En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
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20091027

Velas a Sta. Porca Influenza

Confidencialba. La columna del editor.



He pasado (sí, y he sobrevivido, oh, hazaña), la temible gripe A. Que se dice no para autobombo personal ni para disculpar, o no sólo para disculpar, la semana de casi “apagón” vivida desde el pasado lunes 19 en Confidencialba. Sino también porque no habrá mejor oportunidad que ésta, y quizá sí mejor atalaya, pero desde luego no más honesta que la presente plataforma informativa, para tratar de colar entre el tiroteo diario de mensajes, contertulios, destripaterrones del corazón y oportunistas del micro, una personal, jocosa y postconvaleciente columna acerca de esta enfermedad.



Digo que he pasado (y sobrevivido) la gripe A sin demasiada convicción. Y me explico. Puede haber sido también la gripe estacionaria. O la del pollo empanado. O la del tranvía de las tres y cuarto. Porque miren ustedes por dónde, los facultativos y sus socias, las enfermeras, están hartos de ver síntomas de todos los colores, con todos los termómetros (mentira, que ya ni los hospitales tienen de los de mercurio de toda la vida), con dolores, sin dolores, con achises, sin achises, en mocosos y de moscosos, y con virus doble master en paracetamol por la Sorbona (cuna de la “resistencia” estudiantil), o sarandungueros como el que más y dispuestos a venderse por un mal plato de arroz con bacalao.

El mismo que les escribe pasó la exploración básica establecida por protocolo para la gripe A, antes llamada porcina en apelativo recurrido, y con razón, por los voceros de los gorrinos, los propietarios de las piaras, que no está el horno para bollos económicos. Pues eso. La exploración. Y nada. Niet. Nothing. Rien. Nasti de plasti. Pero es que la exploración da para lo que da: dolor de articulaciones, dificultad para respirar, dolor de cabeza... En fin. Questo è: ¿alguien sabe explicar la diferencia con la gripe común? Salvo analítica específica de sangre, si se dice gripe A es porque de momento no toca hablar de la de toda la vida, la estacionaria, la de la semana en casa ciscándose en la mala sombra de la mutación anual de turno y en la mala calavera que le deja a uno mientras le acosan los sudores y el agotamiento. Efectos secundarios (o terciarios) que, por cierto, produce también la gripe A.

Así que, ante el único síntoma de fiebres rondando los 38,5 con picos de 40 y bajadas a base de cócteles molotov de paracetamol, ibuprofeno y nolotil, con las pruebas de la gripe A en negativo y ya que el protocolo de actuación impide hablar por ahora, en octubre, de gripe estacionaria, el diagnóstico inicial fue, y la cita es textual: “virus jodón que te está dando por saco hasta que te lo quites de encima”. Que ya les gustaría a muchos periodistas, descartados los bocachanclas de la pornografía rosa, ser tan lenguaraces en un par de oraciones.

Es decir, infección vírica. Y contra los virus no hay nada que hacer. Sólo aplacar los síntomas y encender una vela a la patrona de los anticuerpos. Si alguien del equipo de don Ciriaco Benavente está a la escucha, tome nota de esta idea, regalo de la casa, y posible negocio de cepillo y donativo para el invierno que se nos viene encima. “Por dos euros, cinco velas a santa Porca Influenza, patrona de los virus”. Que la gente necesita creer en algo y la sarta de políticos que nos desgobierna ya no vale, está caduca. Y corrupta.

Pero entre bambalinas, la cosa es que los señores y señoras del fonendo no saben muy bien con qué se las están viendo. Hay mucho virus sin clasificar, o es el mismo que se presenta de las mil y una maneras posibles. Un genio de ser social, este virus. Muy propio del siglo XXI. Triunfaría en Facebook. Y en Tuenti. Y no hay dinero, oiga, ni vale la pena el esfuerzo, de aplicar a todo el mundo la analítica exhaustiva y específica. Así que ante la duda la más macanuda: gripe A, tómese estas pastillas señora, señor, descanse y no salga de casa. Pero ni el más remirao opta ya por el aislamiento, la mascarilla y el cataclismo universal. Salvo complicaciones, esto es ajo y agua. Como los del curso del 63. Ajo y agua.

Así me lo dijeron horas después: aunque no lo sea oficialmente, oficiosamente es una gripe A. ¿Qué va a ser si no? Y el abajo firmante se lo cree, porque así además tiene, por la patilla, percha para la columna de reenganche a la vida de juntaletras. Y porque puestos a elegir entre gripe A, gripe común y, repito entrecomillado, “virus jodón”, tiene más tirón presumir de sobrevivir a la primera.

Ya cuerdo y sin drogas machacando el hígado, sólo me cabe plantearme si existe el tal club Bildelberg. Y, en caso afirmativo, si una de sus misiones no habrá sido volvernos a todos tarambanas y suspicaces a una epidemia. La gripe A tiene, como tuvo la gripe aviar, más de experimento sociológico global y supuesto beneficio económico ilegítimo de farmacéuticas, que de riesgo sanitario mundial. Eso, y encender otra vela por los frikis de la Medicina que siguen investigando las infecciosas, la hermana pobre de los laboratorios, y la que sin embargo puede revelarse el día de mañana como salvadora para un virus cabrón que además de expansivo como este, sea letal. Uno de ellos, qué se le va a hacer, es hermano mío. Eso sí que es para sentir orgullo. Pero esa crónica ya pertenece al ámbito privado.

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