En tres retazos

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Adios, Madrid

20081217

El episodio de "Cayo o Tongo"

No es culpa mía. Yo intento alejarme pero debo ser para Izquierda Unida lo que la utopía para Eduardo Galeano: “Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar”.



Digo esto porque algunas analogías son casi de coña. En 1998 me fui a trabajar a Asturias, y allí pude conocer, ya lo he contado en esta misma columna, al asturiano Gaspar Llamazares. Dos años después, fue votado coordinador general de la coalición. En 2006 me vine a tierras manchegas a desempolvar el sarcasmo y formatear el periodismo –¿o era al revés?–. Aquí conocí a Cayo Lara. Y, mira por dónde, también dos años después de aterrizar en el llano, al ciudadrealeño lo eligen para la misma cosa.

Metidos en harina, sería una grave irresponsabilidad por mi parte no gastar una parte de mi tiempo –y ahora del suyo de leer– en don Cayo, del que dicen que tiene mucho de nuevo y poco de flamante, pues atiende antes a la humildad y al trabajo que a los focos gratuitos y el show business.

La prensa nacional no ha dudado en hablar de él como de un “perfecto desconocido”, binomio armario que sirve para hablar de todos aquellos dirigentes que no han brillado, y por este orden, en Madrid, Barcelona o Vitoria; con el permiso de los sociatas andaluces y de los populares valencianos, tan resalaos por la espalda los primeros, y tan rencorosos de frente los segundos. Lo que sucede allende Guadarrama y los montes de Toledo no existe, ya se llame promesa de la industria aeronáutica, líder en energías verdes o máster en biología molecular. Es decir, aunque Albacete se vista de seda, Albacete se queda.

Este “perfecto desconocido”, que para quienes hemos tenido la suerte de tratar con él, es un dechado de moderación y sentido común, no ha sido antes coordinador general de IU porque él mismo no lo ha querido. Al menos, así se explica en el blog A sueldo de Moscú, referencia en buena parte del internet más teñido de rojo.

“Dado que no consiguió el apoyo de otras sensibilidades –expone–, a pesar de la presión psicológica que hicieron 15 consejeros que intervinieron reclamando al resto la obligación moral de apoyar a Cayo, con trescientos delegados gritando arriba "¡Cayo, Cayo!", y comentando entre ellos, y con quien se encontraban, que "Cayo o tongo", este decidió no presentar su candidatura y por eso no fue elegido coordinador”.

El episodio de “Cayo o tongo” también lo recopila en su blog personal el coordinador provincial de la formación, Luis Ángel Aguilar, bajo el título Porque (sic) no voté a Cayo Lara. Que, entre otras cosas, no lo votó porque iba en otra lista. Y no se le pueden pedir peras al olmo. ¿O alguien imagina a Gallardón votando a Esperanza Aguirre? Pues eso.

Así se explica la anomalía de que, hasta la fecha y desde la IX Asamblea, la coalición no contara con un coordinador general. Ahora bien, más importante que la figura es que exista una línea de acción política definida, y aquí es donde tiene que jugársela el de Argamasilla de Alba. No vale ya el “todos caben”, aunque Aguilar se empeñe en ello, seguro que con toda la buena intención del mundo.

“Aquí cabemos –asegura en su bitácora digital– todos los colores, rojos verdes y violetas, y todas las sensibilidades de izquierda, desde los necesarios comunistas, hasta los cristianos de base, desde pacifistas a antimilitaristas, feministas y alterglobalizadores, defensores/as de los Derechos Humanos y libertarios, ecologistas y republicanos, sindicalistas y obreros, gente de izquierda, socialistas que ya no quieren taparse la nariz, y toda esa buena gente que sabe que el bipartidismo es malo por naturaleza”.

Lo cual no está nada, pero que nada mal... si encontrase en las urnas el reflejo de ese abanico al completo, que por lo general opta por quedarse en casa o votar más sobre seguro –¿alguien oyó PSOE?–, cuando llega el momento de citarse con las urnas.

¿Cuál va a ser el proyecto de Lara? ¿Priorizar la reforma de la Ley Electoral, o la vuelta de IU a la etapa dorada en la que soñó con 35 diputados, en 1996? ¿Agitarse de forma espasmódica con el bipartidismo, o tomar las riendas, enseñar las fauces y mostrar una senda como está haciendo, nos guste o no, Rosa Díez? ¿Sumar voluntades o restar fuerza?

Es necesaria una izquierda a la izquierda del sistema, ahora que el capitalismo neoliberal nos ha demostrado que es un pánfilo incapaz de vivir de su propio éxito. Es tu oportunidad, Cayo. Utilízala.

3 comentarios:

  1. Sinceramente, le deseo toda la suerte del mundo al señor Lara, al que no tengo el gusto de conocer, pero conociendo la historia reciente de Izquierda Unida, veo complicado que su "utopía" se convierta en realidad. Creo que ya va unos pasos por detrás de ese sueño que persigue la coalición: el de ser alternativa. Aunque sí te doy la razón en que hace falta algo a la izquierda de la izquierda. De lo que no estoy seguro es que IU sea esa opción.
    Post scriptum: cada día veo más ladina, ególatra y derechista a la señora Díez, en la que en algún momento deposité mi confianza...

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  2. Me alegro de que la luz se manifieste en forma de conocimiento en todas tus observaciones, tanto respecto a la improbabilidad de la utopía de Cayo, como del sinsentido alternativo de IU, como de la lengua bífida (¿o cerebro laxo?) de la sra. Díez. La introduzco a modo de ejemplo de marketing, no de acción política.

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  3. HOY ES UN MAL DÍA PARA HABLAR DE LA LUCHA OBRERA.

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