En tres retazos

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20090921

Si a Prisa le da por disparar

Confidencialba: la columna del editor. Por Alfonso Piñeiro


Se le atribuye a Bill Clinton la genialidad de haber ganado unas elecciones con cuatro palabras, “es la economía, estúpido”; atribución que sin duda es exagerada, tanto para la inteligencia de uno como para la estupidez que supone no para su rival, sino para sus votantes. Pero el concepto que entrañan esas cuatro palabras sí es suficiente para cambiar el mapa del poder. En un país como España, cuyos grupos de opinión se han desatado a la sangría de las bajas pasiones del fútbol. Y en una región como Castilla-La Mancha, donde sólo la incapacidad de la oposición ha salvado de la quema a su consejera principal. Pero sigue siendo lo mismo. La economía. Estúpido.

Cuando estas líneas vean la luz se enfrentan a varias decisiones adoptadas durante el fin de semana por los grupos Prisa y Mediapro, así como por el Comité Federal del PSOE. Lo que en ellas haya de retrato del presente puede estar demodé, por tanto; pero no así el perfil de las relaciones de poder que haya dibujado la ya conocida como “segunda guerra del fútbol”. Y su contexto, que no es otro que los balones de oxígeno a disposición del Gobierno para que el día de mañana los populares no le ganen la partida por cuatro palabras. Si los de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal han de sudar la camiseta, los primeros que tienen que poner orden son los de Rodríguez Zapatero.

Nada puede hacer más daño al socialismo que la palabra desencanto. Y con esa idea es con la que jugaron precisamente los medios del Grupo Prisa durante la semana pasada. Llevan unas semanas tanteando el terreno, pero durante tres días, miércoles, jueves y viernes, sacaron sus tanques informativos a la calle del debate. La TDT de pago, fórmula aprobada mediante decreto ley urgente (como los que en su día ampararon los alumbramientos de Canal Plus y Digital +), y que permite a Mediapro (La Sexta, Público), hacerse con parte de la tarta del mercado del fútbol, es el detonante de esa inédita actitud de mamporrero contra el Gobierno.

Si la consecuencia no formaba parte de las previsiones del Ejecutivo, malo, porque significa que sus miembros más destacados desconocen cómo se cuece el arroz en el circuito informativo. Si, por el contrario, es un riesgo calculado, peor: nadie nos está contando para qué quiere, es una hipótesis, cambiar Zapatero los ámbitos de influencia tradicionales del socialismo. De ahí que en esta historia haya dos patas complementarias: la anécdota de la guerra entre grupos editoriales "amigos" y afines al Gobierno, quién dice qué y cómo lo dice; y el trasfondo de las posiciones de poder con las que se llegue a una hipotética contienda electoral adelantada, o cuál es la carga de profundidad de los mensajes que unos y otros se cruzan.

Quien quiera quedarse sólo con la anécdota, tiene ese marco para divertirse acodado en la barra de cualquier bar. El País dándole leñazos informativos y sin contemplaciones al presidente, como justiprecio a la personificación del poder (si no quieres caldo, ahí tienes dos tazas). Y El Mundo con titulares que debieron sacar de sus casillas a más de un lector fiel, espectador además de Intereconomía y oyente de la COPE, que no es igual sin Losantos pero qué se le va a hacer: “TDT: al menos Zapatero no está en venta”.

El editorial del diario de Pedro J., publicado el pasado viernes, rubricaba la opinión del medio con esta declaración casi de amor: “Zapatero ha demostrado integridad personal y entereza política. Se podrán decir muchas cosas, pero al menos, el presidente del Gobierno no está en venta”. Por menos le han cantado muchas veces las cuarenta a Cebrián o a Roures (Mediapro), como agentes encubiertos a sueldo del Gobierno. A su vez, los tres editoriales consecutivos de El País tampoco dejan lugar a dudas sobre su posicionamiento crítico. Titulados En la pendiente, Embrollo fiscal y Clientelismo digital, han encontrado la inmensa caja de resonancia de la Cadena Ser, y de la menos extensa pero igual de intensa cadena de televisión del grupo, Cuatro.

Las tornas se invierten no sólo entre El Mundo y el buque insignia de Prisa, sino entre este y Mediapro, cuya línea editorial es la de apretar pero no ahogar, una especie de vigía de los valores tradicionalmente ligados a la socialdemocracia que concede credibilidad al Gobierno sin caer en el descrédito de la adulación. Ese papel ha sido asumido ahora, por ejemplo, por el presentador estrella de Noticias Cuatro, Iñaki Gabilondo. En su bloque de opinión del pasado jueves, Gabilondo recordaba que la crisis es producto de los desfases de una política económica que en nada se parece a la que defiende la socialdemocracia. También El País anotaba esa clave en el menos incendiario, pero más profundo, de sus tres editoriales, titulado Embrollo fiscal.

En una clave más técnica, el periodista y consultor de medios Juan Varela (Periodistas 21, analista de Soitu.es), consideró que la TDT de pago será efímera, y recordó el precedente del decreto ley, el “fiasco” de la fusión entre La Sexta y Cuatro, con el respaldo legal de un reciente y urgentísimo decreto que permitía la fusión entre dos emisoras con menos del 27 por ciento de share. “Es lo que pasa cuando se legisla a ritmo de operaciones que luego se frustran”, concluyó Varela. Mucho antes, a finales de agosto, el presidente de la Asociación de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campo Vidal, había criticado la urgencia de la legislación, y la obligación impuesta a los consumidores de comprar nuevos decodificadores. Estos, de hecho, no estaban en el mercado ni siquiera el día que Gol TV (Mediapro) emitió el primer partido de la Liga mediante el sistema de TDT de pago.

Entrando en el terreno de las implicaciones de esta guerra, el director del diario 20 Minutos, Arsenio Escolar (padre del ex director de Público, Ignacio Escolar), apuntaba dos cuestiones interesantes. Una, el barómetro del CIS de finales de julio daba la victoria al PP pero no por méritos propios, sino por la retirada de votantes socialistas (¿muestra del “desencanto”?). Dos, los estrategas del PP están alborozados por unas posibles elecciones adelantadas si el ataque de Prisa resulta fulminante para Zapatero.

Pero el presidente, por ahora, se muestra incluso altanero. Cuando Juan Luis Cebrián calificó en El País como “una guerra del Gobierno contra los medios independientes” la aprobación del decreto ley, Zapatero replicó que se legislaba sólo “en beneficio del país… el país… de la nación, claro”. Por esas fechas, se hicieron llegar fuertes presiones a algunos ministros considerados “amigos”, haciéndoles ver que el PSOE no puede ganar unas elecciones sin la ayuda del triplete de radio, televisión y prensa del PSOE. Y de remate, otra frase de Gabilondo: “El problema de Zapatero no es Prisa, es Zapatero (…). Millones de españoles que le apreciamos (…) deseamos que lo resuelva”.

Y en esto llegamos a las preguntas finales, y que pueden explicar este mar de fondo: ¿la ayuda de los medios que tanto sirvieron a la carrera de Felipe González obliga a Zapatero a unas prebendas a las que no está dispuesto? ¿Tiene eso que ver con las posiciones de poder que el aparentemente extinguido bonismo ha ido tomando casi desde el exilio de julio de 2000, fecha en la que Zapatero fue elegido secretario general por una mínima diferencia con su rival José Bono? ¿Tiene que ver con el anuncio insospechado de su sucesor en la Junta de Comunidades, José María Barreda, de que será el candidato a la presidencia en la siguiente cita con las urnas?

De momento, y por si acaso, Cuatro ya le ha dado un “toque” a uno de los asuntos hasta ahora intocables del Gobierno de Castilla-La Mancha: el Aeropuerto (“fantasma”) de Ciudad Real. Y ojo, que si a Prisa le da por disparar, conoce demasiado, de lo bueno y de lo malo, sobre el socialismo regional. Habrá que permanecer con los orejas en alerta y los ojos bien abiertos.

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