En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

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20080406

Malos tiempos para la economía...

Sus amigos le ponen a caer de un guindo. Con la risita floja típica de quien piensa “qué capullo. vaya unas historias que se cuenta”, pero con los inconfundibles ojillos saltones de quien se pone en guardia. Lo mismo es cierto, rumian; lo mismo... lo mismo hasta es verdad.



Fue el pasado fin de semana, allí en los orígenes de donde procedemos los cuneros más odiados de toda España, tanto la profunda como la ilustrada. Eso es, en la Villa y Corte. O más bien, en uno de sus muchos pueblos de la hipermegapija Sierra madrileña. Alpedrete, que mira tú por donde, empieza y termina igual que esta ciudad. Pero nadie canta Alpedrete, rima y vete.
Dos amigos y con sus encantadoras parejas. Amigos de toda la vida, de esos que cada vez es más difícil encontrar (lógico, cada vez nos queda menos vida). Y así, entre carantoña y ambiente libre de humo (“el niño, el niño”), echaron la tarde.

Los dos se ocupan en negocios vinculados a la construcción, que como todos ustedes saben está más bien con el tembleque por toda bandera. Ya saben que media España, y la otra mitad, no saben qué hacer para repeler sus nefastas consecuencias de la burbuja.

Y entonces se lo dijo. Según, vieja sabiduría, “malos tiempos para la economía, buenos tiempos para los periodistas”. A saber por qué, pero dice que es un clásico, que funciona siempre. Disculpen la simplicidad, pero aunque sólo sea por la conocida Ley de Atracción, a base de pensar que te puede ir mejor, lo mismo te va mejor.

No lo tiene tan claro el presidente de la Asociación de Periodistas de Albacete. Armando Jiménez considera que se ha perdido para siempre la oportunidad de dignificar este noble pero sacrificado trabajo. Me pregunto cuándo se ha perdido: hace una semana, hace un año, hace un siglo... Lo confieso, hablo sólo con la información de la nota de prensa. Me faltan datos.
Me viene a la memoria la canción de Silvio, Playa Girón, aquella de “compañeros poetas...”. Y casi sin salir de la tonadilla, prosigo con lo de “me urge saber qué tipo de adjetivos se deben usar para hablar” de esta profesión, “sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia o evidente panfleto”.

Por ejemplo, todo periodista que crea en su labor sigue sin aceptar que le tosan sobre cómo se debe contar una historia. Y así ha de ser: debe resistirse. Porque incluso en tiempos de Internet, bautizados como Era del Periodismo 3.0, el profesional digno sigue siendo portador de un mensaje exclusivo: ingenioso, pragmático, ágil, sabio, inspirado, sensible, creativo y, claro, comunicativo, según ha establecido en fechas recientes el comunicólogo peruano Guillermo Cullel.

Eso, o convocar una mesa sobre cómo mantener la ética ante las presiones de los grupos de interés, son formas de dignificar un trabajo. Es necesario, pero... ¿será posible?

Publicado el 5 de abril de 2008. Página 3

2 comentarios:

  1. No comparto, no suscribo, no comulgo, Alfonsito, frase tan lapidaria. Primero porque no le veo relación causa efecto. Segundo porque a determinadas situaciones siempre surgen nuevas oportunidades.Saludos
    Alfonso Ponce

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  2. Yo tampoco sé si tiene demasiado recorrido, tocayo y colega. Y digo bien "colega", pues considero que tienes más madera de periodista que muchos que presumen de ello. Incluido, quizá, el que suscibe. Por cierto, que tu último artículo fue fascinante.

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