Estoy por terminar de creerme el asunto éste de la perspectiva de género, que esta semana ha desarrollado con tan buen acierto el Foro de la Participación albaceteño, en lo tocante a su aplicación al planeamiento urbanístico.
Tomemos nota de una realidad que tenemos a mano, la firma de mujer que tiñe de una forma diferente de hacer política el Ayuntamiento de Albacete: Bayod, Oliver, Gualda (B.O.G.). Eso sí que es madera, y no la de Boj, la de Cela.
No son líderes al uso. No hace falta decir nombres, que ya ustedes son mayorcitos, para saber quién es quién y cómo se las gasta. Una aporta la dimensión del alma, lo inmaterial y lo que va más allá de la realidad contante y sonante. Otra es la chispa, vivaracha, deslenguada, ácida, vivaz. Y la tercera es la mordacidad aguda, la mirada despierta, la crítica insaciable, la mosca cojonera.
Vayan y comparen con el sector masculino de la cosa política, da igual el color: agresividad, desplantes, chulería, arrogancia y praxis exasperante campan a sus anchas.
Estas tres damas de la política, aunque no sólo ellas, están a punto de conseguirlo, de que me crea a pies juntillas y sin aspavientos la llamada perspectiva de género. Seguiré pensando que el nombre es inadecuado, como el de “violencia de género”. Antes bien, la considero un “género de violencia”, aquel propiciado en el ámbito doméstico a propósito de la repugnante cultura del sometimiento de las mujeres a los dictados del rey de la jungla humana, el macho hombrío, obturador del poder y procaz extensión de la ambición desmedida.
Pero serán matices. Sí. Hacen falta más perspectivas valientes y con firma de mujer en el mundo. Aunque sólo sea para compensar una herencia bochornosa: el rol de género dispuesto, impuesto y compuesto por y para los hombres.
Vayan y comparen, me permito insistir, con el sector masculino del empeño político: altanería, dictablandas, afán infinito de control sobre la vida ajena. Afortunadamente, hay excepciones. A esos otros hombres también los considero de esa madera especial: la de B.O.G. Ojo, no de Vogue.
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