En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20081125

10
La turbamulta de los crucifijos

Ala mayoría de los españoles no les molesta un crucifijo en las aulas, dice la Cospe, para justificar que los obispos vuelvan a caer en la connivencia con los postulados más retrógrados del Partido Popular. A mí, de manera escueta y sucinta, tampoco me molesta, a pesar de que el gran negocio de Roma lleve 2.000 años jinchándose a base de meternos el miedo y sacarnos los cuartos.



No, el crucifijo tal cual, amiga María Dolores, cardenal Amigo, Papa de los cardenales, no me molesta. Más bien me la trae floja: oigan, los chavales con más entendederas saben ya, desde los cinco años, que Caperucita Roja se trajinaba al cazador y que, sotana más sotana menos, se puede estar a dios rogando y con el cimbrelillo dando. Así que no hay cruces que se interpongan en su educación, por llamarle de alguna manera a lo que las Logses, las Loces y las Loes han hecho con la enseñanza, hubiera o no hubiera crucifijos con los que espantar a la chavalada.

Lo que me fastidia sobremanera es que la mayoría de los españoles, de este pueblo ingrato y falto de memoria, tan amigo del rencor como de la picaresca, hayan estado siempre dispuestos a morder la bicha –y lamer la picha– de sus mandatarios...

... A hacerles la tres catorce, pero siempre de boquilla; porque en el fondo se arrodillan y practican la genuflexión. Y claro, los que parten el bacalao, que para eso son también españoles, hacen vivaqueo antes que política, sabedores de que hay una opinión pública maleable, amorfa y sin criterio. Española. Pero eso sí, con crucifijo. Siempre con crucifijo.

La mayoría de los españoles, y cuando digo mayoría hablo de turbamulta, de masa, y no de compatriotas, cometió hace 200 años la parvada de salir en tromba a defender sus costumbres premedievales frente a las ilustradas tropas del bonapartismo. Lo que tan bien describió Pérez-Reverte en Una Intifada de navaja y machetazo: “en 1808 –o unos años antes, cuando todavía era posible, quizás, una guillotina en la Puerta del Sol– los españoles nos equivocamos de enemigo. Error del que, doscientos años después, todavía pagamos las consecuencias”, según cita recogida en Wikipedia.

Es decir, a la mayoría de los españoles no le molestó, en 1812 ni en 1823, que continuara el poder escalofriante del monarca más absoluto y más funesto de la siempre nefasta historia borbónica, Fernando VII. Porque él portaba el crucifijo, mientras que el invasor francés extendía la laicidad: el César a un lado, y dios al otro. Han pasado dos centurias, y ni los pepos extremos ni los jerifaltes beatos se enteran de la misa la media.

Disculpen las “molestias”, pero me permito recordar que tampoco molestó a la mayoría de los españoles, qué cosas, expulsar a los moros o arrinconar a los judíos, gracias a los cuales esta Iberia tuvo acceso al álgebra, el tratamiento de aguas, las finanzas, la obra civil y la medicina; por no hablar de las aportaciones literarias, musicales y de organización territorial. Bienes que después, esa misma mayoría, esa misma mano oculta, pagó con exterminios, persecuciones y, cómo no, faltaría más, crucifijos. Muchos crucifijos. Millones de crucifijos.

No le molestó, a la mayoría de los españoles, que las fuerzas monárquicas y mojigatas fueran con el susto del vasallaje por los campos españoles en el año 1931, elecciones ganadas en minoría por los republicanos de aquí. 77 años después, los republicanos de allí, los de EEUU, repiten la misma historia: Obama se impone donde acampan la cultura, la urbe, la amplitud de miras, el cosmos y la polis; y McCain se hace fuerte allí donde impera el silencio, la rudeza, el golpe al pecho y la fe, es decir, el crucifijo; siempre el crucifijo. Monárquico, creacionista o anglicano, siempre hay un crucifijo dispuesto a ser utilizado cual saeta contra el ser humano librepensador, independiente y sin más dios que el dictamen de su conciencia.

No. A la mayoría de los españoles no le molestó que desde el año 1997 las conversaciones en público del “qué barbaridad, donde va a llegar la vivienda”, se quedaran en privado en un “a ver si pillo el próximo chollo”. Como tampoco les molesta ahora que el festival haya tocado a su fin: la culpa es de ZP, y con eso basta. Y sobra. Pero con crucifijo, muchacho, muchacha, no te olvides nunca. Ten fe, y dios proveerá.

Amiga, Amigo: a la mayoría de los españoles sí les molestó no saber qué carajo se nos había perdido en Bagdad, y entonces ustedes no hicieron ni puñetero caso. Pero nos pidieron, como hoy, fe. Devoción. Así que por mí, sin acritud alguna, pueden meterse el crucifijo por el orificio de la verdad que les dejó el primo Bin Laden en El Pozo, Santa Eugenia y la estación de Atocha. Y ahora, a rezar.

20081121

3
Madera de B.O.G.

Estoy por terminar de creerme el asunto éste de la perspectiva de género, que esta semana ha desarrollado con tan buen acierto el Foro de la Participación albaceteño, en lo tocante a su aplicación al planeamiento urbanístico.

Tomemos nota de una realidad que tenemos a mano, la firma de mujer que tiñe de una forma diferente de hacer política el Ayuntamiento de Albacete: Bayod, Oliver, Gualda (B.O.G.). Eso sí que es madera, y no la de Boj, la de Cela.

No son líderes al uso. No hace falta decir nombres, que ya ustedes son mayorcitos, para saber quién es quién y cómo se las gasta. Una aporta la dimensión del alma, lo inmaterial y lo que va más allá de la realidad contante y sonante. Otra es la chispa, vivaracha, deslenguada, ácida, vivaz. Y la tercera es la mordacidad aguda, la mirada despierta, la crítica insaciable, la mosca cojonera.

Vayan y comparen con el sector masculino de la cosa política, da igual el color: agresividad, desplantes, chulería, arrogancia y praxis exasperante campan a sus anchas.

Estas tres damas de la política, aunque no sólo ellas, están a punto de conseguirlo, de que me crea a pies juntillas y sin aspavientos la llamada perspectiva de género. Seguiré pensando que el nombre es inadecuado, como el de “violencia de género”. Antes bien, la considero un “género de violencia”, aquel propiciado en el ámbito doméstico a propósito de la repugnante cultura del sometimiento de las mujeres a los dictados del rey de la jungla humana, el macho hombrío, obturador del poder y procaz extensión de la ambición desmedida.

Pero serán matices. Sí. Hacen falta más perspectivas valientes y con firma de mujer en el mundo. Aunque sólo sea para compensar una herencia bochornosa: el rol de género dispuesto, impuesto y compuesto por y para los hombres.

Vayan y comparen, me permito insistir, con el sector masculino del empeño político: altanería, dictablandas, afán infinito de control sobre la vida ajena. Afortunadamente, hay excepciones. A esos otros hombres también los considero de esa madera especial: la de B.O.G. Ojo, no de Vogue.

(foto: Flickr)

20081119

0
Juro que el camuflaje es involuntario

Publicado el 18 de noviembre

Tengo que estar, me dije. Me disculpen el arrebato de egolatría, pero es uno de los pocos en los que, me atrevo a juzgar, caen desde el hijo de las Calzas Largas hasta la prole del pulimentador: mirarse a ver si está en el listín telefónico, ahora que la más grande entre las grandes, reina de los millones de Villalonga y de los riñones de Alierta, ha vuelto a repartir sus páginas blancas, amarillas y arco iris a los pobres diablos usuarios de la línea de cobre.

Tengo que estar. Es lo mínimo, después de un par de años batiéndome el cobre por ser uno y no más de los descendientes de Figueroa, en una de tantas tierras asoladas por el cainismo. Con lo que me he pegado por que las envidias crean que me dan con formas consagradas hasta en el carné de identidad, sabiendo, yo más que ellas, que sus cuitas y mis broncas eran, para el común de los mortales albaceteños, menos que diabluras. Directamente no existen. Pero los errantes y los pobres de alma creen que la fama bien merece incurrir en el ajusticiamiento. Allá ellos.

Así que sí, tenía que estar. Después de haberle llamado de todo a los peperos y haberme callado menos de lo que sé sobre los rojeras progres. Después de haber puesto en la picota a todos los gremios altaneros que se me han cruzado en el camino, algunos con más verborrea que otros... y peor baba. Después de haberme puesto gorra contra quienes querían correrme a gorrazos, y haberme quedado calvo para quienes quisieron dedicarme un calvo, lo mínimo era estar presente. Contante y sonante, rediós, piticlin, dígame, sí, aquí teléfono de la esperanza, el lugar adecuado para ponerme verde.

Lo mínimo que esperaba era un recuadro, tipo anuncio, con el dibujo de un tomate al lado, en clara y nada sutil referencia a lo que cualquier desalmado podría echarme a la jeta. Siempre y cuando se le antojara. Porque enemigos no faltan, en potencia: los chavales de ETA, a los que por activa, por pasiva y por perifrástica he llamado niños de papa y muchachos de teta fofa: mamá, sácame de la cárcel o me pongo en huelga de hambre.

Más: los curas más preocupados de las cosas de la moral que de los vericuetos de dios, amigos de la pandilleja de desagradecidos con la historia que les hizo libres y con derechos democráticos, reyes y reinos incluidos, expertos en oponerse al todo invocando el nombre, léase matrimonios homosexuales. ¿Me tenía ganado o no el hueco en el listín?

La verdad es que sí. Por listín, justamente; que ya lo dice el colega J.A., que somos un país de listos. De listos, y de inteligentes, remacha, por si a alguien no le queda claro. Sobran ejemplos: ¿ZP se queda sin ir al G-20?, será porque es un inútil diplomático; ¿ZP consigue la silla en el G-20?, ah, en ese caso es que va de prestao, así que también es un inútil diplomático. País demencial donde no importa el argumento, sino la conclusión. Estas mismas líneas son vivo reflejo del escupitajo verbal que campa a sus anchas en la neurona ibérica, barbitúrica, impávida, embustera.

Por eso, además, por darle caña a los míos, sean de donde sean los míos, que no tengo más patria que la bondad ni más frontera que la ilusión de un mundo mejor, creía yo que me tenía ganado un sitio brillante y pulcro en las páginas de los muchachos del ADSL capado. Una reseña en negrita, gorda, palpitante. Solicitada por quienes espolearon a Francisco José Alcaraz como agente político, por quienes dijeron que esto de las inmobiliarias eran cuatro pipas, o por quienes se subieron al carro para azotar a un Gobierno que tiene tanta culpa como las cuentas de Rodrigo Rato: empleo precario más despidos gratuitos igual a pleno empleo. Así cualquiera. Y que la banca gane, eso siempre.

Pero nasti. Mis ilusiones al traste. Algún inepto se ha comido la eñe en la ofimática de los telefónicos, y estoy donde no debo, sin eximentes de enajenación mental transitoria o las que pudieran aplicarse al caso. Ya lo siento. Paciencia. Lo mismo el año que viene tenéis más suerte, y me encontráis a la primera de cambio: juro que el camuflaje es involuntario.


(foto: Flickr)

20081117

2
Cortarse las venas esta noche en Campollano


Publicado el sábado 15 de noviembre


No me odan. Con “ge” no, escríbanmelo con “jota”. Es decir, con “jota-e”. Es decir otra vez, con “je”. Porque es para que nos dé la risa floja. Nada de G-20, y mucho de Je-20. O de jejeje.

Ahí están desde ayer los 22 mandatarios, que no 20, merced a invitaciones y no sé qué más apaños; cual jugadores moscardnes de dos equipos de tercera regional y dando gracias, haciéndole las gracias a los que cortan el bacalao, y simulando que tratan de batirse el cobre por meter gol en la portería contraria: tanto para la socialdemocracia, tanto para el neoliberalismo.

Que no. Carape. Que no. Que ha sido, es y va a ser un circo. Que lo que importa es la cena de anoche y que mañana al mediodía no falten las cañas. O lo que sea costumbre en los mediodías post-jolgorio de un mal domingo en Washington capital. Que ni refundación del capitalismo ni Cristo que lo fundó, valga la redundancia.

No se lo crean. No van a mover un dedo por evitar que Paco, que debe tres recibos y veinte pagos a clientes, se corte las venas esta noche en Campollano. Eso sí, cuando llegue la hora de votar sacarán pecho. Recuérdenles, entonces, si pueden, el mal partido de fútbol qe nos vendieron este fin de semana.

Con mis respetos.

20081107

2
Cuentos de otoño: la utopía roja y el capital feroz


Publicado el 7 de noviembre como pieza anexa a la entrevista a Francisco de la Rosa, con motivo de su reelección al frente Comisiones Obreras en Albacete.


"Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia y no saben leer o no tienen con qué". La cita es del escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor, entre otros títulos, de Patas arriba: la escuela del mundo al revés.

Y así, patas arriba, es como nos han dejado los últimos diez o doce años de festín, de baile obsesivo, compulsivo, cerril. Tan ocupados hemos estado en mover la cadera que nadie se preocupó de dar de comer a los músicos. Se les exigió más ritmo, más alegría y más sonoridad; al servicio de camareros del banquete se le exigió más comida y más sabrosa: el paladar económico cada vez distinguía menos entre la morralla y la calidad, pero, total... ¿qué más daba? ¿A quién le importaban unos cuantos platos rotos?

Algunos qusieron llamar la atención con la eficacia, con la innovación: no se estaba bailando mejor, sino sólo más rápido, y con la única consigna de "hasta que el cuerpo aguante". Que no aguanta, por cierto, a perpetuidad. "Callad ignorantes", les replicaban. Y añadían con sorna: "utópicos". De la Rosa se considera miembro de ese equipo de utópicos... soñadores

Ejem. En su día también fue utópico ver a un negro en la Casa Blanca, ¿se acuerdan?. De Obama a, otra vez, Galeano: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar".

20081104

4
Ni expañol, ni ezpañol, ni antiespañol


Publicado el 9 de septiembre de 2008


Dengues de señorita clorótica. Puerto de arrebatacapas. Frotarse los élitros. Qué, ¿pone o no pone? Sí. Confieso que he leído con destornillador, sin vodka y sin naranja. Y me ha dado, cosas de estar ya de vuelta de la izquierda y jodido con la derecha, por echarme a cuestas a don Fernando.

Ay, Fernando, Fernandito, ¡pájaro, que estás hecho un pájaro! Sánchez Dragó, cuánta razón tienes. Si habla mal de España, es español, es el título de tu libro. Dado sea por válido siempre y cuando te apliques a ti, el primero, semejante acusación. Por mucho in dubio pro reo que le quieras echar, y de paso me largo unos latinajos de los que te gustan: descenso ad inferos, pro doma sua, nomen est omen.

Y el caso es que sí, te lo aplicas.

... Porque bien sabes que en esta nación de pendejos meritófobos (aristofobia, dices tú), escribir navajazos intelectuales como los que perpetras en nombre de la inteligencia supone que, automática e indefectiblemente, te pongan en la picota.

Chafarrinones. Bicho semoviente. Refitolero restaurantón. Habrá quien diga, don Fernando, que escribes de forma diccionarial, esto es, buscando bichos raros en el manual del sr. Seco (otro don), y buscándoles sentido a posteriori. Pues quizá. Pero da gusto zambullirse en tu "diccionarismo": el cerebro aprende y cultiva; afición ésta que el deporte nacional por antonomasia, la envidia, el arresto y paseíllo a los intelectos críticos, suele echar por tierra.

Confesémoslo. Los españoles somos rastreros. Garrapatas del orden. Despreciativos con el derecho, pero inamovibles en las exigencias. Bichejos de la convivencia, pero artífices de la hipocresía social. Zumbones. Mareantes y maleantes. Españoles, sí, ergo guerracivilistas, fratricidas y egoistones, quieroynopuedos perpetuos. Todo eso lo sabes ver, Fernandito, pájaro, y como estás más camino de la tumba que de la gloria, te puedes permitir pensarlo. Y escribirlo.

Fíjate si seremos raros los españolitos, que entre todos hemos conseguido que tu libro vaya ya por la quinta edición (la mía), o quizá la sexta. Que no está mal, ¿verdad? Si es que encima nos gusta que nos den caña, que nos muestren las vergüenzas, y que los cuatro sin hiel y sin escrúpulos que en toda encomienda pululan te cuelguen en el palo mayor, en porreta y en plaza pública, para que el 99 por ciento restante, cobardes sin reparo ni reparación posible, aplaudamos con las orejas, con el chichi o con los huevos de avestruz que gastamos por cojonera. Moscas, que somos como moscas.

Derecha clorótica. Jóvenes ignaros. Curas del aretino, mujeres de Bocaccio. ¿Lo ves? ¿Lo estás viendo? Ni siquiera tú puedes evitarlo. Caer en el insulto, en el dedo inquisitorial, en el juego floral del emputecimiento patrio. Ni expañol, ni antiespañol, ni ezpañol: tú eres español de pura cepa, de raigambre castiza, de asilvestramiento verbal, incondicional ejemplo de ética inverosímil y atenuada. Por mucho que te reviente que te lo recuerden. Has de cargar con ello. Sólo que tienes una categoría de escándalo. Y mi menda, imitatis imitandi, trata de emularte. Más tengo yo que perder. Tanto a mi favor.

Por lo demás, me asquea tanto mi país como a ti, esquéletico como está de memoria y de conciencia, poblado y repoblado por nobles obreros, obreros fachas, fachas carcamales y carcamales hideputa que se han pasado media vida maltratando a sus hijos y su mujer. Lleno de mujeres que imitan a los hombres invocando el feminismo, lleno de ismos con los que propios y extraños se entrecruzan venganzas del pasado, lleno de un pasado inconcluso y vergonzante, lleno de un futuro de arrebolada desesperación por ser más pícaro, más ignorante y más quebrantahuesos que lo que ya, por desgracia, hoy día nos gastamos.

Niñas zanguangas. Visaje filosófico. Dioses lares, manes y petates. Así es tu apasionado, encabalgado y dentelleante perfil de tu país, al que, justo por ello perteneces de forma radical; no por derecho de suelo, ni de sangre, ni de gentes, sino por la agresividad conceptual, ingrata, rencorosa y explícita, con la que buscas, otra vez, otro Gólgota, una crucifixión de tus compatriotas. Una vez se sobrevive a la primera, el resto son solazares de perfil nietzschano. Es más, estoy pensando en enviarte estas líneas; sólo, huelga insistir en ello, para que me pongas a caldo. Si no, es trampa. Y así no juego.

He vuelto de vacaciones. Y con la sana intención, aunque adivino que arriesgada, de no pedir perdón a nadie. Aunque sólo sea porque yo voy primero, y estoy extenuado de ceder el turno a quien no se lo merece.