En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20090329

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¿Corralito?

El Banco de España interviene Caja Castilla-La Mancha. La noticia la dan ahora, a las 16,15 de la tarde del domingo 29 de marzo, las siguientes cabeceras editadas en Madrid: Público, El País, El Mundo y ABC. Además, informa de ello El Economista.

Sólo El Mundo y el ABC lo hacen con firma por ahora: Cristina Caballero en la redacción de Pedro J., y Antonio Delgado en la de Ángel Expósito. El resto, por el momento, tira de agencias.

También la prensa económica. La búsqueda "CCM Banco España" en Google News devuelve en este instante hasta 431 artículos informativos. Del total, 17 son relativas a la intervención. La primera noticia de la reunión de urgencia entre el agente supervisor y Juan Pedro Hernández Moltó (presidente de CCM) la dio Telecinco. El primer titular de la intervención es de Expansión.

Seguiremos pendientes. En los comentarios de El Economista se asegura que la intervención deja maltrecho el Fondo de Garantía de Depósitos, con una cifra que apenas representa el 1% del sistema bancario español. Atención a la mofa: "Un amigo argentino me dio un consejo. ¿Tienen ustedes amigos argentinos?".

Eso, eso, ¿los tienen?

20090325

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Despido procedente en Ciudad Real

No salgo de mi asombro. El juez ha estimado como procedente el despido de Carlos Otto-Reuss Cantón, el brillante aunque joven (24 años) periodista de Ciudad Real que se encontró de patitas en la calle por llamar en su blog "capo culipardo" al dueño del medio para el que trabajaba, a la luz de las turbulentas operaciones para poner en marcha el Aeropuerto de Ciudad Real, que incluyen la exención, publicada en el BOE, del informe de impacto ambiental. Repito: no salgo de mi asombro.


Malos tiempos aquellos en los que hay que defender lo obvio. Y esos tiempos son estos tiempos. Estos de crisis, azoramiento, pérdida e irreflexividad. Estos de crisis aprovechada por los buitres, que acaudalaron capitales durante más de una década, y se los fundieron o los pusieron en paraísos fiscales, y que ahora se escudan en las bajadas de ventas para echar a patadas a quien le estorba a la calle.

Malos tiempos aquellos en los que l'omertá campa a sus anchas, en beneficio de los caciques que utilizan la sacristía de la democracia para perpetrar todo tipo de atropellos contra las libertades, en concreto contra la de expresión. Malos tiempos en los que el silencio debido es aliado de las exclusivas cómplices, que no se obtienen a base de investigar, sino mediante el compadreo con las autoridades de turno. Tiempos, aquellos, que son estos.

Malos tiempos aquellos en los que pelear por la dignidad cuesta la cabeza, en los que un proyecto de profesionalidad crítica no se compra con dinero, en los que el estímulo a las mentes emprendedoras es cerrar el grifo, en los que la tecnología sólo recibe el impulso necesario si avanza en la misma senda que marcan quienes disponen del dinero, de los contactos adecuados y de las vidas ajenas. Malos tiempos aquellos, es decir, estos, en los que una imagen vale más que mil palabras.

Malos tiempos aquellos en los que con el dinero de todos se salvan los desmanes de unos pocos, como en la decadencia del Imperio romano, como en la decadencia de los gremios de caballería medievales, como en la decadencia del panamericanismo español, como en la decadencia del hampa que hizo estallar la Bolsa en 1929. Es decir, como en la decadencia del establishment neocon que ahora quieren enjugar con la socialización del sufrimiento. Malos tiempos, en general, para creerse a salvo.

Malos tiempos para sentir, vivir, reír, jugar, soñar. Malos tiempos para reivindicar. Malos tiempos para saber que la vida no acaba más allá de la punta de la nariz de cada cual. Malos tiempos para saberse ciudadano del mundo y espíritu cosmopolita. Malos tiempos para agitar una pancarta que no sea oficial. Malos tiempos para correr delante de la policía y detrás de los mafiosos disfrazados de empresarios ejemplares.

Malos tiempos para la denuncia y buenos para la indolencia. Malos tiempos para la verdad y buenos para el engaño consentido. Malos tiempos para la calidad y buenos para transformar el cerebro en una máquina de hacer chorizos acomodaticios. Malos tiempos para gritar pero muy buenos para lloriquear. Malos tiempos, muy malos tiempos, son estos que nos toca vivir.

20090323

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De 'beta tester' a 'teta bester'

Escribe Roberto Saviano en Gomorra:
¡Hoy, después de Tarantino, ya no saben disparar como Dios manda! Ya no disparan con el cañón recto. Lo tienen siempre inclinado, hacia abajo. Disparan con la pistola torcida, como en las películas, y esta costumbre provoca desastres. Disparan al bajo vientre, a las ingles, a las piernas; hieren gravemente sin llegar a matar. Así, siempre se ven obligados a rematar a la víctima disparando en la nuca. Un charco de sangre gratuito, una barbarie del todo superflua a los efectos de la ejecución.

Así se lo dijo en cierta ocasión un veterano de la policía científica de Nápoles, mientras le explicaba cómo los killers de la Camorra imitan a los de las películas...

Al revisar estas líneas, me da por pensar si a la actual manera de entender la prensa no le sucede algo parecido. La revisión diaria de la agenda de actos de políticos y demás líderes sociales arroja saldos insoportables de compaciencia y compadreo. Por cierto, "compadre" es el título original que se daban entre sí los jefes de la Camorra napolitana, en lugar de "padrino", una traducción poco filológica del inglés Godfather.

En ese ritmo flojeras de información, los periodistas ya no saben disparar como el oficio ha manado de siempre. Podría decirse que después la serie de José Coronado (no, desde luego, después de Todos los hombres del presidente), disparan con el cañón hacia abajo, y preguntan por el vientre, por las ingles, por las vísceras, por el morbo. Pero no por el fondo, por la crítica, por la certeza de los datos, por la proyección, por lo que demanda el público.

De ahí la constante separación entre prensa y audiencia: cada vez más lejos, cada vez más irreconocibles, mientras la legión de los periodistas-bloggers crece, para desesperación de quienes se quedaron en el siglo XX reivindicando el corporativismo del título universitario, y denunciando el intrusismo, como única arma para blindar su trabajo. Ignoran que a la profesión le acechan otros males.

Por eso se ven siempre obligados a rematar sus noticias disparando en la nuca del lenguaje, provocando una sangría de verbos innecesaria, una barbarie de superficialidad, conformidad, complicidad y justificación de todo por nada; frente a la dicadura de las inserciones publicitarias no oponen más que su jornal mileurista y los titulares precocinados de los gabinetes de prensa: Mengano dice, Zutano asiste, Fulano inaugura. Y noticia no es, o no sólo es, y desde luego no siempre es, quién dice, quién asiste o quién inaugura. Será, siempre y en todo caso, qué se dice, qué sucede allí donde se asiste, o qué hay de nuevo en aquello que se inaugura. En definitiva, qué es lo oculto, y no lo que todo el mundo puede ver.

Veo el tarantino-periodismo mientras me adentro, cada día, en las procelosas aguas de un medio digital, a medias entre blog y web, con un nutrido y admirado grupo de beta testers, que con paciencia y buena letra me dicen qué puede mejorar, qué falta o qué sobra en Confidencialba. Y me pregunto si no llegará también el momento en que la presión, la necesidad monetaria o el simple hartazgo de l'omertá me convierta en algo muy similar a ello, aunque cambiando las consonantes: no un beta tester, sino un teta bester. Es decir, el que mejor chupe de la teta. De la que dé mejor leche. De la que mane el compadreo infinito. Del bolsillo acolchado, cómplice y amamantado. Ay, Saviano, hijo mío, qué de fantasmas haces ver.

20090319

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Unos diítas de descanso no vienen mal

Me voy de puente unos días, a aprovechar mi situación de parado, y a reflexionar sobre lo divino y lo humano. Si algún accidental lector se deja caer por aquí, sabiendo como sé que será de los íntimos, cercanos y/o conocidos, le invito a que se dé una vuelta por mi proyecto beta, todavía en fase de expansión, desarrollo, siembra y recogida de ideas: el Confidencial Digital de Albacete.

Hasta la vuelta, que pasen ustedes unos felices días.

20090316

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Epi, el monstruo de las galletas y el escándalo Madoff

Nos lo cuenta el show de Jimmy Kimmel en un suspiro. Así son los manuales de economía del siglo XXI.



Vía El País

20090314

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Cosas del destajo


Ayer noche saldé la velada con una más que interesante conversación con Naif Azabache y pareja en el Nido del Arte, junto al dueño del ídem, acerca de las posibilidades de una revolución social. Aquello del "cuanto peor, mejor", lo de las barricadas a la calle y lo de la falsa cita profética atribuida a Carlos Marx. El caso es que, revisando revisandi, lo tenía escrito allá por mayo del año pasado: "El único consuelo es el refranero: a todos los cerdos les llega su Sanmartín. La jodienda es que aquí hay más piaras que parias". Si alguien quiere más pruebas, dos para temblar: Otra empresa estandarte de la región que echa el cierre y deja a cientos en la calle y Castilla-La Mancha, la Comunidad donde más ha aumentado la morosidad de toda España


País, digo. País. Tantas de la noche en una de las tantas barriadas albaceteñas. Tantas, pero tantas de cagarse, de las tres o las cuatro de la madrugá. O las cinco, me es igual. Obras en el entorno de un centro comercial, y la puñetera máquina dando marcha atrás, y dando por saco: wiiii, wiiii, wiiii. No hay tráfico, pero no falla: el tractor de marras tiene pitido de alerta y, fiel a su cometido, suena. Y punto. País. Punto uno.

Punto dos. Llevan así horas. Viva el destajo, viva la nocturnidad. Para hacer bien el amor hay que venir al Sur, pero para joderte bien la noche –que no en la noche, cosas de la estrechez–, hay que pasarse por el Sureste. La cementera se encasquilla, la grúa suelta su cargamento, y el perro del vecino del tercero, el mejor amigo del hombre y a veces el más imbécil, que intenta salir del estupor con ladridos. Vaya cuerdas vocales caninas, el colmo de la improcedencia. Rediós. Ojo, llega el punto tres.

Porque... ¿puede ir la cosa a peor? Sí...

...Las cosas del destajo, que en ocasiones llevan a la cultura del atajo. Del atajo de brutos. Lo que a las once de la mañana, bocata choped en la mano, es un “ahí va, morenaca, que te vi a meter más carne que el desayuno’un león, que te vi a chupar los pelos del chochete como si fueran patas de gamba”.

Y, claro, es inevitable. Alguno de los tíos elegantes que tan castizos y remilgados piropos sueltan, ha decidido alegrar su jornal con Marta Sánchez en el loro del bazar chino, y encima a todo trapo. Joder, qué tropa.

Suma y sigue. Vete a avisar a la guardia cerril de que no pegas ojo. Si ya te han respondido una almortá de veces que si están ahí será porque tienen faena. Pos fale, ¿pero están de legales? Oiga, señora, qué preguntas me hace. Cuídate. País, insisto, país.

Cosas del destajo. A cualquier edad, en cualquier lugar. Un hombre de 35 años acaba de ganar un concurso al contrato más precario. Si no puedes cambiar el mundo, descojónate de él, debió pensar la agrupación de Izquierda Unida de Palencia. Total, para hablar de marxismo sin que se rilen en nuestro vencido y desarmado careto, hoy están más cotizados los Groucho brothers que el tito Carlos. Que a saber qué quería Engels, siempre a su lado. No te fíes ni de tu sombra, colega.

Viva el destajo, viva la nocturnidad. El “afortunado” palentino firmó un contrato de, ¡tachán!, hora y media. Y todavía le pusieron como condición que era para trabajar a lo largo de una semana. El único consuelo es el refranero: a todos los cerdos les llega su Sanmartín. La jodienda es que aquí hay más piaras que parias, y en así estando las cosas, mover el culo por los derechos laborales es como blandir una navaja, por mu albaceteña que sea, ante un Tyranosaurus Rex.

Así que voy a ver si, ya si eso, me descargo el último de Marta Sánchez. Pa estar a la altura. Y si alguien me pregunta, le digo que sí, que “soy yo”. País. Punto final.

20090311

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Matan el silencio / 11-M

Tomo el ejemplo del sr. Bolaños para hablar, cinco años después, del 11 de marzo. Y me permito hacerlo con una licencia literaria, con un texto poético al margen de los que suelen acudir a este blog, pero que también forma parte de mis esencias. De hecho, el título, Al mismo que me condena, es el verso 73 de La canción del Pirata, de José de Espronceda. Fue escrito tras las jornadas de ultraje ciudadano que siguieron al atentado, con todo un Gobierno centrado en profanar la verdad, escarnecer a la memoria y socavar los cimientos de la convivencia. Por eso perdieron, no por las bombas.


Primera llamada de estupor y sin palabras
trueque de espantos y consecuencias
viaje horrorizado a la villa del dolor
escalera incombustible de difuntos
200 silencios matan el silencio

dudas razonables repugnantes
quiebra de horarios y rutinas
imposible contención del exabrupto
hora final de bella ciudad durmiente
200 silencios matan el silencio

sentencia de muerte en los rincones encantados
almuerzo de sangre y de metralla
pase de realidad en la sesión de tarde
trazado vital involuntario hacia las vías
200 silencios matan el silencio...

grueso caminar necesario y consternado
incorrección en la entrevista generosa
edición especial de rotativos y lamentos
voluntad improbable de humor y fortaleza
200 silencios matan el silencio

discusión sobre mentiras y derechos
convicción de ejercitar las libertades
desahucio de las camas solitarias
guiños de dulzura por la supervivencia
200 silencios matan el silencio

once de marzo de dos mil cuatro
tus manos abiertas con las mías al futuro
guardemos la memoria de estas horas
o los rencores ganarán esta partida
que el silencio no mate 200 silencios.

20090307

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¿Quiere usted el ticket? / 1 año después

Se cumple un año del asesinato de Isaías Carrasco a manos de ETA. Entonces publiqué este artículo. Tómese como una reposición, y como otra voz activa contra la barbarie.


A punto han estado de conseguirlo estos cabrones. De que cambiara el artículo que tenía pensado para hoy. De que por su falta de cerebro y sus tiros en la nuca cambiara de registro. Pero nones. Me llevaría a politizar. Y a ciscarme en su madre, que bastante carga tiene ya con haber parido a un asesino demente. Y a poner de vuelta y media a los políticos que piensan que es bueno sacar de paseo a estos terroristas de medio pelo, de forma machacona durante cuatro años, con tal de sacarse unos votos de la manga. De la cobarde manga de la instrumentalización.

Pero no. Me salva, nos salva, que hoy toca jornada de reflexión. Y no se puede hablar de cosas de votos, ya vengan de barbudos con niñas o de zetas con buena suerte. Es caquita. Caquita legal: eso no se toca. De no haber sido por ello, hoy habría dedicado íntegro este espacio a hablar de esas dos cagarrutillas, dos niñatos que se creen muy vascos los muy necios, y que no tienen ni media hostia; pero que llevan su parabellum para ocultar su complejo de mosca intelectual y política, de chuscos perros de presa.

Ténganlo en cuenta, pues, y no me condenen. Frente a la repugnancia, ni media palabra. Más que repudio, es silencio lo que deberían provocar. Dice el tópico que los terroristas atentan cuando pueden. Y un cojón de pato, con perdón. No es políticamente correcto, pero ni de coña acepto eso de que “cuando pueden”. Atentan cada vez que quieren. Cuando les da la real gana. Cuando se les pone en la entrepierna. Porque calzarse un percutor, y pegar cuatro balazos 9 milímetros por la espalda, o de frente, es muy, muy fácil. Basta con tener el arma. Y pum.

Aquí me tienen. Prometiendo que no voy a hablar de esta pandilla de babosos y, como el soneto de Quevedo, burla burlando van tres párrafos. Y el cuarto entrando con más suavidad que el dedo del asesino en el gatillo de la ignominia. Digo que un nazi abertzale atenta cuando quiere. Y lo mantengo. Da igual que esté activado el nivel 3 de alerta policial, como así sucedía. Es imposible controlar todos y cada uno de los objetivos de un malnacido. Y más cuando el objetivo es un currela de un peaje de autopista, de los que sólo cruza con usted un “buenos días” y, a lo sumo, un “¿quiere usted el ticket?”.

Vaya una mierda de izquierda, cargándose a un currito como el que puede cruzarse cualquier día, en el bar, echándose un cafelito y un par de chupadas más al piti, “que tengo al jefe mosqueado”. Vaya una mierda de terrorismo, que busca cepillarse al último pringao, con perdón para el concejal, al que le honra, precisamente, ser un pringao. Un don nadie. Y es lo que nunca entendió Francisco José Alcaraz, cuando afirmaba, el muy sátiro, que “las víctimas no han muerto para esto”. Precisamente, inútil, murieron por nada. Eso quieren ellos, los botarates de ETA: que nuestras víctimas sean mártires. Y están ganando. Qué estropicio. Que alguien reaccione. Y a votar.

20090304

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Una rebelión sin nombre

Justo al releer la línea final de la novela que me ha tenido ocupado unos días, Ensayo sobre la lucidez de José Saramago, y quedarme con la inevitable mueca de incredulidad que deja el final del libro, encendí la televisión para ver uno de sus escasos programas inteligentes: Sé lo que hicisteis. En menos de un minuto, estaba emitiendo un reportaje sobre A ciegas, el filme basado en el otro Ensayo de Saramago, el de la ceguera. ¡Zas! La vida está llena de extraños destinos.


No tienen la culpa. Hablan el lenguaje que siempre les han enseñado a utilizar. El que les aupó hasta sus indiscutibles pieles de estadistas financieros. El que se instaló en una codificación del mundo hecha desde, por y para los vencedores, que sólo pueden serlo si parten de una posición de privilegio o una actitud de villanía. El que dice qué y cómo deben entenderse asuntos tan dispares como la economía, la ética o la razón desde hace casi 50 años: 1960, nace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Sin que los autores de su último informe sobre España lo sepan, a unos 1.500 Km. de la sede central en París, una capital de la estepa manchega acoge la visita del premio Nobel portugués José Saramago. La nueva Casa de la Cultura de Albacete lleva su nombre, un justo pago a los servicios para que la única concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Albacete, dé la necesaria pátina de estabilidad a un Gobierno municipal con tantos ediles socialistas como populares hay en la oposición. Trece. Doce más uno, por lo gafe.

Las últimas noticias conducen a lamentar su previsible ausencia por motivos de salud. No puede ser tanta casualidad: que la misma semana se estrene en España A ciegas, filme basado en su Ensayo sobre la ceguera; y que el mismo país sea, a partes iguales, autor y víctima de una misma enfermedad, la ceguera social, la ceguera de la inteligencia, que con tanta maestría firma el propio Saramago en el título que da continuidad a la obra mencionada: Ensayo sobre la lucidez. Y que, a la vez, la OCDE se pronuncie como lo ha hecho. Mucha, enorme casualidad. Desmesurada, les digo...

Foto: Wikipedia.


El Ensayo sobre la ceguera se ambienta en el terrorífico asedio de la enésima entrega literaria de una epidemia. A modo de cita y sin pretender equiparar calidades, valga nombrar Cien años de soledad de García Márquez, La peste de Camus o El orden alfabético de Millás. Una epidemia imposible: la falta de visión no se contagia. En un increíble salto al vacío, Saramago recrudece la epidemia en su Ensayo sobre la lucidez: cuatro años después, la misma población que inexplicablemente quedó ciega durante un tiempo, asume la integridad de sus derechos ciudadanos y decide, sin que medie líder ni campaña alguna, votar en blanco en la convocatoria a urnas: más del 80% de los electores opta por esa papeleta de forma espontánea, libre e individual.

Entonces las autoridades son presa del pánico. En su ciega huida hacia delante para desenmascarar a los conspiradores, implantan progresivamente un Estado policial, de sitio, y de guerra, incapacitados los dirigentes políticos para devolver la “normalidad” democrática. Con tan hábil maniobra, Saramago desenmascara así el lenguaje dúctil y perverso de la política profesional, que compra voluntades en los cargos públicos y silencios cómplices en el “cuarto poder”. Lenguaje que pinta convicciones travestis y paga mal, pero paga, a la voz del amo. Es la neolengua de George Orwell, 1984. Al apostolado occidental se le cae así el velo de lo democrático: basta que el poder político se vea desautorizado para que, en nombre del derecho, restrinja los derechos ciudadanos.

La actual crisis económica parece querer caminar justo en esa dirección. No de otra manera cabe sino explicar el último conglomerado de recetas para aliviar la situación en España, elaborado por cocinas OCDE. Empezando, no podía ser menos, por un abaratamiento del despido. Dicho con las argucias argumentales de los poderes que desenmascara Saramago: reducir todavía más las indemnizaciones por despido de los contratos indefinidos y promover un contrato de trabajo único que contemple indemnizaciones por despido proporcionales a la antigüedad.

Hasta donde la legislación dispone, las indemnizaciones han lugar allí donde el despido se considere improcedente o nulo por un tribunal. Es decir, cuando, literalmente, no procede, no es legítimo, no concurre causa alguna que justifique la extinción de la relación laboral, el contrato “producción a cambio de salario”. O bien, caso del despido nulo, cuando en la extinción se dan circunstancias que violan los derechos constitucionales. En caso contrario, es decir, que se den causas sobradas que conciernan a la falta de celo, animosidad u hostilidad del trabajador, el despido no tiene penalización. Como no podía ser de otra manera. Ergo, abaratar el despido, acción también llamada en neolengua de patronal “flexibilizar el mercado laboral”, equivale a permitir la arbitrariedad en las relaciones laborales. A la calle... porque me da la gana.

Estas y otras contradicciones de la OCDE, como recomendar la disminución de trabas autonómicas en la implantación de grandes centros comerciales para, atención, “favorecer el comercio minorista”, recuerdan muy mucho a las trampas del lenguaje de la clase política. Las que un día exasperó a la capital que, gracias al genio y la pluma de Saramago, sufrió primero la ceguera y gozó después la lucidez.

No sería mal lugar Albacete para que la ciudadanía despertara al desmontaje de las casi mentiras y medias verdades del poder político. Va en el debe político de su alcaldesa, Carmen Oliver, que reivindica siempre que puede (y quien firma tiene el honor de haber sido el primer periodista en publicar el binomio), un "futuro inteligente". Aunque eso pusiera en un brete incluso a la formación que, desde un punto de vista intelectual, más cerca habría de estar de Saramago, y que hoy comanda el ciudadrealeño Cayo Lara.

Si a 1.500 Km. de la parisina sede de la OCDE, la capital del llano protagonizara esa silenciosa, anónima, blanca y lúcida rebelión, el grueso de casualidades Saramágicas no habría sido en vano. No me digan que sueño. Menos realistas son los redactores, pobres, qué culpa tienen, de los informes pensados por, desde y para el poder.

20090303

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Por tantos, o por santos

Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quién sirvió. Fue una enseñanza que un día, grabadora y café mediante, me dio quien acaba de presentar su dimisión irrevocable como coordinador del Foro de la Participación, Miguel Berrio. Una decisión que se venía escuchando en algunos círculos, pero que llega antes de lo que la mayoría de los allegados pensaban. Gracias, Miguel, por uno de tantos aprendizajes. Quién lo iba a decir.


Es la última que se ha montado la factoría de sotanas para convencernos de que les echemos una ayudica vía IRPF. Que lo hagamos por tantos. Por tantos que pregonan la buena vida del cielo y el valle de lágrimas que, por consiguiente presidente, nos ha tocado vivir en este perro mundo. “Y un cura les decía: arrodillados hijos, siempre arrodillados”. La cita es de El loco de la vía, inimitable fragmento de prosa poética a cargo del también inimitable Rafael Amor.

Pásense por www.rafaelamor.com. Apesta a porteño y prepo bonaerense, como manda Gardel (uruguayo, mal que les pese a los mitómanos argentinos). Pero, chévere, que estacazo de sensibilidad y guerrillerismo social. Guevariano. Hay que endurecerse sin perder la ternura, decía el comandante. Y más, después de echarle un ojo al último Dutifri de Javier Sardá. Que es muy suyo, muy como siempre: escasos gramos periodísticos, pero un envoltorio con el que te tragas lo que te echen. Crónicas no fue líder siete años sólo por casualidad. Aunque nadie reconozca haber sido fiel a los “marcianos”. Qué mundos tan contrapuestos, Sardá y los documentales de La 2 –que “todo el mundo ve”, ay qué siesta más güena–, unidos por el ungüento dulcificador de la hipocresía televisiva.

No se me pierdan, estábamos con la campaña de los benditos feligreses. Pero agrandemos el paréntesis porteño: parte del programa lo dedicó el otrora Sr. Casamajor a los “nietos recuperados”. Es decir, los hijos secuestrados durante la dictadura y dados “en adopción” a esos grandísimos hideputas de los cargos militares. Esos miserables –los legionarios, no sus lacayos arrancados a las madres y abuelas de la Plaza de Mayo–, que ayer, hoy y siempre, en el Río de la Plata, en Birmania o en el Opus Dei, buscan irse de rositas con leyes de obediencia debida y lindezas jurídicas por el estilo.

Justo al término de la entrevista con uno de esos nietos –quizá la parte más intensa del programa, y en la que más telespectadores buscaron fortuna en emisiones menos “sesudas”–, y en una brevísima ráfaga, diez segundos todo lo más, sonaron Los Dinasaurios de otro grande de la Argentina, Charly García. Qué afortunado, pensé, haber aprendido en su día de mi buena Estela que esos “dinosaurios” es como se llamaba a los milikos, esbirros deleznables de la “obediencia debida”.

También ellos, como todos los listos y espabilados de este planeta, expertos en medrar a base de mediocridad y crucifixiones al respetable, se auparon sobre los hombros de la salvación de las almas. Es lo mejor, decían, para poner fin al desmadre del peronismo. Que sí, que aquello fue el cisma de una economía capaz de autoabstecerse. Pero por muchas fábulas que me cuenten, y por mucho palio con plantitas que se pongan, no hay excusa suficiente para justificar la deserción moral de un régimen, ya dure 24 horas, ya dure 40 años.

Cuando las almas son pusilánimes, al final uno se arrodilla. Arrodíllate, hijo, siempre arrodíllate. Las huestes armadas de las dictaduras cumplen a la perfección con ese precepto que predica el buenazo de Miguel Berrio: ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió. Y para llegar a general, como para ascender a arzobispo o a consejero delegado, hay que echar mucho tiempo entre peticiones camufladas como dádivas, y arrogancias disfrazadas de servidumbre: al mando mandarín, al jefe máximo, al Ser Supremo. Sí, buana.

En Argentina, vaya cosas, una multinacional de capital español y repleta de hilos de cobre compró a la compañía nacional por cuatro duros. O incluso por una peseta, igual que se las arreglaron los petroleros patrios para hacerse con YPF. Y allí, y aquí (y en Birmania el día que lleguen), a los señores clientes no les queda otra que emular a Rafael Amor. “Arrodillados, hijos. Siempre arrodillados”.

Me cuentan –empezamos a cerrar el círculo de los santos y los tantos–, que en una de las urbanizaciones de la periferia albaceteña, de esas de a todo trapo, piscina, videoportero, circuitos de aire inteligente y la repanocha en verso, no han llegado los de Alierta con sus fibras ópticas y sus bandas anchas. ¿Anchas? Anchas es lo que son las jetas de algunos, que ya en el siglo pasado sabían que para enchufar tres megas por segundo (y diez, y veinte), no hace falta sino “descapar” el hilo de cobre. Y, a pesar de ello –que no de ellos–, nos van soltando los megas con cuentagotas. ¿Que no han llegado, dicen? ¡Ja! ¡Rejá! Mil veces jajaja.

Así, algunos se hinchan los carrillos a base de pedir “lo mejor para todos”. Y uno ya no sabe distinguir si los mismos “tantos” son, además, santos. Que es de lo que se trataba. Creo.