En tres retazos

Al mismo que me condena Articulos de Alfonso Piñeiro, publicados en cualquier soporte,
con memoria o sin fortuna, que llegaron o que no quisieron quedarse...
y algún experimento de periodista que busca su espacio en la red

Facebook / Twitter

Confidencialba Mi actual proyecto profesional, del que soy editor.
Sus principios son independencia, crítica, certeza e información.

También en Twitter y en el desaparecido Soitu.es

ContraTitulares Primera experiencia blogger.
Única referencia durante mucho tiempo con ese término en Google.
La aventura terminó cuando dejé Madrid por Albacete... pero cualquier día regresará

Adios, Madrid

20090314

Cosas del destajo


Ayer noche saldé la velada con una más que interesante conversación con Naif Azabache y pareja en el Nido del Arte, junto al dueño del ídem, acerca de las posibilidades de una revolución social. Aquello del "cuanto peor, mejor", lo de las barricadas a la calle y lo de la falsa cita profética atribuida a Carlos Marx. El caso es que, revisando revisandi, lo tenía escrito allá por mayo del año pasado: "El único consuelo es el refranero: a todos los cerdos les llega su Sanmartín. La jodienda es que aquí hay más piaras que parias". Si alguien quiere más pruebas, dos para temblar: Otra empresa estandarte de la región que echa el cierre y deja a cientos en la calle y Castilla-La Mancha, la Comunidad donde más ha aumentado la morosidad de toda España


País, digo. País. Tantas de la noche en una de las tantas barriadas albaceteñas. Tantas, pero tantas de cagarse, de las tres o las cuatro de la madrugá. O las cinco, me es igual. Obras en el entorno de un centro comercial, y la puñetera máquina dando marcha atrás, y dando por saco: wiiii, wiiii, wiiii. No hay tráfico, pero no falla: el tractor de marras tiene pitido de alerta y, fiel a su cometido, suena. Y punto. País. Punto uno.

Punto dos. Llevan así horas. Viva el destajo, viva la nocturnidad. Para hacer bien el amor hay que venir al Sur, pero para joderte bien la noche –que no en la noche, cosas de la estrechez–, hay que pasarse por el Sureste. La cementera se encasquilla, la grúa suelta su cargamento, y el perro del vecino del tercero, el mejor amigo del hombre y a veces el más imbécil, que intenta salir del estupor con ladridos. Vaya cuerdas vocales caninas, el colmo de la improcedencia. Rediós. Ojo, llega el punto tres.

Porque... ¿puede ir la cosa a peor? Sí...

...Las cosas del destajo, que en ocasiones llevan a la cultura del atajo. Del atajo de brutos. Lo que a las once de la mañana, bocata choped en la mano, es un “ahí va, morenaca, que te vi a meter más carne que el desayuno’un león, que te vi a chupar los pelos del chochete como si fueran patas de gamba”.

Y, claro, es inevitable. Alguno de los tíos elegantes que tan castizos y remilgados piropos sueltan, ha decidido alegrar su jornal con Marta Sánchez en el loro del bazar chino, y encima a todo trapo. Joder, qué tropa.

Suma y sigue. Vete a avisar a la guardia cerril de que no pegas ojo. Si ya te han respondido una almortá de veces que si están ahí será porque tienen faena. Pos fale, ¿pero están de legales? Oiga, señora, qué preguntas me hace. Cuídate. País, insisto, país.

Cosas del destajo. A cualquier edad, en cualquier lugar. Un hombre de 35 años acaba de ganar un concurso al contrato más precario. Si no puedes cambiar el mundo, descojónate de él, debió pensar la agrupación de Izquierda Unida de Palencia. Total, para hablar de marxismo sin que se rilen en nuestro vencido y desarmado careto, hoy están más cotizados los Groucho brothers que el tito Carlos. Que a saber qué quería Engels, siempre a su lado. No te fíes ni de tu sombra, colega.

Viva el destajo, viva la nocturnidad. El “afortunado” palentino firmó un contrato de, ¡tachán!, hora y media. Y todavía le pusieron como condición que era para trabajar a lo largo de una semana. El único consuelo es el refranero: a todos los cerdos les llega su Sanmartín. La jodienda es que aquí hay más piaras que parias, y en así estando las cosas, mover el culo por los derechos laborales es como blandir una navaja, por mu albaceteña que sea, ante un Tyranosaurus Rex.

Así que voy a ver si, ya si eso, me descargo el último de Marta Sánchez. Pa estar a la altura. Y si alguien me pregunta, le digo que sí, que “soy yo”. País. Punto final.

0 alegatos:

Publicar un comentario