de no poder dedicarse a ello de forma profesional, sino por mera vocación. Esa es la tercera desesperación de los veteranos. Y no les falta razón.

20090904

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Si estos son los liberales...

Prohibir. Es el reflejo más primario contra lo que no se conoce. Y una de las estrategias más socorridas de la política del miedo: el Partido Popular quiere rebajar la edad penal a los 12 años y que los menores de 18 años tengan que pedir consentimiento paterno para participar en una red social. Y a los menores de 14, prohibido. Cerrado el acceso a la tecnología y al mundo en el que sus coetáneos viven. ¿Y para ser boy scout, formar parte de un club deportivo, asistir a catequesis o salir con los amigos? ¿También quiere el PP consentimiento paterno? ¿Y para leer diarios o escuchar música? Censura para menores.

Menos mal que se proclaman liberales, se hartan de declarar que el Estado no debe meterse en la vida privada de las personas, son fervientes defensores de la sociedad de la información y anti canon digital. Incluso tienen una red social propia, Popular.es, y no se recatan para publicar vídeos en YouTube.


Más en Periodistas 21

20090901

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Olor a impostura

Artículo de Carlos Otto-Reuss * en Confidencialba


El verano es sinónimo de pereza. Se trabaja menos, se produce menos ocio, todo se hace de forma más relajada... Encima en Ciudad Real y provincia, mesetosa ella, hace un calor alienante que nos recalienta (aún más) el cerebro y nos sumerge en una situación de coma que no desaparece hasta bien entrado septiembre. Así, los meses de verano son los idóneos para que en Ciudad Real tengan lugar las mayores invenciones. Y es que Ciudad Real, en verano, huele a impostura.

Julio empieza con el Festival de Teatro Clásico de Almagro, una cita obligada y obligatoria para cualquier ciudadrealeño, que, aunque no pise un solo teatro durante todo el año, ha de ir al menos una o dos veces a Almagro para dejarse ver por ahí y presumir de haber estado. Lo que más gracia me hace de este mes en Almagro es comprobar cómo mucha (muchísima) gente que a diario va en vaqueros se planta un vestido de noche para ir al teatro pagando no menos de 20 euros por una obra cuya entrada no pasa de los 10 euros el resto del año en cualquier otro teatro. Pero, como dijo Antonio Machado, es de necios confundir valor con precio, y en esa confusión mete el Festival al público para que se gaste una pasta, algo que también contribuye a que el teatro se convierta en un producto sólo apto para gente de gran nivel adquisitivo, como pasa, por ejemplo, con la ópera. Y claro, la gente va a la ópera con sus mejores galas y trajes de noche, así que en el teatro igual.

Hay otro hecho bastante divertido vinculado a las grandes galas que desfilan por Almagro, y es el empeño de mucha gente en aparentar sofisticación. Una persona puede decir que no se lee un solo libro en todo el año, pero pobre de aquel que se atreva a admitir que no pisa Almagro en verano para ver alguna obra, ya que ése será mirado con los terribles ojos del que lo acusa de inculto aunque a él mismo la cultura le importe un rábano. Y esto de que a una persona le importe un rábano la cultura es total y perfectamente legítimo, pero lo de ir por la vida de algo que no se es está muy feo. Además, es curioso que la gente vaya al teatro disfrazada de cultureta si tenemos en cuenta que los orígenes del teatro no son muy cultos que digamos: en la época clásica, el teatro estaba destinado al populacho (que nadie se me ofenda), que iba al teatro como quien va ahora al fútbol. Todo esto a lo largo de las cuatro y cinco horas que duraba la obra (no como ahora, que los directores meten tijera para que aquello no dure más de dos horas). La gente se pasaba en el teatro la tarde entera con su comida, su bebida y todo lo que se preciase. ¿Que algo le hacía gracia? Pues se reía sin complejos y a mandíbula totalmente abierta.¿Que algún diálogo le llamaba la atención? Interrumpía a los actores y soltaba lo primero que se le pasase por la cabeza. Por ello es gracioso observar que a día de hoy, en los teatros, si alguien se pone a comentar la obra a su compañero de silla, todos lo miramos con desprecio mientras condenamos enérgicamente que esta persona no sepa disfrutar de la cultura en silencio. Por ello, sería difícil haber visto en el siglo XVI a un sanchezdragoniano en el teatro. Lo dicho, pura impostura.

En el límite entre julio y agosto en Ciudad Real tenemos la Pandorga, una fiesta supuestamente rescatada de una tradición evidentemente inventada. Y es que en Ciudad Real no nos andamos con chiquitas, oiga; si no tenemos tradiciones molonas, nos las inventamos y no pasa ni media. Se enmarca todo dentro de la campaña de plagio y derribo mediante la que nos estamos fraguando una nueva y fastuosa identidad a base de copiar la Semana Santa de Sevilla, inventarnos nuevas fiestas en puentes olvidados o ‘recuperar’ tradiciones que en realidad nunca existieron.

Pero lo mejor está por llegar. O qué se creen, que el mes del folklore no ha hecho sino empezar. ¿Qué mayor orgasmo hay para una localidad que las fiestas en honor de su honorabilísima patrona? En nuestro caso es la Virgen del Prado, a la que rendimos culto no por devoción, ni por la crisis, ni por tontunas de ésas, sino como defensa legítima frente al ataque socialista al catolicismo. ¿Se acuerdan de las cruzadas? Pues algo parecido, sólo que bastante más rancio.

En realidad, pese a que julio y agosto son meses de hastío para la mayoría, hay una poderosísima minoría que realmente hace su agosto. Entre el Festival de Seguidillas, el de Folklore, las fiestas en honor a la Virgen del Prado y alguna cosita más, el Ayuntamiento suelta de forma encubierta terribles cantidades de dinero a todos aquellos colectivos amigos que, grandes o pequeños, pueden ejercer una terrible presión y crear más de un conflicto si se cabrean. De este modo, los amigotes (hermandades, grupos folklóricos, cofradías...) se ganan unas pelillas sin ningún tipo de rubor, sobre todo en la feria, con subvenciones encubiertas que el Ayuntamiento ejecuta mientras los ciudadrealeños dormimos la siesta. Con calurosidad y alevosía.

En la novela negra, la noche suele ser el marco ideal para que los malos hagan sus fechorías. En Ciudad Real somos más listos y jugamos a los engaños y a las imposturas en verano, cuando los cerebros están aún más dormidos que en cualquier noche de diciembre.


* Carlos Otto-Reuss es periodista y analista de medios, editor de www.ottoreuss.com y colaborador en múltiples cabeceras digitales.