En tres retazos

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20080607

Irak de medio pelo

O sea, que mintieron. Por mucho que lo quieran disfrazar de verdad a medias, o de exageraciones, o de milonga necesaria para la seguridad, mintieron. Cuatro años después, el Comité de Inteligencia del Senado de EEUU ha determinado que las autoridades de su país potenciaron la invasión de Irak, y para ello “presentaron una imagen a los estadounidenses sabiendo que es equivocada”.



Alguien tenía que dar de comer a Hallyburton y a todos los monstruos de los mejores amigos de sus amigos, y nada mejor que montarse un escarceo repleto de ardor guerrero en donde Cristo perdió el mechero. Es decir, por Bagdad.

A fin de cuentas, todo eran ventajas: una opinión pública anestesiada por el 11-S; un Sadam al que ya se le había tomado el pulso doce años antes; una comunidad internacional que, allende el excomunismo, y aquende el clientelismo, le iba a lamer la punta del zapato; y una superioridad bélica que potencia alguna ha conocido jamás. Guerra teledirigida y con prensa embedded, para asegurar que nadie da una versión discordante. Aunque se llame José Couso.

Lo curioso es que la demostración de la evidencia de ese atentado contra la legalidad internacional, no hace sino anotar un tanto a favor del mismo país que promocionó la masacre iraquí. Capaz de una guerra ilegal, pero también de poner sobre el tapete la manipulación sistemática para que la sociedad estadounidense se pusiera de parte del terror. Y, junto a ella, los gobiernos títeres de una coalición internacional sin parangón: España, Inglaterra, las repúblicas ex soviéticas y unos cuantos gobiernos sin peso en el orden político mundial. Pero supercolegas de los herederos de los invasores de Hanoi, Managua, Ciudad de Panamá, Kabul, Playa Girón, etc.

Que me vengan ahora los minisTrillos de turno, de turno de oficio, a recordarme los “beneficios” que iba a reportar aquella contienda. La dimensión internacional de España, el fortalecimiento de la democracia en los países árabes, la seguridad internacional y la guerra contra el terrorismo. Me horrorizaba entonces, y ahora me asquea, mucho más allá de la náusea. ¿No hay juicio para estos analfabetos de los valores humanos? ¿No hay juicio para estos sátrapas disfrazados de corderos humanitarios? ¿Para estos simpatizantes del horror gratuito? ¿Para estos esbirros que se persignan por la vida y la familia, y se pasan por el forro los derechos humanos de los parias? Para esta gentuza, ¿no hay juicio? ¿No cometieron perjurio y patrocinio del delito?

(Quiere la casualidad que anteayer deshice una caja con ropa medio olvidada. En mitad de las prendas amontonadas, di con una vieja camiseta elaborada por Médicos del Mundo, con el lema que un 15 de febrero de 2003 recorrió millones de gargantas: “No a la guerra”. Los de siempre, los esquiroles del derecho, nos tildaron entonces de bambis. Repetidlo ahora, si podéis. Sinvergüenzas.)


Publicado en Página 3. Sábado 7 de junio

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