En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20100728

El decálogo de Café y Twitts

Con motivo de la publicación del libro Líneas desde el páramo y la celebración del III Café y Twitts el administrador de este blog y autor de dicha obra propone a los participantes en el evento un experimento. A partir del artículo Manual de supervivencia, que se encuentra recogido en el libro y que se reproduce a continuación, se pide a los asistentes al III Café y Twitts que de cara a la próxima cita, en septiembre salvo impedimentos de última hora, escriban su propio decálogo acerca de la ciudad que en alguna ocasión les acogió, o aquella en la que nacieron.


Con el conjunto de textos se confeccionará un libro colaborativo que se publicará en la plataforma digital o editorial que se estime oportuna, y bajo un título que habrá de decidirse durante este III Café y Twitts.


Manual de supervivencia fue escrito durante la etapa albaceteña del administrador de Al mismo que me condena, durante la cual ejerció como periodista en diversos medios y fue editor de su propio proyecto web, la primera etapa de Confidencialba.



Mi muy querido amigo: enterado quedo de tu próxima visita a las llanuras manchegas, y sorprendido doblemente. Primero, porque unir como elección Albacete y mes de agosto es una unidad de destino más friki que la que proponía Falange “en lo universal”. Segundo, porque por mucho bombo y platillo que le hayamos dado al súper-híper-mega futuro Centro de Recepción de Visitantes, cual Faro de La Moncloa retro-chic, me parece demasiado pronto para que sus efectos pudieran justificar tu viaje. Sea como fuere, hete aquí que me veo obligado a transmitirte mis escasos conocimientos para sobrevivir al estío –que no hastío– albaceteño. Si ves que tal, toma nota.



1.- Elige hotel u hostal de la categoría que prefieras, pero que tenga aire acondicionado. Levántate con la fresca para pasear por la city, a eso de las seis y media de la mañana. Cuatro horas después, deja todo lo que estés haciendo, regresa sobre tus pasos, desayuna, y no vuelvas a pisar la calle hasta bien entrada la tarde. Es insalubre intentarlo antes.

2.- La noche es una de las mejores bazas de esta ciudad, bien distinta de otras que se confabulan cual territorio comanche a partir de la puesta de sol. Pasea y deléitate con tranquilidad, que salvo algunas zonas concretas, seiscientas veces podrás salir a la calle y las seiscientas sentirte a salvo. Ha crecido algo la delincuencia con esto de la crisis, pero esta ciudad está lejos de ser la ley de la selva.

3.- Planifica tu salida de turismo rural: consulta las previsiones meteorológicas y arriésgate sólo el día en que anuncien una tregua en los termómetros. Entonces podrás disfrutar las auténticas maravillas naturales de esta provincia desconocida. Basta una treintena de kilómetros para que la estepa se transforme en llanura majestuosa, arbolados valles o vertiginosos cortes en picado de la roca madre.

4.- No salgas sin plano. No te fíes de tu instinto: las calles que parecen rectas giran sobre sí mismas, y las que parecen curvas atraviesan la urbe. Y es que aquí hasta la geografía del callejero sabe mentir bien. Si con todo te arriesgas no olvides nunca, como canta el maestro Quintín Cabrera, que las ciudades son libros que se leen con los pies. Un periodista se lo dijo una vez al presidente de la Federeación de Vecinos y éste se apropio de la frase. Hizo bien: Antonio Skármeta dibujó en los labios de Pablo Neruda la cita de que la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita. Pues eso.

5.- Ensaya el siguiente gesto: mínima contención de aire, labio inferior retraído, expulsión inicial de aire pronunciando la letra “e” como si fueras a decir la “i”, acentúa esa vocal, y pronuncia a continuación, sin cambiar el gesto, y también con acentuación, una “a”. Hay muchas variantes: arqueando las cejas, detrás de un “pos”, moviendo la cabeza con cara de circunstancias, etc. Pero esta pauta que te doy es la que mejor te permite empezar a decir correctamente “ea”, la interjección más milagrosa de todos los idiomas que en el mundo hay, pues tiene todos los significados que le quieras incorporar, en función del contexto, la entonación y la gesticulación que acompañe. Los albaceteños no lo saben, pero es una de sus armas de seducción más poderosas.

6.- Ya que nos ponemos con los localismos del lenguaje, no te sientas herido ni menospreciado si pides algo y se te niega. Si así sucediera, no veas maldad en la respuesta “no ni nada”, de fonética [no ni ná], pues no es más que la cada vez más famosa triple negación manchega, santo y seña de esta tierra.

7.- El humor albaceteño no es surrealista, a pesar de los Chanantes y de José Luis Cuerda. Pero sí es ácido, irónico y escueto. En esto, como en tantas cuestiones, son infinitamente más listos, y rápidos, que lo que el forastero sin advertir pueda imaginar. Sin la preparación adecuada, su tono humorístico puede resultar cortante. Pero no lo es.

8.- Por eso mismo conviene que te pienses las cosas dos veces antes de criticar nada que no te complazca, o que no entiendas. Y, si lo haces, nunca, y esto que te quede bien claro, nunca en público. La velocidad de propagación de ciertas críticas en ciertos sectores deja en mantillas a la velocidad que pueden alcanzar los cazas de la Base Aérea de Los Llanos.

9.- Quizá el día de tu llegada, a la hora de dormir, se te haga un nudo en la garganta. Con la misma o superior intensidad se te hará el día de tu regreso. Lo advierten siempre: en Albacete se llora dos veces, una cuando se aterriza en la ciudad, y otra cuando se abandona. Curiosamente, la misma cita se da en la película de Dany Boon Bienvenidos al norte, al hablar del pueblecito francés de Bergues. Y curiosamente, Bergues también posee sus propios modismos lingüísticos, su propio humor y termina siendo igual de entrañable para el forastero como lo es Albacete. La vida es una tómbola. O un pañuelo.

10.- Gastes lo que gastes, lleva siempre un euro suelto en un bolsillo. Es más que probable que alguien te quiera obsequiar con una navaja durante tu estancia. El derecho consuetudinario pauta que tú se la “comprarás” por el precio simbólico de ese euro. Y te aseguro que navajas como las de aquí no vas a encontrar ni aunque te vayas a la China a buscarlas.

Espero que estas indicaciones te permitan pasar la más agradable de las estancias. Vuelve para la Feria, en septiembre, y prepara un regreso para la Feria de 2010, la del Tercer Centenario. Así aumentarás el relumbrón de nuestro clase política –gobernante o en la oposición, es lo mismo–, y nos dejarás dineritos que nos van a venir de perlas para seguir presumiendo de una ciudad que, nos aseguran, va a quedar la mar de guapa.

Se despide con un fuerte abrazo. Tu amigo.

1 comentario:

  1. Excellente! El derecho consuetudinario pauta que tú se la “comprarás” por el precio simbólico de ese euro.

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