"No se puede gobernar una ciudad a golpe de moción". Así se iniciaba el reportaje fechado en mayo del año pasado sobre los intentos del PP de llevar al Pleno los planes integrales de barrios. En todas las ocasiones el equipo de Gobierno le advirtió que ese no era el lugar adecuado para hacerlo. Tras cuatro avisos, llegó el alto: el Pleno no daba luz verde a la moción del PP. Aquel día llevé ese asunto a la portada, de cuyo diseño me encargué, con el apoyo de Manuel Ureste.
Vuelve a la carga. La oposición municipal, comandada por Carmen Bayod, insiste con el llamador del que define como su compromiso electoral: atender a la vida de los barrios, a los "problemas de la gente". Fue la expresión favorita de Mariano Rajoy en la campaña electoral del pasado marzo, y no está el líder como para buscarle más Aguirres, más gates, más puertas abiertas por donde se le pueda escapar el ganado. Así que repiten el lema. Por lo menos cuatro años. Mejor recurrir a los "problemas de la gente" que a la niña repipi que se sacó de la chistera -por lo de chiste- el gallego frente a ZP.
El guión no cambia ni se altera. Para qué, debe pensar Bayod, si se lo dejan a huevo: 40 millones prometidos por el jefe del Ejecutivo regional, los más de 29 a los que aspira la ciudad por obra de las obras públicas del Gobierno central, y los mazazos que su concejal Juan Carlos López Garrido suelta un día sí y otro también en el Ayuntamiento, son avales más que suficientes como para seguir dando la cantinela. Verbigracia: "nuestra alcaldesa lo que mejor hace es prometer con el único fin de salir en la foto, aunque esas promesas nunca se lleven a cabo".
El problema es que no, según me cuentan: que no cuela. En una reciente charla con uno de los profesionales más avispados de Harvar, echamos un vistazo a las listas de concejales de unos y de otros, y nos sobraban dedos de la mano -¡de una mano!- para apuntar candidatos a los comicios de 2011. Se cuenta en los mentideros que el tema no está para más cármenes, y que quien no está tocado por una imputación judicial inminente está ya quemado como figura pública. O, lo que es peor de todo, no tiene tirón, gancho, gracejo.
A mi menda le apena por la parte de la cuestión de género, con la que tan engañado me tenían. Ahora bien, no es el fin de las conjeturas. Visto como está el patio, parece que quien tenga riñón para aguantar la crisis se puede preparar unas oposiciones, diría yo, peculiares: candidato a mandamás de la villa albaceteña. Sólo le falta elegir siglas, en función de que le tire más la familia y los "problemas de la gente", o le ponga más el asunto del "futuro inteligente", expresión que no da para comer pero que le facilita titulares a la actual regidora.
Por si acaso, me aplico la lección de los grandes estadísticas: no descarto ninguna opción de cara al futuro. Me ahorro la segunda parte de "tengo colmadas todas mis ambiciones". Desde la cola del INEM, semejante aberrración es cuando menos una hipocresía. Y bastantes nos gastamos a diario los juntaletras.
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