En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20090927

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Trabajar más y ganar menos, ¿no?

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro


Queridas niñas y queridos niños. Las siguientes líneas están dirigidas a aquellos de vosotros que alguna vez habéis pensado "jo, mates, qué rollo, si eso no sirve para nada". Pues sí sirve, queridos. Sirve para saber cuándo alguien nos está tomando por el pito del sereno. Como el presidente de los empresarios castellano-manchegos, Ángel Nicolás, que ya sabéis que la semana pasada dijo que la salida a la crisis estaba en trabajar más y ganar menos. Aunque luego intentó arreglarlo junto a la consejera, Mari Luz Rodríguez, con aquello de que los primeros en aplicarse el cuento son los empresarios. Venga, vamos a hacer números.

Si os acordáis, polluelos, hace sólo un mes llamábamos la atención en esta página sobre una información de los Técnicos de Hacienda (Gestha), por la que el 68 por ciento de los españoles currantes ganábamos mil euros al mes, o menos. Es decir, 13.200 euros anuales, todo lo más. Bueno, es un poquito exagerado. Os lo explico por encima: los técnicos habían hecho los cálculos, al parecer y según se puede leer en El blog salmón, a partir de las rentas pagadas a Hacienda por rendimientos del trabajo, desempleo, pensiones y actividades económicas. Lo que es hacer un poco trampa.

Por ejemplo, si cualquiera de vosotros en los 12 meses de 2008 estuvo trabajando un tiempo, luego fue al paro, luego se hizo empresario, y después (es un ejemplo, sólo un ejemplo) tuvo un accidente y quedó a cargo de una pensión por incapacidad, pues eso cuenta como cuatro ingresos anuales. Y es evidente que ninguno, salvo milagros, va a dejar una media de más de mil euros al mes. Me seguís, ¿verdad, renacuajos?

Averiguar esta trampilla es lo que se llama contrastar la información, que es una práctica que hace mucho tiempo estaban obligados a hacer unas señoras y unos señores a los que se llamaba periodistas. Pero hoy que queda poco periodismo y menos ganas, pues lo de contrastar es lo último, y aquel día todos los periódicos salieron en tromba con el mismo titular: siete de cada diez (riojanos, albaceteños, cántabros, gallegos, sevillanos, etc), ganan menos de mil euros al mes. Esto que os he dicho es por dar una puyita. Vamos ahora a por otra vuelta de tuerca.

En ese mismo Blog Salmón, el primer comentarista de la noticia ofrece datos que se acercan más a la realidad. Y que, no os vayáis a creer, tampoco están tan lejanos de los que decía Gestha. Más o menos dice así. Primero, que el mileurismo debe ser contado no por debajo de 13.200 euros anuales, sino de 16.000, porque con lo que se pierde por el camino en cotizaciones y retenciones ya no situamos en esos mil euros al mes. Y segundo, que esa cantidad es lo que vienen a ganar 56 de cada 100 españoles que están en edad de trabajar y están dispuestos a hacerlo. Vamos, lo que se llama "población activa". ¿Todo OK? ¿Alguna duda? Seguimos, pues.

Si 56 de cada 100 ganan 16.000 euros, vamos a suponer que no es como tope, sino de media. Que ya es ser generosos. Os pregunto: ¿cuánto ganan los otros 44? Bueno, pues para esto es para lo que están las matemáticas, mis pequeños. Para esto y para más que vamos a ir viendo. Antes de responder es necesario saber cuál es el sueldo bruto medio anual de los españoles. Aquí los datos son del Instituto Nacional de Estadística (INE), del año 2007, que iréis descubriendo según cumpláis años que es la herramienta más potente (la estadística, no el instituto), para camuflar verdades incómodas y contar mentiras cómplices, y a veces hasta piadosas.

Según estos datos, que lanzaban las campanas al vuelo, resulta que los españoles habíamos subido (¡¡bien!!) a 1.616,18 euros al mes. No, no pongas esa cara, Luisito, que te veo venir y no es que tus padres estén discriminados: empieza a descontar pagas extras, complementos, horas extraordinarias, seguridad social y retenciones de IRPF (el impuesto directo), y verás como la cantidad ya se parece más a la que trae a tus padres de cabeza. Y a la que viene en el papel que llaman "nómina" cuando llegan a casa arrugándola y diciendo "con esta mierdecilla voy a cambiar de coche, ¡no te jode!".

Es decir, y para empezar a ponernos serios, los curritos españoles ganan una media de 20.234,16 euros. Eso quiere decir que 44 de cada 100 ganan por encima de esa cifra, para compensar a los otros 56 pringados que rondan los 16.000 euromortadelos. Esa cantidad que ganan los que más ganan se obtiene, mis niñas, nis niños, con una fórmula llamada "regla de tres", en este caso algo compleja. Os digo primero la operación y luego el resultado.

Llamaremos p1 al porcentaje de población que menos gana, p2 al que gana más y pt al total (es decir, el 100% de la población). Por su parte, llamaremos s1 al sueldo más bajo, 16.000 euros al año, s2 a la media más alta, que es la incógnita que queremos despejar, y st al sueldo medio nacional, que acabamos de decir es de 20.234,16 euros anuales. Bien. Pues la operación es la siguiente: s2 = (pt * st – p1 * s1) / p2. Haced los cálculos y veréis que la cifra es la siguiente: 25.623,09 euros. Es decir, por cada 44 españoles en edad de trabajar que ganan de media más de cuatro millones de las antiguas pesetas, hay otros 56 que están con mil euros al mes, más o menos. Como tus padres, Luisito. Como ellos. Pringaos.

Pero con todo y esto, lo divertido empieza ahora. Os pregunto: ¿no creéis que entre esos 44 de cada 100 españoles que más ganan, también habrá diferencias? ¿Que unos ganarán más que otros? Y dentro del grupo de los que más ganen, ¿no se podrá volver a establecer diferencias entre los más ricos y los menos ricos, y así hasta el infinito? Pues para eso, queridas amiguitas, queridos amiguitos, están las matemáticas. No tenéis más que renombrar las claves algebraicas, y lo que antes era s2 (el salario medio más alto), ahora será st (el salario medio final), volvéis a dividir la población en 56/44, y ¡a calcular!

No os apuréis, que ya os doy la fórmula. Con un pequeño secreto: necesitamos saber cuanto menos es el sueldo medio menor (16.000) respecto al mayor (25.623). A esta cantidad la llamaremos r, de ratio. Y será siempre fija: en este caso, con las cifras con las que jugamos, r = s1 * 100 / s2 = 62,44. Y ahora sí, ya podemos calcular. El nuevo s2 (el sueldo medio más alto), se obtiene con la siguiente fórmula: s2 = pt * st / (p1 + p2 * r), teniendo en cuenta que siempre pt=100, p1=56, p2=44, r=62,44 y st=anterior s2. Ahora podéis recalcular hasta el infinito para saber, dentro de los más ricos, cuánto ganan los más-más ricos, y cuánto los menos-más ricos.

Y aquí es donde viene el toque de atención al presidente de los empresarios de esta región, Ángel Nicolás. O como le gusta decir al presentador de La Sexta, Ángel Martín, un "zas, en toda la boca". He hecho para vosotros la prueba encadenando sólo cinco cálculos. Y como escarpias, chavales; se me ponen los pelos como escarpias. Porque aquí pringados todos. Sólo 17 de cada 200 españoles cobran de media unos 41.000 euros anuales, siempre en términos brutos. Pero si seguimos subiendo y queremos escalar hasta los 60.000 euros (10 millones de las antiguas pesetas), resulta que sólo 169 de cada 10.000 se puede permitir estar en medias de 65.896 euros.

Y el cachondeo ya es total dentro de este último grupo: de cada 100.000 de la población activa, sólo 725 rondan los 83.000 euros brutos anuales. Es decir, y como siempre nos hemos temido: según subes por la clase social, los más ricos son cada vez menos, pero ganan cada vez más. Y la tendencia se acentúa cada año: aunque os hemos dicho que el informe de Gestha tenía sus fallos, resulta que hace sólo tres años había contabilizado 11 millones de mileuristas, y la última vez que echó las cuentas le salieron 18. Si exageró el mes pasado, también exageró en 2005. Es decir, que el crecimiento de mileuristas es real. Y va a velocidad de vértigo.

Ahora que lo habéis entendido, podéis ir y contárselo a Ángel Nicolás. A ver si uno detrás de otro le convencemos que no es que no queramos trabajar más a cambio de ganar menos, sino que la mayoría de nosotros ya no tenemos bolsillo en el que rascar más hondo. Y que, quizá teniendo razón y todo, si no sale a la calle a ver cuánto cuesta un café, al menos podía echar números como cualquier empresario de bien, y ver que, como decía el sabio, "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". Y luego, ya si eso, le dice alguien que se dé un garbeíllo por la sección Sra. Crisis, Míreme a los ojos de este Confidencial, y que tome nota de que más hasta el cuello no puede estar el personal. Que invente otra milonga, que esta ya no cuela.

20090921

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Si a Prisa le da por disparar

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro

Se le atribuye a Bill Clinton la genialidad de haber ganado unas elecciones con cuatro palabras, “es la economía, estúpido”; atribución que sin duda es exagerada, tanto para la inteligencia de uno como para la estupidez que supone no para su rival, sino para sus votantes. Pero el concepto que entrañan esas cuatro palabras sí es suficiente para cambiar el mapa del poder. En un país como España, cuyos grupos de opinión se han desatado a la sangría de las bajas pasiones del fútbol. Y en una región como Castilla-La Mancha, donde sólo la incapacidad de la oposición ha salvado de la quema a su consejera principal. Pero sigue siendo lo mismo. La economía. Estúpido.

Cuando estas líneas vean la luz se enfrentan a varias decisiones adoptadas durante el fin de semana por los grupos Prisa y Mediapro, así como por el Comité Federal del PSOE. Lo que en ellas haya de retrato del presente puede estar demodé, por tanto; pero no así el perfil de las relaciones de poder que haya dibujado la ya conocida como “segunda guerra del fútbol”. Y su contexto, que no es otro que los balones de oxígeno a disposición del Gobierno para que el día de mañana los populares no le ganen la partida por cuatro palabras. Si los de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal han de sudar la camiseta, los primeros que tienen que poner orden son los de Rodríguez Zapatero.

Nada puede hacer más daño al socialismo que la palabra desencanto. Y con esa idea es con la que jugaron precisamente los medios del Grupo Prisa durante la semana pasada. Llevan unas semanas tanteando el terreno, pero durante tres días, miércoles, jueves y viernes, sacaron sus tanques informativos a la calle del debate. La TDT de pago, fórmula aprobada mediante decreto ley urgente (como los que en su día ampararon los alumbramientos de Canal Plus y Digital +), y que permite a Mediapro (La Sexta, Público), hacerse con parte de la tarta del mercado del fútbol, es el detonante de esa inédita actitud de mamporrero contra el Gobierno.

Si la consecuencia no formaba parte de las previsiones del Ejecutivo, malo, porque significa que sus miembros más destacados desconocen cómo se cuece el arroz en el circuito informativo. Si, por el contrario, es un riesgo calculado, peor: nadie nos está contando para qué quiere, es una hipótesis, cambiar Zapatero los ámbitos de influencia tradicionales del socialismo. De ahí que en esta historia haya dos patas complementarias: la anécdota de la guerra entre grupos editoriales "amigos" y afines al Gobierno, quién dice qué y cómo lo dice; y el trasfondo de las posiciones de poder con las que se llegue a una hipotética contienda electoral adelantada, o cuál es la carga de profundidad de los mensajes que unos y otros se cruzan.

Quien quiera quedarse sólo con la anécdota, tiene ese marco para divertirse acodado en la barra de cualquier bar. El País dándole leñazos informativos y sin contemplaciones al presidente, como justiprecio a la personificación del poder (si no quieres caldo, ahí tienes dos tazas). Y El Mundo con titulares que debieron sacar de sus casillas a más de un lector fiel, espectador además de Intereconomía y oyente de la COPE, que no es igual sin Losantos pero qué se le va a hacer: “TDT: al menos Zapatero no está en venta”.

El editorial del diario de Pedro J., publicado el pasado viernes, rubricaba la opinión del medio con esta declaración casi de amor: “Zapatero ha demostrado integridad personal y entereza política. Se podrán decir muchas cosas, pero al menos, el presidente del Gobierno no está en venta”. Por menos le han cantado muchas veces las cuarenta a Cebrián o a Roures (Mediapro), como agentes encubiertos a sueldo del Gobierno. A su vez, los tres editoriales consecutivos de El País tampoco dejan lugar a dudas sobre su posicionamiento crítico. Titulados En la pendiente, Embrollo fiscal y Clientelismo digital, han encontrado la inmensa caja de resonancia de la Cadena Ser, y de la menos extensa pero igual de intensa cadena de televisión del grupo, Cuatro.

Las tornas se invierten no sólo entre El Mundo y el buque insignia de Prisa, sino entre este y Mediapro, cuya línea editorial es la de apretar pero no ahogar, una especie de vigía de los valores tradicionalmente ligados a la socialdemocracia que concede credibilidad al Gobierno sin caer en el descrédito de la adulación. Ese papel ha sido asumido ahora, por ejemplo, por el presentador estrella de Noticias Cuatro, Iñaki Gabilondo. En su bloque de opinión del pasado jueves, Gabilondo recordaba que la crisis es producto de los desfases de una política económica que en nada se parece a la que defiende la socialdemocracia. También El País anotaba esa clave en el menos incendiario, pero más profundo, de sus tres editoriales, titulado Embrollo fiscal.

En una clave más técnica, el periodista y consultor de medios Juan Varela (Periodistas 21, analista de Soitu.es), consideró que la TDT de pago será efímera, y recordó el precedente del decreto ley, el “fiasco” de la fusión entre La Sexta y Cuatro, con el respaldo legal de un reciente y urgentísimo decreto que permitía la fusión entre dos emisoras con menos del 27 por ciento de share. “Es lo que pasa cuando se legisla a ritmo de operaciones que luego se frustran”, concluyó Varela. Mucho antes, a finales de agosto, el presidente de la Asociación de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campo Vidal, había criticado la urgencia de la legislación, y la obligación impuesta a los consumidores de comprar nuevos decodificadores. Estos, de hecho, no estaban en el mercado ni siquiera el día que Gol TV (Mediapro) emitió el primer partido de la Liga mediante el sistema de TDT de pago.

Entrando en el terreno de las implicaciones de esta guerra, el director del diario 20 Minutos, Arsenio Escolar (padre del ex director de Público, Ignacio Escolar), apuntaba dos cuestiones interesantes. Una, el barómetro del CIS de finales de julio daba la victoria al PP pero no por méritos propios, sino por la retirada de votantes socialistas (¿muestra del “desencanto”?). Dos, los estrategas del PP están alborozados por unas posibles elecciones adelantadas si el ataque de Prisa resulta fulminante para Zapatero.

Pero el presidente, por ahora, se muestra incluso altanero. Cuando Juan Luis Cebrián calificó en El País como “una guerra del Gobierno contra los medios independientes” la aprobación del decreto ley, Zapatero replicó que se legislaba sólo “en beneficio del país… el país… de la nación, claro”. Por esas fechas, se hicieron llegar fuertes presiones a algunos ministros considerados “amigos”, haciéndoles ver que el PSOE no puede ganar unas elecciones sin la ayuda del triplete de radio, televisión y prensa del PSOE. Y de remate, otra frase de Gabilondo: “El problema de Zapatero no es Prisa, es Zapatero (…). Millones de españoles que le apreciamos (…) deseamos que lo resuelva”.

Y en esto llegamos a las preguntas finales, y que pueden explicar este mar de fondo: ¿la ayuda de los medios que tanto sirvieron a la carrera de Felipe González obliga a Zapatero a unas prebendas a las que no está dispuesto? ¿Tiene eso que ver con las posiciones de poder que el aparentemente extinguido bonismo ha ido tomando casi desde el exilio de julio de 2000, fecha en la que Zapatero fue elegido secretario general por una mínima diferencia con su rival José Bono? ¿Tiene que ver con el anuncio insospechado de su sucesor en la Junta de Comunidades, José María Barreda, de que será el candidato a la presidencia en la siguiente cita con las urnas?

De momento, y por si acaso, Cuatro ya le ha dado un “toque” a uno de los asuntos hasta ahora intocables del Gobierno de Castilla-La Mancha: el Aeropuerto (“fantasma”) de Ciudad Real. Y ojo, que si a Prisa le da por disparar, conoce demasiado, de lo bueno y de lo malo, sobre el socialismo regional. Habrá que permanecer con los orejas en alerta y los ojos bien abiertos.

20090910

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La triple desesperación del periodista

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro


Asisto atónito al último espectáculo que creí poder llegar a ver: una pelea entre María Patiño y Carmen Pardo para ver cuál de las dos es más periodista… y se permiten el lujazo de darse consejos sobre periodismo, sobre dignidad profesional, sobre ética y deontología. Las redes sociales de Internet padecen una hiperinflación de participantes preocupados por el futuro del periodismo… y la cuestión es que la mayoría de quienes hablan son periodistas. En todo el país se cuentan por miles los periodistas despedidos… lo que no les hace diferente al resto de los trabajadores, salvo por el hecho de que su caso es el que nunca es noticia. Faltaría más: ninguna empresa desea arrojar piedras sobre su propio tejado.

Y no puedo quedarme al margen. Ni permanecer callado, aun a riesgo de alimentar el ruido sin aportar claves nuevas. Una de las profesiones en mayor riesgo de extinción no puede consentir que se legitime, por la vía de la audiencia fácil del morbo y la pornografía rosa, un falso debate en torno a cuestiones que nada tienen que ver con las que de verdad amenazan a este oficio.

No, Pardo. No, Patiño. Lo que ustedes defienden no es periodismo. Es crónica amparada en los capos de los pases VIP, en la mafia de los representantes, en la perversión de los cachés desorbitados. Negocio de escándalos prefabricados, ilusión de celebridades fugaces y entrevistas pactadas, ya sea para encumbrar al personaje de turno, ya para crucificarlo. No pretendan convencer al resto de la humanidad de que sus desvelos son la libertad de expresión y la dignidad en el trabajo. No se lo consiento. Y no digamos ya cuando les da por largar sobre la violencia de género, la crisis económica o las nuevas tecnologías. A lo suyo: al chismorreo. Y punto.

Pero la pornografía rosa no es lo único, ni lo más principal, que amenaza al periodismo. Asisto a ruedas de prensa donde en el turno de preguntas nadie pregunta, y si alguien lo hace es fácil que en dos minutos sólo queden en la sala el periodista osado y el interpelado. Así es Albacete. Ignoro cuántas provincias más. En Madrid el grito de guerra es justo el contrario: los periodistas desean preguntar y los portavoces muchas veces cuelgan el “no hay preguntas” al final de su intervención. Un grupo de Facebook creado expresamente para impedir el abuso de la fuente unidireccional suma varios miles de seguidores. Ignoro cuántos son periodistas. Cuántos son de esta región. Cuántos son de esta provincia.

Un clásico de esta profesión es que una rueda de prensa “debe ser un mar de brazos”. De periodistas que quieren preguntar. Tanto si no les dejan, como si cejan en el empeño, la prensa libre muere. Y con ella su misión. Y el desencanto de la audiencia, de las audiencias, se multiplica, se refuerza, se retroalimenta. Hay algo todavía más grave: los periodistas quedan reducidos a secretarios cualificados. Levantan acta, resumen y dan fe. Para eso no hacen falta carreras universitarias, que además, en la mayoría de las titulaciones de comunicación, ofrecen una calidad pésima, tanto lectiva como de capacitación profesional.

Es decir, no hacen falta periodistas. Mucho menos si son veteranos y han desarrollado criterios. Cuanto más jóvenes, más inexpertos y más despreocupados por la res pública, mejor: más baratos, más manejables, más ignorantes y por tanto más orgullosos. Desconocen, en su vanidad, que cuando reivindican su título y su profesión, generan a sus espaldas más de una carcajada. A lo sumo un gentil desprecio. Muchas veces entre sus directivos. Y gracias. Sobran ejemplos, pero permita el lector que no dé nombres.

Mientras, una verdadera legión de veteranos de la información vive una triple desesperación. Primero, trabajar inmersos en corporaciones industriales que nada quieren saber de información: lo que dice la fuente basta y no es necesario contrastar, sobre todo si es cliente y buen pagador. De ahí el juego macabro de la publicidad institucional que tantas veces se traduce en falta de independencia: quien paga, manda, decide, orienta. Claro que… ¿hacen falta periodistas para copiar, pegar y resumir notas de prensa, cortes de voz o teletipos de agencia? Ustedes mismos.

Como no hacen falta profesionales, los veteranos se ven cada vez más abocados a quedarse en la calle. Es su segunda desesperación. No interesan, sus criterios no casan con el proyecto empresarial, y son caros. Son prescindibles. Son jóvenes abuelos cascarrabias, que no hablan el mismo lenguaje de sus jefes, ni el de los recién horneados en las facultades de Periodismo. Sobran. Sólo tienen dos salidas: quemarse, o considerarse herederos de la tierra. Ninguna de ellas les garantiza el sueldo. Ni la felicidad.

En realidad sobran todos, jóvenes y mayores, agudos y mentecatos, pornógrafos de lo rosa o ágrafos de todos los colores. Después de años de prostituirse, o ser prostituidos por otros, la crisis les hizo la cama. A muchos se los follaron, y los que se quedaron fue a cambio de saber callar y agradecer salarios raquíticos y condiciones de trabajo ínfimas. El daño en provincias, con estructuras mínimas y muy jerarquizadas, es ya irreparable. Queda la rebelión en las grandes capitales.

Tome el lector nota de que si también caen las grandes ciudades (con la amenaza de la pornografía rosa, que se apropia de espacios indebidos como el informativo), sólo quedará Internet como refugio para una prensa libre. Un territorio demasiado inhóspito para cimentar un negocio. Internet se multiplica y abarata costes, la comunicación es multidireccional y hoy cualquiera puede contar su propia historia, su drama, su alegría, su proyecto, su noticia. El periodista del futuro corre el serio riesgo de no poder dedicarse a ello de forma profesional, sino por mera vocación. Esa es la tercera desesperación de los veteranos. Y no les falta razón.

20090904

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Si estos son los liberales...

Prohibir. Es el reflejo más primario contra lo que no se conoce. Y una de las estrategias más socorridas de la política del miedo: el Partido Popular quiere rebajar la edad penal a los 12 años y que los menores de 18 años tengan que pedir consentimiento paterno para participar en una red social. Y a los menores de 14, prohibido. Cerrado el acceso a la tecnología y al mundo en el que sus coetáneos viven. ¿Y para ser boy scout, formar parte de un club deportivo, asistir a catequesis o salir con los amigos? ¿También quiere el PP consentimiento paterno? ¿Y para leer diarios o escuchar música? Censura para menores.

Menos mal que se proclaman liberales, se hartan de declarar que el Estado no debe meterse en la vida privada de las personas, son fervientes defensores de la sociedad de la información y anti canon digital. Incluso tienen una red social propia, Popular.es, y no se recatan para publicar vídeos en YouTube.


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20090901

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Olor a impostura

Artículo de Carlos Otto-Reuss * en Confidencialba


El verano es sinónimo de pereza. Se trabaja menos, se produce menos ocio, todo se hace de forma más relajada... Encima en Ciudad Real y provincia, mesetosa ella, hace un calor alienante que nos recalienta (aún más) el cerebro y nos sumerge en una situación de coma que no desaparece hasta bien entrado septiembre. Así, los meses de verano son los idóneos para que en Ciudad Real tengan lugar las mayores invenciones. Y es que Ciudad Real, en verano, huele a impostura.

Julio empieza con el Festival de Teatro Clásico de Almagro, una cita obligada y obligatoria para cualquier ciudadrealeño, que, aunque no pise un solo teatro durante todo el año, ha de ir al menos una o dos veces a Almagro para dejarse ver por ahí y presumir de haber estado. Lo que más gracia me hace de este mes en Almagro es comprobar cómo mucha (muchísima) gente que a diario va en vaqueros se planta un vestido de noche para ir al teatro pagando no menos de 20 euros por una obra cuya entrada no pasa de los 10 euros el resto del año en cualquier otro teatro. Pero, como dijo Antonio Machado, es de necios confundir valor con precio, y en esa confusión mete el Festival al público para que se gaste una pasta, algo que también contribuye a que el teatro se convierta en un producto sólo apto para gente de gran nivel adquisitivo, como pasa, por ejemplo, con la ópera. Y claro, la gente va a la ópera con sus mejores galas y trajes de noche, así que en el teatro igual.

Hay otro hecho bastante divertido vinculado a las grandes galas que desfilan por Almagro, y es el empeño de mucha gente en aparentar sofisticación. Una persona puede decir que no se lee un solo libro en todo el año, pero pobre de aquel que se atreva a admitir que no pisa Almagro en verano para ver alguna obra, ya que ése será mirado con los terribles ojos del que lo acusa de inculto aunque a él mismo la cultura le importe un rábano. Y esto de que a una persona le importe un rábano la cultura es total y perfectamente legítimo, pero lo de ir por la vida de algo que no se es está muy feo. Además, es curioso que la gente vaya al teatro disfrazada de cultureta si tenemos en cuenta que los orígenes del teatro no son muy cultos que digamos: en la época clásica, el teatro estaba destinado al populacho (que nadie se me ofenda), que iba al teatro como quien va ahora al fútbol. Todo esto a lo largo de las cuatro y cinco horas que duraba la obra (no como ahora, que los directores meten tijera para que aquello no dure más de dos horas). La gente se pasaba en el teatro la tarde entera con su comida, su bebida y todo lo que se preciase. ¿Que algo le hacía gracia? Pues se reía sin complejos y a mandíbula totalmente abierta.¿Que algún diálogo le llamaba la atención? Interrumpía a los actores y soltaba lo primero que se le pasase por la cabeza. Por ello es gracioso observar que a día de hoy, en los teatros, si alguien se pone a comentar la obra a su compañero de silla, todos lo miramos con desprecio mientras condenamos enérgicamente que esta persona no sepa disfrutar de la cultura en silencio. Por ello, sería difícil haber visto en el siglo XVI a un sanchezdragoniano en el teatro. Lo dicho, pura impostura.

En el límite entre julio y agosto en Ciudad Real tenemos la Pandorga, una fiesta supuestamente rescatada de una tradición evidentemente inventada. Y es que en Ciudad Real no nos andamos con chiquitas, oiga; si no tenemos tradiciones molonas, nos las inventamos y no pasa ni media. Se enmarca todo dentro de la campaña de plagio y derribo mediante la que nos estamos fraguando una nueva y fastuosa identidad a base de copiar la Semana Santa de Sevilla, inventarnos nuevas fiestas en puentes olvidados o ‘recuperar’ tradiciones que en realidad nunca existieron.

Pero lo mejor está por llegar. O qué se creen, que el mes del folklore no ha hecho sino empezar. ¿Qué mayor orgasmo hay para una localidad que las fiestas en honor de su honorabilísima patrona? En nuestro caso es la Virgen del Prado, a la que rendimos culto no por devoción, ni por la crisis, ni por tontunas de ésas, sino como defensa legítima frente al ataque socialista al catolicismo. ¿Se acuerdan de las cruzadas? Pues algo parecido, sólo que bastante más rancio.

En realidad, pese a que julio y agosto son meses de hastío para la mayoría, hay una poderosísima minoría que realmente hace su agosto. Entre el Festival de Seguidillas, el de Folklore, las fiestas en honor a la Virgen del Prado y alguna cosita más, el Ayuntamiento suelta de forma encubierta terribles cantidades de dinero a todos aquellos colectivos amigos que, grandes o pequeños, pueden ejercer una terrible presión y crear más de un conflicto si se cabrean. De este modo, los amigotes (hermandades, grupos folklóricos, cofradías...) se ganan unas pelillas sin ningún tipo de rubor, sobre todo en la feria, con subvenciones encubiertas que el Ayuntamiento ejecuta mientras los ciudadrealeños dormimos la siesta. Con calurosidad y alevosía.

En la novela negra, la noche suele ser el marco ideal para que los malos hagan sus fechorías. En Ciudad Real somos más listos y jugamos a los engaños y a las imposturas en verano, cuando los cerebros están aún más dormidos que en cualquier noche de diciembre.


* Carlos Otto-Reuss es periodista y analista de medios, editor de www.ottoreuss.com y colaborador en múltiples cabeceras digitales.