En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20100716

Con estas marcas no hay quien haga negocio

La última vez que recibí un meme corría el año 2006 y administraba entonces el blog ContraTitulares, hoy en estado latente, aunque algunas voces me piden de forma insistente que regreso a él. En 2010 he recibido dos vía Twitter. Uno lo tengo aparcado. Al segundo, que recibo de Iván Fánego, no puedo negarme. Se trata de citar mis tres marcas favoritas.


Me produce una pereza terrible citar tres marcas de las que sea fan. Directamente, no consumo marcas. Y si lo hago, es por un motivo tan concreto, como un perfume recomendado, que elevarlo a la categoría de marca que idolatro me parece indigno, no tanto por mí como por la propia marca, pues seguro es que cuenta con fans de mayor categoría y adicción. Así que me propongo no tanto hablar de marcas comerciales, como sí de marcas vitales: tres espacios de mi vida sin los cuales no sería lo que soy.



1. Marca #socialmedia. El lugar en el que me desenvuelvo casi a diario, sobre todo a través de la absorbente e invasora Twitterland. Allí tropiezas con multitud de almas errantes que buscan su camino, habitantes de la sabiduría de las muchedumbres, soldados que montan guardia a las puertas de los guiños en comunidad, labriegos del conocimiento compartido, peones de brega de ideas fugaces pero que crean un poso desbordante, monjes de clausura que se desmelenan cuando saltan a la vida real. Citar cuánto de cada uno de ellos forma ya parte de mi existencia sería un ejercicio tan inútil como olvidadizo, ergo injusto. Sí puedo decir, empero, que en mi regreso a Madrid después de tres años en una provincia casi inexistente para este bendito oficio de contar historias (Albacete), y acosado por tempestades laborales, personales y profesionales, esta marca #socialmedia me ha permitido crecerme sobre las adversidades, mantener e incentivar la sonrisa, conocer a personas hoy imprescindibles en mi día a día. Y no sólo porque sean cruciales para mi "marca personal", sino y sobre todo porque se han ganado mi respeto, cuando no mi admiración.

2. Marca #sigloXIX. ¿Qué contradicción, verdad? Pues sí, me confieso fanático del romanticismo en todas sus facetas y expresiones. No del almibarado facilón y babas, sino del revolucionario, independiente, soñador, utópico, buscador, humano, creativo, intenso, apasionado, amante hasta las últimas consecuencias, luchador, desvivido, corazonado y sensible, que no sensiblero. En nuestras Españas, desde Trafalgar hasta ese final a trompicones en Cuba que terminó llevando a la II República y a la Guerra Civil. En el mundo, con esos inicios en Virginia y en París todavía en el siglo XVIII, sus rapsodias húngaras, su Garibaldi con las batallas de Magenta y Solferino, sus Napoleones que exportaban razón mediante la fuerza, sus Bismarck que exportaban la fuerza mediante la razón, sus conquistas del Oeste norteamericano, sus procesos de libertarismo secuestrado en la gemela (pero esquilmada) América Latina, sus científicos liberados de los corsés de la doctrina de la Roma papal, su despertar desde el medievo en Oriente, sus movimientos filosóficos y políticos, el fin del oprobio absolutista en la ya entonces vetusta y orgullosa Europa... Lo friki no es ser fan del siglo XIX. Lo verdaderamente extraño es no serlo.

3. Marca #música. No habría llegado a este punto de no haber sido por la música. Mi evolución como individuo socialmente comprometido, políticamente definido, laboralmente explotado y profesionalmente explorador, ha ido ligada a la adaptación de mi oído a diferentes estadios de sensibilidad: desde el rap comercial de principios de los 90, hasta las esencias del hard rock y el heavy metal, después el rock clásico, la canción de autor, el pop básico pero no radiado, el soul, el funk, la ópera, el jazz. Ignorante total de cada uno de esos estilos, pero capaz de disfrutar de los mejores especímenes que le hayan dado cuerpo, sentido y razón de ser. Cuando quieran aquellos y aquellas con los que tengo el lujo de compartir este meme bloggero-tuitero, nos vamos de concierto. Sean buenas personas mientras tanto, y respondan al meme, si puede ser con más ciencia que el indocto que aquí firma. No será muy difícil, basta con leerme para darse cuenta.

Abrazos. Y gracias.

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